Mañalich, anterior ministro de salud de Piñera, imputado por el delito de presunta manipulación de cifras de contagios y fallecidos, y también por negligencia en el manejo de la crisis sanitaria durante su cargo. Quiere ser senador el responsable político de miles de contagios y muertes por COVID durante la actual crisis sanitaria.
Martes 24 de agosto de 2021
Dentro del escenario político actual, hay una búsqueda por contener el desangramiento de los partidos tradicionales. A pesar de ello, se siguen presentando caras viejas con cierta palestra, muchos de ellos responsables políticos de la actual crisis social y del descontento, producto de las injusticias y la impunidad que caracterizan al gobierno de Piñera. El espectro partidista del régimen busca no apostar a nuevas fórmulas, sino más bien presentar a figuras familiares para el público general, sin importar lo invalidados que estén por sus acciones en los campos de acción que han desempeñado.
Máxima expresión de esto es la postulación a senador de Jaime Mañalich. El mismo que en el primer gobierno de Piñera fue sancionado por ofender a un dirigente gremial de la salud, luego es expulsado del Colegio Médico por faltas de ética, declara que no recibe críticas por la “protección” que tiene y termina cometiendo irregularidades con las listas de espera en salud dejando a más de 30 mil pacientes del sistema público sin atención.
Su prontuario más nefasto saldría durante el actual gobierno. En defensa de la institución más miserable del país, declara que las más de 350 víctimas de daños a la visión producto de perdigones disparados por carabineros durante el estallido social, eran “pocos” casos y que correspondían a hechos “aislados”. Suma a lo anterior el pésimo manejo desarrollado durante el inicio de la pandemia, negándose a cerrar las fronteras, cuestionando la efectividad del uso de mascarillas, ofreciendo contratos millonarios a clínicas privadas con las que mantuvo (y mantendrá) intereses personales y evitando promover sanciones judiciales contra los primeros contagiados (sectores ABC1 que se paseaban como si nada por todo el país).
El ocultamiento de información y trazabilidad de casos y muerte durante la pandemia, marcó unos de los puntos culmines de su gestión como ministro de salud, donde se perdieron pruebas importantes para determinar la negligencia en los reportes de contagios, los cuales diferían en gran medida de los datos manejados por expertos a nivel nacional e internacional. Su postura como ministro se caracterizó por la soberbia, minimizando los problemas que enfrentaban los trabajadores de la salud en su labor de contención de la pandemia, ignorando las recomendaciones del Colegio Médico para enfrentar la crisis sanitaria y enfrentando a la opinión pública con declaraciones absurdas, como las felicitaciones en el libro del COMPIN.
En suma, busca candidatearse y entrar al senado uno de los personajes más nefastos del régimen, que se preocupó de que las medidas sanitarias no afectaran el dinamismo de la economía más que de la salud de la población, poniendo por encima los interés empresariales a costa de muertes por contagios y colapso del área de la salud.