Los “Gallos Blancos” lograron su meta: ganar el torneo de la Copa MX para despedirse dignamente de la liguilla final del minitorneo de la Liga MX de la Primera División.
Raúl Dosta @raul_dosta
Jueves 3 de noviembre de 2016
Querétaro hizo valer su localía, pero sobretodo, su ambición de ganar a toda costa este partido y así coronarse por primera vez. Ya había fallado dos torneos atrás cuando fue demolido por Santos. Esta vez, se jugaba a un solo partido y en su propia casa, había que aplicarse bien y lo consiguieron.
El partido fue muy nivelado con diversas llegadas de ambos bandos, aunque la mayoría no tuvieran la suficiente claridad como para convertirlas en anotación. Esto era debido a la intensa marcación defensiva en las dos áreas y, en particular, a un par de estiradas del portero queretano Volpi, quien además colaboraría en el desenlace final.
El colmillo de Vucetich se impuso sobre la insistencia de Almeyda de llegar con jugadas elaboradas y al pie. En cambio, el rey Midas apostó a trabar el juego tapatío en media cancha y aprovechar los rebotes para lanzar a sus delanteros en rápidos desdobles. Así logró varias llegadas que no fructificaron.
A Chivas le era difícil llegar armando sus jugadas desde medio campo porque los Gallos prefirieron hacer de esta zona de la cancha un mar de patadas, falta tras falta, destruían los intentos de avance de los rojiblancos. Con un árbitro complaciente, caracterizado por marcar todo, pero sin recurrir a las tarjetas, la media cancha fue más de juego destructivo y a espera de algún lanzamiento oportuno a los delanteros.
Ante la ausencia de goles el desenlace del partido se tendría que dar en los penalties, donde Volpi, fue la estrella: paró dos y anotó el suyo propio. Un equipo que falla tres de cinco penalties no tiene posibilidades de ganar y Chivas tuvo que conformarse con el subcampeonato. Querétaro, que en la Liga MX navega en la parte baja de la tabla pero que al mismo tiempo es el flamante campeón del torneo Sub-20, por fin pudo alzar una copa en Primera División.