La pandemia por Covid-19 ha sido justificación para el despido de millones de personas alrededor del mundo. Ahora, en Estados Unidos ha habido una recuperación económica que ha permitido rescatar dos terceras partes de los empleos perdidos durante la pandemia.
Emilia Macías @EmiliaMacas1
Martes 6 de julio de 2021
Dentro de esos empleos recuperados se encuentra un sector importante de trabajadores migrantes mexicanos, quienes han accedido a mejores oportunidades de trabajo y mejores salarios. Según Alfredo Coutiño, director de Moody’s Analytics para América Latina, “el crecimiento del empleo en Estados Unidos es positivo para México porque ello indica que nuestro paisanos inmigrantes, no sólo tienen más oportunidades de empleo sino también mejores salarios”.
Que haya salarios más altos y una mejora en la situación de salud, ha permitido que trabajadores se empleen en sectores claves como: educación pública y privada, servicios profesionales y comerciales y comercio al por menor. Esto fue publicado en un informe de nóminas no agrícolas de Estados Unidos, donde también decía que “el mercado laboral local agregó 850 mil empleos en junio, el mayor crecimiento en 10 meses”.
Pero hablemos un poco sobre la situación del mercado laboral en Estados Unidos.
Como explicamos en ésta nota, la recuperación económica es superficial y tiene problemas estructurales. Hay un déficit comercial importante por la dependencia del país norteamericano de las bajas tasas de interés en un contexto de sobre endeudamiento del Estado. Las crisis y recuperaciones (que se vuelven momentáneas) profundizan la dependencia económica de México a Estados Unidos, y se vuelve imposible mejorar las condiciones de vida de millones que continúan en la pobreza.
Millones de personas siguen desempleadas o han tenido que abandonar la fuerza laboral, pero al mismo tiempo, las empresas se quejan de la escasez de trabajadores. Ante esto, el especialista en temas de migración y remesas de BBVA, Juan José Li Ng, explica que es posible que las autoridades migratorias sean “más laxas” y permitan un mayor flujo de migrantes para cubrir esos puestos de trabajo por la falta de mano de obra nativa. Aquí podrá entrar población migrante documentada o no.
Si hay más empelo para migrantes latinos, las remesas en México crecerán. La dirección de estudios económicos de Citibanamex, estima que el flujo de éstas acumulará un crecimiento nominal de 16%, cerrando el 2021 con 47 mil 200 millones de dólares. A esto ha respondido Coutiño que “el efecto directo sobre la economía mexicana está en el mayor flujo de remesas, lo cual es un factor de impulso para el consumo, sobre todo de las familias de ingreso bajo que tienen una alta propensión a consumir, dedican una mayor parte del ingreso al consumo”.
La realidad es que puede haber mejores salarios y empleos después de la catastrófica pandemia o un aumento importante en las remesas -que sería un beneficio para México-, pero eso no cambiará el problema de raíz. Seguirá habiendo miles de personas desempleadas mientras otras miles están siendo explotadas con horarios de trabajo extenuantes, habrá migrantes trabajando en condiciones ultra precarias porque no pueden “darse el lujo” de no mandar dinero a sus familias y las grandes empresas seguirán enriqueciéndose poniendo en riesgo la vida de la clase trabajadora.
No necesitamos que las autoridades migratorias sean “más laxas”, necesitamos que desaparezcan. El actual gobierno estadounidense quiso diferenciarse del trumpista, pero continúa con las políticas antimigrantes con fronteras militarizadas y centros de detención con una instancia terrorífica asegurada. Sumando a esto, los empleos que ocuparán las y los migrantes indocumentados serán igual de degradantes que ahora. ¿Qué seguridad laboral pueden ofrecerte si legalmente no existes en el país?
Además, las remesas pueden representar una enorme fuerza económica, pero ¿a costa de qué? aunque AMLO los denomine como “héroes vivientes”, los y las migrantes trabajan en condiciones laborales deplorables, con salarios reconocidos por ser de los más bajos en Estados Unidos. Pero no termina ahí: las remesas principalmente son por transferencia bancaria. Esto ha permitido que el gobierno de López Obrador invite a “mejorar la inclusión financiera de los mexicanos” cobrando por los envíos y sacando el mayor provecho otorgando cobros “menores” por la transacción, y así se convierten en un beneficio real para los gobiernos, no para las familias que dedican una parte mayoritaria del ingreso a sobrevivir por los bajos salarios que reciben, no “al consumo” como dice Coutiño.
El capitalismo está en crisis. Ya no tiene manera de arreglar los problemas sociales, políticos y económicos que la pandemia sólo profundizó y evidenció. La única manera de conquistar condiciones laborales y de vida dignas, el libre tránsito a través de los países y el acceso a derechos plenos para todos y todas, es levantando una perspectiva antiimperialista e internacionalista que plantee que los problemas de la clase trabajadora nativa y migrante tienen el mismo responsable a ambos lados de las fronteras, lo cual, debería hermanar la lucha de la poderosa clase obrera al norte y al sur del Río Bravo.
Solo atacando los intereses de las trasnancionales imperialistas que expolian los recursos naturales del territorio mexicano, imponen condiciones leoninas de trabajo sobre la población migrante en suelo estadounidense y buscan ventajas en México con los bajos salarios para sobre explotar la fuerza laboral, podremos conquistar condiciones dignas de trabajo, repartiendo el disponible entre las manos ocupadas y desocupadas para acabar con el desempleo y acompañar estas medidas de un aumento salarial que cubra el costo de la canasta básica y aumente según la inflación, para poder por fin conquistar una vida que merezca la pena ser vivida.