Según el exconsejero presidente del IFE conocido por avalar el fraude electoral del 2006, hay elementos que señalan que se rebasaron los gastos de campaña del PRI y del PAN por lo que la elección en este estado podría ser anulada.
La Izquierda Diario México @LaIzqDiarioMX
Miércoles 12 de julio de 2017
Luis Carlos Ugalde, conocido por ser un personaje que avalo el fraude electoral en las elecciones federales del 2006, recientemente señaló que hay posibilidades de anular la elección en Coahuila debido a que los candidatos del PRI, Miguel Riquelme, y del PAN, Guillermo Anaya, han sido acusados de rebasar los topes de gastos de campaña.
Los candidato del PRI y del PAN respectivamente habrían rebasado los gastos de campaña -lo que suele ocurrir en este régimen político- y esto sería motivo suficiente (de comprobarse) para anular la elección a gobernador.
En este caso se tendría que nombrar un gobernador interino y llamar a elecciones en un periodo no mayor a 90 días, deben presentarse otros candidatos del PRI y del PAN. Estas elecciones tendrían que realizarse en 2018 por lo que empalmarían con las elecciones federales.
Un problema para el PAN, ya que en los casos en que se repitieron comicios, nunca ganó en una segunda oportunidad. Y perdería así la posibilidad de hacerse con el estado de los Moreira, que llevaron al PRI a una de las más profundas crisis del PRI en los estados.
Ugalde sin embargo señaló que aún no hay nada concreto y si bien hay múltiples indicios de que los gastos de campaña habrían rebasado lo permitido, esto tendría que ser avalado por el Consejo General del INE.
Según la legislación los gastos excesivos -a partir de la obtención de recursos de particulares como pueden ser empresarios o desvió de presupuesto público- es una causa de nulidad de elección. No obstante, es claro que en una democracia tan degradada como la mexicana esta posibilidad no se realiza en los hechos, a menos que hubiera una intencionalidad política que la empuja.
Una muestra más de como los políticos de los partidos empresariales gastan millones en sus campañas mientras reducen el presupuesto a servicios básicos como salud o educación.