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Red Internacional
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Aborto legal. ¿Qué pasa con el derecho a decidir de las mujeres en México?

En este año de pandemia se rechazó la despenalización en Puebla, Hidalgo, San Luis Potosí, Guanajuato, Aguascalientes y Quintana Roo, mientras que en Oaxaca, si bien lo conquistamos, aún no se garantiza de forma gratuita, y en la Ciudad de México se vio dificultado el acceso a la interrupción legal del embarazo con el recorte presupuestario.

Jueves 1ro de abril de 2021 14:23

A lo largo de estos dos años, bajo un llamado “gobierno progresista”, no hemos podido acceder realmente a nuestros derechos sexuales y reproductivos, mucho menos a educación sexual integral en todos los niveles educativos, ni siquiera, al acceso irrestricto y gratuito a los anticonceptivos, acorde a nuestras necesidades.

Ejemplo de ello son las declaraciones misóginas de la alcaldesa Célida Teresa López Cárdenas, quien busca la relección por Morena en Hermosillo (Sonora), quien llamó “taradas” a las feministas que luchan por su derecho a decidir.

Lo anterior, nos demuestra que, está mujer también oprime mujeres a partir de los mandatos patriarcales que buscan controlar nuestro derecho a una maternidad deseada lo que nos impide acceder a una sexualidad plena y satisfactoria. ¡Nada más retrograda!

Pandemia más opresión patriarcal ¡No detendrá nuestras fuerzas!

En este año de crisis sanitaria, las mujeres jóvenes y trabajadoras, hemos enfrentado el aumento de los embarazos no deseados, producto de la falta de anticonceptivos gratuitos e irrestrictos y de la violencia sexual, dentro y fuera de los hogares, sin que las mujeres y las personas con capacidad de gestar podamos ejercer nuestro derecho a decidir.

En 2019 se aprobó la interrupción legal del embarazo en el Congreso de Oaxaca, convirtiéndose en la segunda entidad, después de la Ciudad de México donde se lo arrancamos al parlamento, sin embargo, aún no se ha logrado la interrupción legal del embarazo de forma segura y gratuita.

Durante este año de pandemia se rechazó la despenalización en Puebla, Hidalgo, San Luis Potosí, Guanajuato, Aguascalientes y Quintana Roo.

Mientras que, en la Ciudad de México, tan solo el año pasado se realizaron 8,784 procedimientos de interrupción legal del embarazo en contraste con los 15,241 practicados en 2019, según datos proporcionados por la Secretaría de Salud capitalina, cifras que nos muestran que se ha dificultado el acceso a la interrupción legal del embarazo por la profunda crisis del sector saludo que llevó a restricciones por el semáforo epidemiológico, aunado al recorte presupuestario, sin tener en cuenta que, para este año, se prevé que, la situación de confinamiento en pandemia a la que nos vemos sometidas, dejara 145 mil embarazos no deseados, adicionales a los que se presentan cada año en mujeres entre mujeres de 15 y 49 años de edad.

¿Aborto si o aborto no?

Las reformas constitucionales de los estados, que se aprobaron a partir de la despenalización en la Ciudad de México y Oaxaca, promueven "proteger la vida desde la concepción", reduciendo a las mujeres a un útero, como si sólo se tratara de una incubadora - reproductora, donde un fragmento de su cuerpo se convierte en una “persona” con un supuesto “derecho humano” que se opone al derecho de la mujer.

¿Es el producto de la concepción una persona viva o simplemente un organismo vivo, como las células y demás componentes vivos de un ser humano?

La discusión no se sitúa solo en la ciencia, sino, entre ésta y los dogmas religiosos.
El primer artículo constitucional habla de personas y de los derechos humanos que éstas tienen, y allí, no se refiere a organismos vivos. Una persona, en términos jurídicos, es un ser humano nacido, no un “no nacido”. Un nacido es el ser vivo que sale del vientre materno y su primer año de vida se cumplirá 365 días después de que nació, y no a los 12 meses de haber sido concebido. Ni siquiera, la Iglesia católica bautiza fetos en el vientre de su madre, mucho menos embriones.

Ni la Constitución federal, ni los acuerdos internacionales firmados por México, hacen del producto en gestación, (un embrión o un feto), un individuo dotado de capacidad jurídica.

Los nacidos, sí tienen derechos; por lo mismo, una mujer no puede subordinar sus derechos fundamentales a supuestos derechos de un no nacido, pero sí tiene derechos sobre cuerpo, y en este caso, sobre su embarazo y, si así lo desea, a cuidar que éste se desarrolle en las mejores condiciones posibles, o abortar en caso contrario.

Andrea D´atri, fundadora de la agrupación internacional de mujeres y diversidad sexual Pan y Rosas, nos menciona que, la pregunta “¿a favor o en contra del aborto?” excluye toda reflexión y elude la complejidad del tema. Agrega que, lo que tendríamos que debatir es el derecho a que esa experiencia no tenga que atravesarse en la clandestinidad.

En el transcurso de la historia, desde tiempos inmemoriales, las mujeres interrumpieron voluntariamente sus embarazos de múltiples maneras, aun sabiendo que ponían en riesgo su propia vida. Eso es así porque las que no eligieron ser madres, cuando quedan embarazadas, pasan por la decisión de abortar o no, y muchas de ellas, abortan. Por eso, tenemos que cambiar la pregunta “¿a favor o en contra del aborto?”, porque, el aborto ¡es un hecho y nuestra opinión sobre el mismo, no evita que el hecho exista! Sucede. Puede haber instituciones y personas a favor o en contra, pero el aborto es un hecho innegable porque, cuando las mujeres no desean, o no pueden, seguir adelante con un embarazo, no se atienen a principios, ni a códigos, ni a instituciones jurídicas, políticas o religiosas.

Por ello, mientras siga siendo ilegal, seguirá contribuyendo a un millonario negocio para las grandes clínicas privadas, así como un privilegio para las mujeres de las clases adineradas, y su contracara será que, seguirán muriendo mujeres por las consecuencias de estos abortos clandestinos practicados, en algunos casos, en condiciones insalubres que provocan infecciones, hemorragias, perforaciones uterinas, o bien, bajo el negocio privado de la interrupción, teniendo que endeudarnos y pagar grandes sumas de dinero que, las mujeres de la clase trabajadores no tenemos, para acceder a dicho procedimiento y seguir con vida.

Aborto legal y gratuito una cuestión de clase

Cada vez que rechazan en los Congresos la interrupción legal del embarazo condenan a las trabajadoras a fajarse para que no se les note el embarazo, porque, aunque sea deseado, puede ser motivo de despido o de que no consigan el trabajo.

Y quienes no cuentan con seguridad social ¿cómo pueden prever riesgos a su salud durante el proceso de embarazo? por ejemplo, cuando una mujer padece de desnutrición, se puede acelerar la anemia que al combinarse con los excesivos ritmos de trabajo durante la gestación, puede ser letal o generar alguna malformación en el producto, o bien, con problemas de obesidad se generan embarazos de alto riesgo, que aceleran la preeclampsia, la hipertensión y hasta diabetes en el producto. ¿Cómo se previenen estos agudos problemas en las mujeres sí la alimentación no es prioridad para los gobiernos ni para las patronales? a pesar de ser un derecho al igual que la salud.

Ni que decir de quienes pierden sus embarazos en la línea de producción de las fábricas, a raíz de las jornadas extenuantes de pie, o quienes se encuentran angustiadas ante un nuevo embarazo por no poder mantener a sus familias ya numerosas. ¿Y qué pasa con quiénes no pueden pagar una guardería? ¿Cómo pueden ejercer una maternidad deseada?

¿Qué alternativa tenemos?

Todo esto se viene agudizando al amparo de la dura situación económica que se profundizo con la emergencia sanitaria. Así que, debemos luchar recuperando la lección de la marea verde en Argentina, con un fuerte movimiento de mujeres en las calles a nivel nacional que pelee por nuestro derecho a decidir para todas, no solo para quienes tengan poder adquisitivo, necesitamos conquistar aborto legal garantizado por el Estado de forma gratuita y segura, garantizando así, el acceso para todas, y particularmente para las mujeres pobres, trabajadoras y jóvenes.

Y podemos lograrlo, a partir de fortalecer la organización en cada escuela, centro de trabajo y barrio sin confiar en que las instituciones lo van a conceder por su buena voluntad, puesto que nos han demostrado que son las mismas que perpetúan la negligencia e impunidad en los casos de desapariciones y feminicidios, son esas mismas instituciones que nos asesinan como lo vimos con la policía que sometió a Victoria Esperanza Salazar (madre y migrante) recientemente en Tulum.

Impulsar está pelea por nuestro derecho a decidir requiere también de enfrentar a la 4T, a la derecha y a los sectores ultraconservadores, y para ello, necesitamos poderosos aliados que nos acompañen y apoyen. Entonces, llamamos a todas y todos los que luchan contra la precarización a nuestras vidas y contra la violencia patriarcal a sumarse, porque debemos sumar todas las fuerzas, porque sí conquistamos el derecho sobre nuestros cuerpos, estaremos en mejores condiciones para conquistar todo el resto en los futuros combates.