La carrera por anunciar cuál vacuna va a ser más efectiva se intensificó esta semana. Qué hay detrás de los anuncios de Pfizer, Sputnik V y AstraZeneca, y cuál es el papel de los gobiernos y los laboratarios.
¿Querés que esta pandemia termine y salga rápido la vacuna? ¿Estás mareado con los laboratorios, vacunas en fase 2 o 3, la efectividad y la mar en coche? Hoy vamos a ver qué hay detrás de la carrera por la vacuna.
En el mundo hay más de 150 vacunas en desarrollo contra el Covid-19. El problema es que todo está bajo un sistema irracional, para los intereses de negocios millonarios y poder de los países. Veamos:
Primer obstáculo: la competencia de la industria farmacéutica y sus laboratorios.
La rusa Sputnik V anunció 92% de efectividad y la yanqui Pfizer 90%. Pero no están publicados los resultados de la fase 3. Es la última etapa antes de aprobarla y aplicarla, con pruebas científicas de seguridad y eficacia sobre decenas de miles de personas.
Para ellos es más importante hacer prensa de que son “los primeros” con vacuna, porque suben sus acciones, reciben más fondos y muchos gobiernos corren a comprarlas sin garantías.
En vez de coordinar y compartir los resultados de la investigación científica, cada laboratorio investiga por su cuenta y en completo secreto, despilfarrando recursos en investigaciones duplicadas, y tardando mucho más en encontrar la vacuna.
Y no nos olvidemos de cómo llegamos a esto: los laboratorios invierten más en el remedio que en evitar la enfermedad. Es más negocio vender la vacuna, que investigar para prevenirla. Son responsables de llegar a la pandemia en estas condiciones.
Segundo obstáculo: la carrera entre los estados y sus gobiernos
En la mayoría de los países, la investigación científica recibe recursos estatales pero los resultados terminan en manos privadas de grandes laboratorios que mueven 1.3 billones de dólares anuales.
A eso, sumale que los acuerdos entre gobiernos y laboratorios se negocian bajo mucho secreto ¿Por qué? ¿Quién tendrá la RESPONSABILIDAD si algo sale mal?
En Argentina, el gobierno y el macrismo votaron que si hay reclamos se resuelve en tribunales extranjeros que deciden los laboratorios.
Ser el primer país con la vacuna daría prestigio y más poder en las disputas geopolíticas. No es casualidad que Estados Unidos, Alemania, Rusia, Reino Unido y China encabecen esta carrera.
Toda esta irracionalidad bajo la ley del mercado, le termina dando letra a unos peligrosos vendehumo: los antivacunas. Básicamente, son un movimiento anticiencia que nació y creció junto a grupos religiosos. También algunos un poco nazis. Y no nos olvidemos de las teorías conspirativas.
Pero aunque algunos hablen contra “las corporaciones”, uno de sus fundadores saltó a la fama por publicar una investigación contra las vacunas que es considerado el mayor fraude científico de la historia. Al final, todo era un plan para vender vacunas alternativas… o sea, un negocio.
En conclusión: Tener una vacuna sería un enorme paso, aunque no solucione todo mágicamente. El desarrollo de la ciencia y la tecnología pueden hacer grandes transformaciones en nuestras vidas, aún bajo el capitalismo. Pero el límite para mayores avances es justamente la lógica del negocio. Que la vida y la salud estén primero es incompatible con el capitalismo.