Consultoras y bancos relevados por el Banco Central empeoraron sus proyecciones de caída de la actividad en el 2020 por el impacto de la pandemia del COVID-19. También corrigieron al alza la expectativa de inflación a 44,4 % y el dólar a $ 85 a fin de año.
Sábado 9 de mayo de 2020 00:13
El Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) que elabora el Banco Central arrojó en abril un empeoramiento de los pronósticos para la economía en el 2020 a causa de los impactos de la pandemia.
La actividad económica se contraería un 7 % en términos reales en 2020, bajando 2,7 puntos porcentuales respecto a lo pronosticado en marzo, cuando la estimación era de una caída de 4,3 %.
Por su parte, los analistas del mercado proyectaron que la inflación minorista para diciembre de 2020 se ubicará en 44,4 % interanual, elevando en 4,4 puntos porcentuales. el nivel estimado en los pronósticos provistos a fines del mes de marzo. Para abril se espera un aumento de precios del 2,3 %.
El relevamiento realizado por el Banco Central analiza las expectativas sobre los precios minoristas, la tasa de interés, el tipo de cambio nominal, la actividad económica y el resultado primario del sector público nacional no financiero. Estos pronósticos son elaborados por 39 entidades distintas, en su mayoría consultoras y bancos, "no constituyen proyecciones propias del BCRA", aclaran en la publicación.
Adicionalmente, el tipo de cambio nominal promedio (mayorista) esperado para diciembre es de $ 85,4, elevándose $ 2,3 respecto a la estimación previa.
Los analistas consultados prevén que a partir del tercer trimestre de 2020 se iniciará una recuperación de la actividad económica.
Sin embargo, tanto a nivel global como en la economía local, es totalmente incierta la dinámica que tendrá la crisis y el derrumbe de la actividad, condicionadas por el ritmo que tome la propia propagación de la pandemia.
Mientras el gobierno destina millones en rescatar a las empresas y en arreglar con los especuladores de la deuda, continúan avanzando las suspensiones, los despidos (que están prohibidos por decreto) y los recortes salariales.
Ahora, frente a la gradual flexibilización de la cuarentena, trabajadores de la salud, jóvenes, precarios, asalariados de la alimentación y de distintos sectores, a pesar de la traición de las cúpulas sindicales, comienzan a organizarse para disputar sobre quién recaerán los costos de la crisis, agravada por la cuarentena.
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