La enfermedad, de origen bacteriano, se relaciona especialmente con el contacto con roedores. El riesgo de contraerla aumenta cuando la situación sanitaria es deficiente, como en el caso de inundaciones. Se trata de una enfermedad que afecta, sobre todo, a las personas con viviendas precarias, falta de obras de sanidad y acceso deficiente al sistema de salud
Martes 30 de agosto de 2022
Se trata de una enfermedad febril, de origen bacteriano, que se transmite por el contacto con orina o tejidos de animales infectados con, ya sea de manera directa o por contacto con superficies contaminadas, especialmente si están húmedas ya que la bacteria puede sobrevivir en las mismas por largo tiempo. Su presentación epidémica acompaña en general a inundaciones.
Luego del contacto con la bacteria existe un período de incubación cuya duración es de 7 a 12 días, durante el cual pueden presentarse síntomas de tipo gripal, como el dolor de cabeza, fiebre y dolores musculares. Al tratarse de síntomas comunes a muchas enfermedades, es fundamental la sospecha clínica para el diagnóstico, más aún en las zonas afectadas por inundaciones.
Luego de esta primera etapa, los síntomas pueden desaparecer. Muchas pacientes se curan espontáneamente al resolver estos síntomas. Pero otros pasan a una segunda etapa de la enfermedad, en la que las manifestaciones son más graves y se presentan las hemorragias, que eventualmente son las que pueden llevar a la muerte al presentarse hemorragias pulmonares, insuficiencia cardíaca o insuficiencia renal, entre otras complicaciones. Durante esta segunda fase puede aparecer ictericia (coloración amarillenta de los ojos y la piel).
El tratamiento se hace con antibióticos, y si se realiza de forma temprana puede prevenir la presentación de las complicaciones graves.