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Red Internacional
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FEMINISMOS. Por un feminismo en donde, ¿nadie sobra?

El sábado pasado, se realizó el seminario “Más mujeres en política” organizado por Evópoli, que contó con la asistencia de figuras de la centro derecha como la intendenta Karla Rubilar, la diputada Marcela Sabat, y la alcaldesa de Providencia, Evelyn Mathhei, quien planteó que "en este movimiento pro derechos de las mujeres nadie sobra”.

Lunes 25 de junio de 2018

El sábado pasado, se realizó el seminario “Más mujeres en política” organizado por Evópoli, que contó con la asistencia de figuras de la centro derecha como la intendenta Karla Rubilar, la diputada Marcela Sabat, y la alcaldesa de Providencia, Evelyn Mathhei, entre otras.

Fue esta última, quien planteó abiertamente que “Es cierto que las tomas y los extremos a veces provocan rechazo y eso puede significar que en las encuestas se pierda efectivamente adhesión. Sin embargo, están obligando a muchos colegios y universidades a sentarse a conversar. Quiero ser súper clara: este movimiento pro derechos de las mujeres nadie sobra”.

Matthei es enfática, pues sus dichos son expresión de que el movimiento de mujeres, es sinónimo de “la lucha por más derechos”, y es que en primera instancia, pareciera ser una afirmación real, porque las feministas efectivamente queremos arrancar hasta el más mínimo de los derechos democráticos que nos han sido arrebatados o negados.
Pero, ¿es suficiente con eso? ¿Queremos derechos democráticos en los márgenes de la sociedad actual? O para ser más clara aún: ¿queremos derechos democráticos en los márgenes del capitalismo?.

El tema central es más profundo que las afirmaciones ligeras de Matthei, y es que tanto los derechos de las mujeres como de la población LGBTQ, no pueden en última instancia estar garantizados en los márgenes de un sistema que nos niega pisos mínimos de subsistencia, a través del trabajo precario, sueldos de miseria,jornadas laborales extensas y extenuantes que solo coinciden y se adaptan a un modelo de sociedad que dista mucho de las lógicas que el feminismo busca promover.

Y es justamente este el tipo de sociedad, el que promueve la derecha pinochetista de Matthei y la centro derecha de evopoli al no no cuestionar el modelo, puesto que les es servil a la hora de mantener el estatu quo.

El movimiento de mujeres, efectivamente es un movimiento heterogéneo en cuanto a su composición, pero en última instancia, solo podrá desarrollarse de forma consecuente, en una sociedad en que la subsistencia humana no sea un privilegio, una sociedad en donde la salud y la educación no sean objeto de negocio de unos pocos, si no que la garantía universal para promover el desarrollo de miles de mujeres, hombres y niñ@s, que hoy se ven arrojadas a la miseria y explotación.

Y es que pareciera ser, que bajo la óptica de Matthei, al momento de hablar de feminismo “Nadie sobra”. Pero a la hora de cuestionar la base político económica, estructural, que mantiene las desigualdades a nivel nacional e internacional, a la hora de proteger los intereses de la burguesía empresarial y sobre todo, al momento de repartir las ganancias que obtienen producto de la explotación laboral y el saqueo de nuestros recursos, somos muchas las que sobramos, y sin duda, el silencio la hace cómplice.

Y es de esperar, ya que es su coalición política la que se ha negado históricamente a otorgar derechos a las mujeres y diversidad sexual, dada su estrecha relación con la iglesia y sus valores, que hasta el día de hoy influencian y permean la toma de desiciones de este Estado, que falsamente sentencia en la constitución su carácter de laico.

Es el sector de Matthei, el que se opuso arduamente a la demanda por anticoncepción de emergencia, matrimonio igualitario, adopción homoparental, fueron ellos y la iglesia quienes criminalizan y patologizan al mundo LGBTQ, y fueron los principales opositores a la demanda por aborto libre, legal seguro y gratuito en Chile (demanda que fue cooptada y reducida a tres causales por la concertación). Todas estas demandas, son demandas del movimiento de mujeres, que no caben en el ideario valorico de la iglesia ni de la derecha de Matthei.

Parece ser, que la necesidad de encontrar una respuesta a la eterna pregunta: “Qué es realmente el feminismo” nunca deja de estar vigente. O al menos, no para quienes se niegan una y otra vez a hacer cuestionamientos más profundos, y así forzar un espacio, cueste lo que cueste, dentro del movimiento de mujeres. Sin asumir de una vez por todas, que la lucha por meros derechos políticos y civiles no basta, mientras reine un sistema económico y social que tiene como base la desigualdad material de la humanidad.

Bajo ese prisma, no somos todas las mujeres iguales, ni vivimos las mismas opresiones, puesto que en última instancia, el género nos une, pero la clase nos divide.


Valentina Torres

Estudiante de Derecho Universidad Diego Portales.