Osvaldo José Gregorio Giribaldi era militante del PRT y estudiaba en la Universidad Nacional de Tucumán. Fue secuestrado el 28 de mayo de 1976.
Miércoles 15 de junio de 2016
Los restos de Osvaldo José Gregorio Giribaldi fueron identificados en el Pozo de Vargas, una fosa clandestina en las afueras de la capital tucumana. Giribaldi ingresó en la carrera de Agronomía en la Universidad Nacional de Tucumán en 1967, llegando hasta el quinto año. A los 27 años, como empleado en el ingenio Ledesma (Jujuy), fue secuestrado de su lugar de trabajo el 28 de mayo de 1976 en El Talar. Era militante del PRT.
Al momento de su secuestro, también fue allanada la vivienda donde vivía con sus dos hijas y su esposa embarazada de la tercera nena. Las fuerzas de tareas se trasladaban en vehículos de la empresa de Carlos Blaquier.
En octubre de 1976, fue trasladado al centro clandestino de detención Arsenales Miguel de Azcuénaga en Tucumán.
En 2006 se presentó la querella acusado Luciano Benjamín Menéndez (comandante del III Cuerpo del Ejército), Antonio D. Bussi (jefe de la subzona 32, que comprendía a Tucumán, Salta y Jujuy), Néstor Bulacio (al frente del Regimiento de Infantería Monte 20), Ernesto Haig (jefe del Centro de Operaciones Policiales de Jujuy) y José Américo Lezcano (ex comisario y parte de grupo de tareas de El Talar, San Pedro y Ledesma).
Reproducimos el poema de Rosana Giribaldi (hija menor de Osvaldo, de la que solo supo su existencia en su paso por Arsenales) para su abuela materna. Leído 1º de Junio de 2007 en un acto realizado en la Facultad de Agronomía y Zootecnia de la UNT.
Mujer
Mientras una paloma abraza tu cien
Rezas
Marchas
tus ojos, no ven otra cosas que la búsqueda,
el sueño de amamantar sus huesos con una lápida.
Amor
y el amor
amor que nos sobra,
en vertientes te derramas.
Son dos tus cielos perdidos
y a mis ojos trasciende tu esperanza vana.
Amor
y el amor
amor que nos falta
el cáliz
el cirio y la alfombra
en tus pies se hacen migajas,
pero el tamaño de tu sombra será más grande
que las cúpulas y el silencio que por debajo descansa.
Pienso en los niños quietos que en las noches te esperaban
y entiendo
más inocencia se consume en la espera
que aquella escondida en la voz de sus causas.
Cómo apretar tus párpados con los míos
para saber de su olor y su enseñanza.
Cómo acariciar las fotos en blanco y negro
sin buscarme en algo de su forma antigua y petrificada.
Bebiendo
voy bebiendo
de néctar y rocío
de verso a vino,
bebiendo
voy bebiendo
la vida en la misa
la pausa y la extrañeza
la otredad,
Y sin embargo su presencia en mí, en esta prisa
se encuentra y desencuentra
se toca y resbala.
Mientras ellos aparecen
Nuevas palomas blancas al cielo se levantan,
Que no seas tú y que descanses
que aguantes, y lleguen a tus brazos tus niños dormidos
que te quedes aquí
y que te marches.
Cómo jurar, como prometerte
que haré tu llanto mío.
Para que alcances el asilo en sus mundos pequeños
en sus rodillas rojas
y sus palmas perforadas.
Cómo pedir que te quedes
Cómo rezar por que te vayas.
Si eres el nido abuela mía,
si eres la cuna de aquellas alas
que nos precipitaron a la búsqueda interminable
para la justicia un Vacío
y para la utopía una Garganta.
Meciéndote en mis brazos nuevos
bailaría sobre las babas del tremendo monstruo si lo venciéramos
hallándote en mis palabras
recogidos sobre el mundo
en la bandera de un sueño
donde el hombre y la mujer en un nuevo canto
desnudos y al cielo se lanzan,
y decir en la Belleza de la vida
está la vida
con sus misteriosas formas de alabanza,
en Sacrificio humano y Brutal por la belleza
de mártires ciegos por vislumbrar la esperanza,
que destella los cielos y más cielos
que acongoja a los mortales y a los muertos abraza.
Y a los santos derramados por su pueblo
por el pan y el cuchillo
por la savia que en las raíces sumergidas
aguarda su canto de gracia.
Concede la vibración permanente de una plegaria
en resonancia con los pulsos de la vida,
entre los músculos tensos de la humana batalla.
Mientras aguardan el polvo de otro suelo
para sepultarse en una segunda y circular alabanza,
donde las curvas armoniosas del tiempo todo lo encuentran.
Y en el florecimiento de las pieles nuevas,
Resurja la poesía y renazca la esperanza.
Para sosegar el horror de aquellos criminales,
Para que duerman tranquilos en sus celdas con sus pupilas rancias
y recupere la forma de especie este Bestiario
donde me lanzo a la Súplica de un cielo digno
más transparente que estos ojos
y más fugaz y eterno que el batir de sus alas.