OSDE, Swiss Medical, Cemic y Galeno son algunas de las prepagas que fueron a la Justicia para reclamar un aumento en sus cuotas. El presidente de la cámara que los nuclea, Claudio Belocopitt, dice que teme una “estatización silenciosa”, aunque desde el Gobierno aclaran que “nadie habla de estatizar nada”. Entonces ¿por qué tanto revuelo?
Jueves 17 de junio de 2021 13:55
Este lunes Cristina Fernández de Kirchner dijo en un acto en La Plata: “vamos a tener que repensar todo el sistema de salud”. Enseguida varios actores pusieron el grito en el cielo. El vocero de la medicina privada, Claudio Belocopitt, presidente de Swiss Medical y de la Unión de Entidades de Salud, se paseó por todos los medios para hacer escuchar la voz de los empresarios e incluso habló en nombre de los trabajadores del sector.
Sin embargo trabajadores del Hospital Italiano de la Ciudad de Buenos Aires denunciaron: “que no solo se filtre la realidad que quieren pintar los empresarios de la salud”.
¿Qué dicen los dueños de la salud?
Belocopitt dijo que el “sistema no es sustentable” y agregó que “aún cuando se siga repitiendo aquel lugar común de que ‘la salud no tiene precio’, sí tiene costo y más en medio de una pandemia donde no se interrumpe la ley de la oferta y la demanda, y los insumos y medicamentos adquieren una importancia tal que sus valores se disparan y sus existencias muchas veces escasean, por el aumento y la necesidad indispensable de su uso”.
Esto en parte es así. Un informe registra desde 2020 un aumento del 1.300 % en los medicamentos esenciales para pacientes graves internados en terapia intensiva.
Pero no tan así. Este miércoles en C5N Belocopitt admitió que el verdadero “costo” de la salud privada no son los medicamentos, sino los trabajadores y las trabajadoras de la salud. “El uso de mano de obra en el sistema de salud es intensivo, 60 % del gasto es en personal”, afirmó el empresario.
El verdadero trasfondo del revuelo es otro. “Nosotros tenemos ahora las paritarias y ya los tipos están diciendo que no tienen plata”, afirma un trabajador del Hospital Italiano, que integra la Lista Bordó del gremio de la salud. Sobre el pedido de aumentos de cuotas de Belocopitt, el trabajador dijo que ellos cobran “sueldos básicos por debajo de la línea de pobreza, y estos mercenarios de la salud están extorsionando y nos están poniendo como prenda de cambio, especulando con no pagarnos el aumento de paritarias, para pedir más beneficios”.
Los trabajadores y las trabajadoras también desmienten un “desfinanciamiento” de la medicina privada. “No les alcanza con todos los subsidios que han recibido a través de los fondos jubilatorios nuestros, con el programa ATP, con el Repro 2, con las excenciones impositivas, con los créditos blandos y los aumentos de las prepagas”.
Desde el inicio de la pandemia, el gobierno nacional sostuvo a las empresas privadas mediante el Programa de Asistencia al Trabajo (ATP), que otorgó $ 22.000 por cada trabajador/a, un monto que llega a cubrir hasta un 44 % del salario básico de la medicina privada.
El propio ministro de Salud de la provincia de Buenos Aires, Daniel Gollán, admitió que la gestión de Axel Kicillof intenta “sostener una situación complicada del sector privado producto de las fallas estructurales del sistema de los últimos cuatro años". Se trata de una gran transferencia de ingresos desde el Estado hacia la medicina privada, ni más ni menos que a empresarios como Belocopitt. Así lo muestran los datos presentados por el periodista Ari Lijalad.
Leo que a Belocopitt le preocupa la "estatización" del sistema de Salud
9 empresas donde participa Belocopitt recibieron ayuda del Estado para pagar sueldos en 2020
El programa ATP aportó casi $700 millones a 19.723 sueldos
Cuando conviene el Estado no es tan malo, ¿vieron? pic.twitter.com/Cuhw8tmGyI
— ari lijalad (@arilijalad) June 16, 2021
Un trabajador de la salud explicó a este diario el accionar de los empresarios. “Te dicen ’no te vamos a pagar el salario porque no nos da la tasa de ganancia’, porque no es que están perdiendo, no están ganando como antes. Y por eso se organizan para hacer lobby. Están llorando miserias cuando en realidad se vienen enriqueciendo hace tiempo”, afirma. Y Belocopitt lo admitió en C5N al decir que “el sistema funciona”.
Lo que no es “sustentable” son sus ganancias. Las estrategias de estos empresarios para mantenerlas y aumentarlas son variadas: sostienen el sistema de salud privado con salarios básicos por debajo de la canasta familiar (que además cubren en gran parte con el ATP) y mediante el aumento de las cuotas de las prepagas (que durante el macrismo aumentaron un 330 %). En mayo el Indec registró un aumento de 4,8 % en el rubro salud, donde “incidieron las alzas observadas en Productos medicinales, artefactos y equipos para la salud y en Gastos de prepagas". También eligen qué pacientes son más rentables.
El periodista Francisco Olivera lo explicó en el diario La Nación: entre la internación de un paciente covid y una cirugía programada eligen la segunda, por eso el porcentaje de unidades de terapia intensiva destinadas a la atención del coronavirus bajó entre 20 % y el 30 % respecto del año pasado. “El paciente covid no sólo no es rentable, sino que requiere de más días de internación que una cirugía programada”, dice Olivera.
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Cuando empresarios como Claudio Belocopitt (un contador que se volvió multimillonario gracias cuentas off-shore y a sus acciones en la salud privada y en medios de comunicación) dicen “no nos parece justo que muchos de los gremios hayan logrado durante el último año actualizaciones de hasta un 40 %, mientras el personal de salud, que se ha jugado su vida y la de su familia, y en ocasiones la han perdido, siga humillándose para conseguir lo que más que nadie se merece”, no le creemos ni un poco.
Las trabajadoras y los trabajadores de la salud no necesitan “un premio al esfuerzo”. Exigen salarios iguales a la canasta familiar, con cláusula de ajuste mensual. “La inflación no está reventando el salario, no podemos ni comprar carne”, dicen y exigen que se les reconozca el degaste laboral con las seis horas de trabajo, jubilaciones anticipadas y licencias por estrés. También exigen que los sindicatos den la cara.
Garantizar los negocios de los dueños de la salud o priorizar la vida
Desde el Gobierno diagnostican una “fragmentación del sistema de salud” y una “integración forzada” por la pandemia y proponen como novedad una “integración planificada y con diálogo”, cuando esta medida había sido anunciada por el exministro de Salud Ginés González García en abril del 2020. La propuesta del Gobierno no aparece en este momento de casualidad, no olvidemos que estamos en medio de la campaña electoral. Pero más allá de la rosca política, están los problemas de fondo.
Durante el VII Encuentro Nacional de la Salud que se realizó el 19 de diciembre, la expresidenta se refirió al problema de los recursos para justificar la reforma del sistema. "En materia sanitaria debemos reconceptualizar el sistema. La pandemia mostró que algunos lugares tienen muchos recursos que a otros les faltan", sostuvo Cristina Fernández.
Si el problema es la escasez de recursos, la primera pregunta es ¿por qué la crisis presupuestaria en salud no la pagan los empresarios de la salud privada y los laboratorios? Y la segunda pregunta: ¿por qué sentarse a negociar con el FMI y el Club de París cuando se necesitan esos recursos para atender necesidades urgentes en nuestro país?
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Los “dueños de la salud” eligen al paciente más rentable, aumentan los medicamentos que más necesita la población afectada por el covid-19 y especulan con las vacunas, principal remedio de la pandemia. El Gobierno nacional les transfiere recursos para que sus ganancias se mantengan a pesar de la crisis.
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No caben dudas que hoy la salud de la población es un gran negocio para pocos, avalado por todo el poder político. Los usuarios de obras sociales y prepagas así como trabajadores de la salud son quienes pagan el costo de un sistema de salud colapsado.
Una real “soberanía sanitaria”, bandera levantada por viceministro de Salud bonaerense Nicolás Kreplak, no puede lograrse estando atados a los intereses de los organismos internacionales y cediendo constantemente ante los dueños de la salud.
Una nacionalización de todos los niveles del sistema de salud, con sus clínicas, los laboratorios y la industria farmacéutica, una medida que permitiría abaratar costos; gestionado por quienes le pusieron el cuerpo a la pandemia en la primera línea: médicos, enfermeras, técnicos, laboratoristas, camilleros, ambulancieros, personal de limpieza y de cocina, personal administrativo.