En el movimiento docente y estudiantil que atraviesa la UNAM se discuten modelos de toma de decisiones democráticos que involucren a la comunidad universitaria. ¿Es posible un modelo organizativo permanente que funcione de forma democrática?
Agrupación Juvenil Anticapitalista @AgJuvAnticapMx
Miércoles 5 de mayo de 2021
El movimiento estudiantil, en distintos países, ha protagonizado importantes luchas progresivas a lo largo de la historia: en defensa de la educación pública, en solidaridad con luchas obreras y populares o contra gobiernos dictatoriales (si bien dado su carácter pluriclasista también en algunos países ha tenido alas o posiciones a derecha con un carácter reaccionario).
En la actualidad, en distintos países existen formas organizativas como Federaciones o Centros de Estudiantes, instancias muchas veces cooptadas por burocracias que buscan limar los aspectos más combativos de las luchas.
En México, a pesar de que en los últimos años ha habido procesos de lucha estudiantiles masivos, no se han conquistado recientemente formas organizativas combativas más permanentes que permitan tener mayor capacidad de responder ante ataques a la educación, para plantear una lucha por democratizar la vida universitaria o para que más sectores de estudiantes jueguen un rol activo en el apoyo a determinadas luchas sociales.
La tradición estudiantil mexicana
En México durante el siglo XX encontramos distintas formas organizativas en los momentos de mayor activación del movimiento estudiantil en la Ciudad de México. El hito es 1968 y el Consejo Nacional de Huelga (CNH) que encabezó una lucha histórica llegando a convocar a campesinos y trabajadores a luchar por transformaciones sociales; un proceso que fue parte de una ola que despertó movimientos estudiantiles en Japón, Francia, Brasil o Estados Unidos y que se extendería años más tarde a Italia, Argentina y otros países. Los anteriores fueron procesos estudiantiles que confluían con un ascenso de luchas obreras y democráticas en múltiples países durante los 60 y 70, así como con el sentimiento antiimperialista contra la Guerra en Vietnam.
En el CNH llegaron a discutir delegados (3 por escuela) de más de 70 escuelas y facultades del IPN y de la UNAM principalmente, aunque también participaron del movimiento universidades como Chapingo e incluso algunas privadas como la Universidad Iberoamericana.
Durante los 70 y 80 estudiantes militantes de diferentes corrientes de izquierda se organizaron en Comités de Lucha, los cuales hacían frente a los gobiernos universitarios casi siempre del PRI en el IPN y en la UNAM; muchos de estos jóvenes apoyaban y eran parte también de conflictos obreros buscando que más compañeros estudiantes apoyaran a los trabajadores. Es un periodo donde organizaciones trotskistas como el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) y de otras tradiciones, lograron acumular una fuerza importante.
Un hito del periodo es el autogobierno de la Escuela Nacional de Arquitectura (hoy Facultad de Arquitectura), donde se logró desde 1972 hasta principios de los años 80 un desconocimiento de las autoridades, construyendo un Consejo General de Representantes (CGR) y una Asamblea General integrada por estudiantes, profesores y trabajadores. En esta experiencia participaban con libertad militantes de distintas corrientes políticas, por ejemplo, en la organización por talleres uno de estos tenía una tendencia anarquista, sin embargo, este taller enviaba sus delegados a la Asamblea General y acataba las decisiones mayoritarias.
Hubo además otras experiencias importantes de organización estudiantil y docente con intentos de cogobiernos en algunas facultades, prepas y CCHs. Durante este periodo también es donde en el sindicato universitario, el STUNAM, confluían distintas corrientes políticas de izquierda.
Breve historia de la fundación del STUNAM para las nuevas generaciones
Breve historia de la fundación del STUNAM para las nuevas generaciones
Más adelante, en la UNAM, es muy recordado el movimiento del 1987 al frente del cual se encontraba el Consejo Estudiantil Universitario (CEU) una organización que poco después aportaría cuadros juveniles para fundar el PRD. Algunas figuras Morena y del PRD contemporáneo fueron parte de esta organización como Claudia Sheinbaum, Fernando Belaunzarán o incluso Hugo López-Gatell.
Si bien en el 87 el CEU convocó a una huelga ante el intento de imponer cuotas en la UNAM, el llamado "plan Carpizo", nunca involucró a la base universitaria realmente en las decisiones, no obstante haber estado al frente de importantes manifestaciones callejeras (no vistas desde el 68). El CEU decidió levantar la huelga a partir de un diálogo con las autoridades donde prometían un Congreso Universitario en 1990, Congreso que nunca llegó. Su política conciliadora, pero sobre todo su desprecio por la base fue lo que llevó a que en 1999 el CEU fuera rebasado y sacado (muchas veces literalmente a patadas) por una nueva generación que quería ser quien tomara las decisiones de forma democrática.
El Consejo General de Huelga de 1999
En 1999 una huelga de 9 meses sacudió la UNAM y a toda la Ciudad de México. Justo antes de la transición pactada entre el PRI y el PAN, se despertó una generación que no estaba dispuesta a esperar y que confluyó en el tiempo con el movimiento internacional “altermundista” que en múltiples países se oponían a las cumbres imperialistas. Así, en Seattle Estados Unidos o en Roma Italia, miles y miles de jóvenes enfrentaban a la policía en cumbres del G8, G20 o de la OMC. Si bien no fue una oleada como la del 68, si empujó a amplios sectores de jóvenes a la lucha social.
Durante este periodo se da un “boom” de bandas de protesta como Rage Against The Machine en Estados Unidos o de bandas de ska en México, muchas de las cuales contenían en sus letras contenido social como Tijuana No, Ska-P o Panteón Rococó (su primer disco de hecho se llama “A la izquierda de la tierra”).
En este contexto y en buena medida por las organizaciones estudiantiles de izquierda que participaron en el movimiento del 99, es que el CGH retomó lo mejor del CNH del 68, el cual a su vez buscaba recrear lo mejor de tradiciones de la izquierda en el movimiento obrero, como los consejos obreros de Turín en Italia durante el bienio rojo (1919-1920) y, sobre todo, los consejos revolucionarios (soviets) desarrollados en la revolución rusa de 1917. El objetivo era construir una democracia directa donde los representantes respondieran a la base.
La huelga del 99 se mantuvo firme por 9 meses, saliendo a las calles sumando masivo apoyo popular, gracias a que no fue un movimiento de un reducido grupo que acordaba todo sin consultar como lo había sido el CEU, fue un movimiento que se dotó de un funcionamiento democrático.
Cada escuela o facultad nombraba 5 voceros los cuales deberían llevar los acuerdos y discusiones de su unidad a un consejo general. Los voceros tenían que ser revocables si es que no estaban cumpliendo bien su función y tendrían que ser rotativos para involucrar a los cientos y miles de estudiantes que estaban apoyando la huelga que buscaba defender el carácter público de la UNAM.
Si en una discusión en alguna facultad se expresaban dos posiciones en la discusión, los 5 voceros tendrían que dividirse para llevar la posición que había ganado la votación, es decir que podrían ir 3 por la mayoría y 2 por la minoría. Esta forma democrática de operar activó a miles de estudiantes. Y es que, si en algún momento te va a tocar se vocero, es importante mantenerte al tanto de las discusiones e involucrarte en reuniones o en las comisiones.
Los medios de comunicación satanizaron a los huelguistas tachándolos de "mugrosos" y criminalizaron a los activistas llamándolos vándalos, drogadictos o difundiendo que tenían “secuestrada” la universidad. Y sin embargo estaban construyendo un organismo único en su tipo, que se fortalecía cada asamblea, politizando a miles de jóvenes.
Las sesiones del CGH comenzaban con saludos de movimientos sociales o de organizaciones de trabajadores como sindicatos, se daban los informes por escuelas y se abrían puntos de balance que muchas veces se extendían en acaloradas discusiones durante días seguidos con algunos recesos. En estas discusiones votaban los representantes de las escuelas, pero podía intervenir cualquier estudiante para dar su punto de vista. Esto permitía que se involucraran en las discusiones miles de estudiantes y que los sectores más burocráticos (como los ligados al PRD) no lograran imponerse.
La democracia directa demostró tal fortaleza al tomar en cuenta la opinión de miles de participantes, que aún luego de 9 meses de huelga fue necesaria la Policía Federal para desalojar a más de 1000 ocupantes del auditorio Che Guevara de la Facultad de Filosofía y Letras mientras sesionaba el CGH para definir el rumbo de la huelga. Si se contempla que estos eran solo los delegados al consejo en ese momento, se puede hacer una idea de la fortaleza que aún tenía el movimiento, hablamos de una institución con alrededor de 40 planteles en huelga en este momento. Sin idolatrar el CGH (que también tuvo errores sin duda), este modelo organizativo muestra la potencialidad de un estudiantado organizado de forma democrática.
El Consejo General de Representantes, un modelo para construir
La UNAM tiene experiencias muy avanzadas de organización en su historia, distintos momentos donde estudiantes, profesores y trabajadores han sido partícipes de la toma de decisiones en su universidad, procurando una educación vinculada a los problemas sociales y participando de grandes luchas contra el autoritarismo de las direcciones que en distintos momentos han utilizado a grupos de porros para intentar romper la organización. Es necesario retomar para el presente las mejores lecciones de la historia.
La clave es luchar contra la burocracia que muchas veces se intenta enquistar en los procesos y en las organizaciones democráticas. Para ello, en una escuela que logre poner en pie un CGR, debe tomar en cuenta que el máximo órgano de decisión debe ser la Asamblea General, siendo las Asambleas de Representantes órganos ejecutivos donde se concentra la “vanguardia” del estudiantado, pero siendo siempre un órgano que debe recuperar las discusiones de la base.
- La Asamblea de Representantes puede decidir, siempre de forma transparente con respecto a la base, sin embargo, cuando hay alguna discusión más profunda o no hay acuerdo en el CGR, se convoca a Asamblea General para que se resuelva en plenaria y si es necesario se vote.
El objetivo es lograr una participación tal que haya representantes a distinto nivel. Así, se eligen representantes por grupo que participan en un consejo de carrera, ahí se votan representantes de la carrera (rotativos y revocables) y estos a su vez participan en la asamblea de representantes de la facultad. El mismo procedimiento se podría pensar a mayor escala para construir un Consejo General de Representantes de toda la UNAM o de otra universidad.
No está demás decir, que para que un CGR sea democrático, debe permitir la libre participación y expresión de cualquier corriente, organización o tendencia política de izquierda en las asambleas, pudiendo presentar su programa y punto de vista al movimiento para que sea valorado y en su defecto votado.
Para lograr mayor involucramiento de la comunidad, una lección de la huelga del 99 es la necesidad de que los representantes sean rotativos permitiendo a otros compañeros y compañeras jugar un rol de dirección cada determinado tiempo, sin que esto implique los representantes dejen de participar sea en comisiones permanentes (de vinculación, difusión, actividades, finanzas, formación, jurídica, etc.) o bien pudiendo volver a ser representante si así es votado cada cierto tiempo.
La decisión está en la asamblea, los representantes son muy importantes para darle organicidad al movimiento, pero quien toma las decisiones más trascendentes son la Asamblea General y las asambleas por carreras o división.
Un Consejo de esta naturaleza tiene la posibilidad de actuar de forma centralizada, por ejemplo, votando determinadas acciones en momentos de lucha, pero también puede operar actividades culturales o académicas regularmente. Sin embargo, ese centralismo convive con una democracia que permite que la base también aporte y discuta de forma permanente, pudiendo revocar a determinado representante si se considera que no se está cumpliendo con lo mandatado por la asamblea.
Construir un Consejo de General de Representantes y una Asamblea General integrada por los tres sectores de la comunidad (estudiantes, docentes y trabajadores), es un punto de apoyo para avanzar a una universidad realmente democrática, con un gobierno que no dependa de autoridades ligadas a los partidos del régimen. Un CGR y un movimiento estudiantil vivo, pueden defender también el presupuesto a la educación pública y exigir mayores recursos a las universidades, que pueden salir de impuestos progresivos a las grandes empresas o de dejar de pagar la usurera deuda externa.
Desde la Agrupación Juvenil Anticapitalista bregamos por construir un movimiento estudiantil combativo y democrático, que pueda conquistar instancias de organización como CGRs que le den realmente el poder a la base y que construya modelos de democracia directa donde se puedan expresar libremente las distintas tendencias participes del movimiento estudiantil; buscando vinculado al estudiantado a los principales fenómenos de la lucha de clases, para luchar como parte de la clase trabajadora en contra la precarización del empleo y de la vida, así como responder ante los ataques de las autoridades universitarias o del Gobierno.