La semana pasada cinco trabajadores de la salud del Centro Privado de Cardiología de Tucumán (CPC) fueron internados por un brote de neumonía bilateral y todavía se esperan los resultados del Instituto Malbrán. El lunes falleció un Licenciado en Enfermería que se encontraba en situación crítica y conmocionó al conjunto de los trabajadores de la salud. Se sospecha de un nuevo brote de la Enfermedad del Legionario.
Miércoles 1ro de febrero de 2023 21:24
El lunes 30 de enero falleció un trabajador de la salud que estuvo internado en situación crítica con asistencia respiratoria mecánica por neumonía bilateral en el Hospital Eva Perón de Tucumán. Los resultados de los estudios para el diagnóstico de COVID-19, Influenza y Hantavirus dieron negativos. Desde el Ministerio de Salud y la dirección de epidemiología de Tucumán dieron recomendaciones para el cuidado del agua en la institución privada, según explicó la gerente del CPC Marcela Billoni a La Gaceta.
Aparentemente, se sospecha de un nuevo brote de Legionella ya que no está relacionado con los 22 casos que se reportaron el septiembre del año pasado en el sanatorio Luz Medical. Aunque todavía no está confirmado que se trate de esta enfermedad, las recomendaciones de los expertos y de las autoridades sanitarias sobre las tareas preventivas como una mayor cloración para proteger el agua, apuntan a la sospecha de que se trate de un patógeno vehiculizado por el agua, entre éstos la Legionella.
La legionelosis y una dificultad en su diagnóstico
La Enfermedad del Legionario fue descrita en el año 1976. Puede presentarse como una neumonía bilateral grave y una forma denominada Fiebre de Pontiac caracterizado por estado pseudogripal con dolores articulares y escasa o nula repercusión pulmonar. Se conocen 50 especies y 70 serogrupos de Legionella, aunque se continúan describiendo nuevas.
Con mayor frecuencia, la enfermedad está producida por una subespecie que se denomina Legionella pneumophila que tiene 16 serogrupos diferentes, de los cuales el Serogrupo 1 es el más involucrado en las infecciones (entre un 70-90% de los casos) y para el cual se han desarrollado los métodos diagnósticos. Además, como explican los expertos de la OMS, existen otras subespecies que también pueden ser virulentas como lo son: L. longbeachae, L. micdadei, L. bozemanii y L. dumoffii; lo que lleva a un error o a la dificultad en el diagnóstico y por consiguiente al subdiagnóstico de los casos.
Esta bacteria necesita de la maquinaria intracelular de organismos más complejos para poder sobrevivir y reproducirse. Dentro de estos están los protozoarios y la Ameba. También necesita una temperatura cálida para su crecimiento (entre 25-40 ⁰C). La enfermedad se transmite mediante la inhalación de aerosoles contaminados con la bacteria y por la microaspiración de aguas contaminadas en torres de enfriamiento para aire acondicionado, sistemas de agua fría y caliente, humidificadores e instalaciones de hidromasaje.
Para realizar un diagnóstico adecuado se requieren pruebas específicas de laboratorio que se realizan a partir de una muestra del tracto respiratorio, de la orina, la sangre, los líquidos corporales o heridas. Estas pruebas pueden ser métodos Directos e Indirectos.
El diagnóstico microbiológico "Directo" consiste en aislar el microorganismo a partir de las muestras obtenidas del paciente y posteriormente confirmar el diagnóstico por métodos serológicos y genéticos. También se puede realizar la detección directa de antígenos por inmunofluorescencia, mediante el uso de anticuerpos monoclonales específicos de especie, o la detección directa de los ácidos nucleicos de la bacteria, por técnicas de reacción en cadena de la polimerasa (PCR) utilizando sondas específicas de género.
Los métodos "Indirectos" tratan de detectar anticuerpos contra la bacteria, y tienen más utilidad para los estudios epidemiológicos que para realizar un diagnóstico inmediato. Estos métodos pueden llevarse a cabo mediante técnicas de inmunofluorescencia indirecta (IFI), ELISA o microaglutinación.
De las pruebas disponibles, la más específica es el aislamiento en el cultivo de las especies de Legionella de cualquier muestra del tracto respiratorio. Aun así, ninguna de las pruebas de laboratorio tiene un 100% de sensibilidad, por lo que es aconsejable realizar varias pruebas para que el diagnóstico sea adecuado
El Centro de Control y Prevención de enfermedades de EEUU (CDC) sostiene que los estudios que se utilizan con mayor frecuencia son la prueba de antígeno urinario y el exámen de muestras respiratorias y la PCR. Sin embargo, la desventaja de esta prueba es que solo identifica cepas del serogrupo 1 y no se obtienen aislamientos de otros tipos de Legionella. Esto puede perjudicar las investigaciones en salud pública de los brotes de la Enfermedad del Legionario. Investigadores de Nueva Zelanda sostienen que la detección de infecciones causadas por especies de Legionella distintas de L. pneumophila generalmente se realiza de casualidad, y la afección real y la epidemiología de la enfermedad causadas por éstas se desconocen en gran medida. Esta situación se complica aún más por la falta de estudios sobre la etiología microbiana de la neumonía que analicen sistemáticamente todas las especies de Legionella mediante PCR y/o métodos basados en cultivos.
El cambio climático un factor a considerar
Está demostrado que la Legionella modifica su actividad genética y la de su huésped para alcanzar flanquear sus defensas y adquirir una mayor capacidad de supervivencia dentro de la célula. Estás modificaciones que suceden a nivel microbiológico están en relación con el impacto del cambio climático en la naturaleza y su repercusión en la propagación de las enfermedades infecciosas, modificando el mapa epidemiológico de las enfermedades emergentes y reemergentes en las distintas regiones del planeta.
En el caso de las legionelosis, el Centro Europe para la prevención y control de enfermedades (ECDC) confirma el aumento leve y progresivo de casos desde el 2007 en toda europa, pero que solo en un 10% de mis casos lograron aislar a la Legionella. En Asia también se ha demostrado el aumento de casos en los últimos 10 años y que este podría ser mayor porque hay un subdiagnóstico de la enfermedad.
La OMS afirma que el Cambio Climático amenaza a la salud mundial a través de impactos directos (olas de calor, sequías, tormentas fuertes y aumento del nivel del mar) e impactos indirectos (enfermedades de las vías respiratorias y las transmitidas por vectores, inseguridad alimentaria y del agua, desnutrición y desplazamientos forzados). Esto significa que la forma de producción bajo el capitalismo genera una degradación de la naturaleza favoreciendo la aparición de brotes de nuevas enfermedades y también de las llamadas emergentes y reemergentes como el Dengue, Zika, Chikungunya, Paludismo, tuberculosis, parasitosis, etcétera, etcétera. Por lo tanto es probable que en los próximos meses estás enfermedades puedan tener un aumento de casos, no sólo en Tucumán, sino también en la región y en todo el país.
Pero, no consideremos al cambio climático como único factor que puede favorecer el desarrollo de estas enfermedades, sino también a los aspectos de las políticas de saneamiento ambiental y al control de las fuentes de agua. En Tucumán, prácticamente, no existe domicilio en dónde el agua de las canillas no tenga mugre o algún color amarronado. La SAT no emite informes (ni tampoco es exigido por el gobierno) sobre la calidad y el saneamiento del agua. Está es una exigencia clave para prevenir estás enfermedades.
Centralizar el sistema de salud para evitar nuevas catástrofes
La pandemia de COVID-19 ha demostrado que los gobiernos priorizan los intereses económicos de los grandes laboratorios y de la medicina privada por sobre la salud de la población. La política sanitaria del gobierno siempre responde a un interés de clase, en este caso al de la clase capitalista. Ni aún en la circunstancia más crítica de la pandemia se tocaron los intereses de la medicina privada y de los laboratorios. Por eso ante nuevos brotes epidémicos, es muy probable que los gobiernos tomen medidas paliativas y no preventivas.
Los casos de neumonía sin diagnóstico etiológico ponen en relieve la necesidad de centralizar los recursos en salud para una respuesta en función de la necesidad social que provienen de los problemas de salud pública (y no de los intereses capitalistas) y para el desarrollo de investigaciones que permitan avanzar en la elaboración de nuevos métodos diagnósticos y terapéuticos. Conjuntamente con esto es necesario realizar estudios de impacto ambiental de las industrias y del saneamiento del agua, llevados a cabo por comisiones independientes del gobierno e integradas por especialistas y estudiantes de la universidad.
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