Se cumplen 31 años de la muerte de Marsha P. Johnson, pionera del activismo por los derechos de las disidencias, participó en la revuelta de Stonewall. Fundó la casa S.T.A.R. y fue una gran referente de la lucha por la concientización del VIH.
Jueves 6 de julio de 2023
Marsha P. Johnson, drag queen y afroamericana, nació el 24 de agosto de 1945 en Elizabeth, Nueva Jersey. Su padre fue el obrero de General Motors Malcolm Michael y su madre fue Alberta Claiborne. Fue la quinta de siete hijos.
Poco se conoce sobre la infancia de Marsha, pero hay algo que la distinguió desde su adolescencia, independientemente de cómo estuviese vestida, en ocasiones Johnson también afirmaba su identidad masculina bajo el nombre de Malcolm, Marshall o Mikey, y en esos momentos se ofendía si se la llamaba "Marsha" o se usarán pronombres femeninos. Es decir, que su identidad de género era tan versátil como su orientación sexual.
Durante un juicio, un juez le preguntó a Marsha “¿Qué significa la P?”, a lo que ella dio su respuesta habitual: “Pay It No Mind” (no te preocupes) refiriéndose a lo que se preguntaban sobre ella. Odiaba contestar si era hombre o era mujer.
Llegó a Nueva York a finales de 1960 y en la década del ´70 se hizo inseparable de la activista trans Sylvia Rivera.
Marsha como muchas personas de las disidencias, principalmente de la clase trabajadora racializada, se enfrentó a vivir en las calles, al acoso policial, al trabajo sexual y a la violencia homolesbitransfobica que garantiza este Estado patriarcal y capitalista.
Una época marcada por una política macartista, heredada de la década de 1950, la persecución y la “caza de brujas” a personas de las disidencias, comunistas y otros sectores que cuestionaban a este sistema, era algo de todos los días, lo cual también se expresó en los barrios y en las calles, que con las razzias policiales a los pocos lugares donde podían estar las disidencias eran detenidas principalmente personas trans, travestis, drag queens, personas no binarias.
En este marco se dio la revuelta de Stonewall, un enfrentamiento policial que duró más de tres días, como consecuencia de años de hartazgo de las razzias policiales y de la violencia sistemática por parte del Estado en complicidad con las Iglesias.
En esta revuelta participaría Marsha junto a cientos de personas de las disidencias que despertaron a la lucha política en defensa de nuestros derechos.
La preocupación inmediata para Marsha y sus compañeras era la subsistencia. Por eso, al año siguiente de la revuelta junto con Sylvia Rivera fundaron S.T.A.R., (Acción de Travestis Callejeras Revolucionarias), esto con la ayuda que consiguieron del Gay Liberation Front (Frente de Liberación Homosexual).
Johnson era la “madre” de la casa S.T.A.R., un hotel cuyas habitaciones habían convertido junto a Sylvia Rivera en viviendas comunitarias, a veces para 50 o más personas, y comenzaron a trabajar en espacios autoorganizados y proyectos que mantuvieran cubiertas las necesidades tanto suyas como de sus compañeras.
La prioridad era la subsistencia, pero también en la casa se juntaba ropa y comida para ayudar y apoyar a las más jóvenes drag queens, mujeres trans y otros chicos callejeros que vivían en los muelles de la calle Christopher.
Según sus propias palabras, “originalmente STAR surgió a raíz de su presidenta, Sylvia Lee Rivera, y por Bubbles Rose Marie, y me preguntaron si me unía al proyecto como vicepresidenta. STAR es un grupo muy revolucionario. Opinamos que si es necesario, hemos de levantar las armas para empezar una revolución”.
S.T.A.R. tenía dificultades a la hora de llevar a cabo sus planes, que incluían bailes para recaudar fondos, otra casa S.T.A.R., una línea de teléfono, un centro recreativo, una caja de resistencia para arrestos, y un abogado para la gente que por su identidad u orientación sexual fuera encarcelada.
En la década de 1980, Johnson continuó su activismo de la calle como organizadora respetada de ACT UP - AIDS Coalition to Unleash Power (Coalición del SIDA para desatar el poder), un grupo de acción directa fundado en 1987 para llamar la atención sobre la pandemia de SIDA.
Además de concientizar sobre el VIH – SIDA, hacía fuertes denuncias por el poco acceso laboral de la población trans.
Marsha P. Johnson también se dedicó al arte, realizó varios performances entre 1970 y 1990 con el grupo Hot Peaches, una compañía de teatro neoyorquina que tenía shows una vez a la semana. En 1990 actuó con Hot Peaches en Londres.
En 1974, trabajó siendo fotografiada por Andy Warhol, como parte de su serie polaroid “Ladies and Gentlemen”.
Marsha había estado en la Seguridad Social por Discapacidad por poco tiempo porque tenía serias crisis nerviosas debido a la muerte de su compañero. Tuvo un doctor que no la diagnosticó bien y se dieron cuenta tarde que tenía sífilis. Así que, cuando finalmente le detectaron, la enfermedad estaba en su segunda fase.
Marsha fue hallada muerta el 6 de julio de 1976, en el río Hudson, los detalles de su muerte no fueron aclarados, porque la policía de Nueva York le dio carpetazo y lo catalogó como un suicidio, demostrando una vez más que la policía está para proteger los intereses de una minoría, los de la burguesía, que solo criminaliza y persigue a las disidencias, las mujeres y trabajadores que nos organizamos.
Como resultado del carpetazo, se realizaron muchas protestas para que se dilucide si fue un asesinato o un accidente. Sus amigos y seguidores no consiguen creer ni justificar un suicidio. El caso volvió a abrirse en 2012 después de la dura presión que ejerció la activista Mariah López.
El cuatro de junio, dos días antes de su muerte, Marsha fue entrevistada sobre su vida y esta entrevista haría parte del documental, dirigido por Richard Morrison y Michael Kasino, La muerte y vida de Marsha P. Johnson.
La lucha por nuestros derechos aún continúan
La activista que luchó por las disidencias, los afroamericanos, las personas seropositivas, vivió en las calles, fue trabajadora sexual, vivió en la pobreza y murió sin que su caso pareciera importante, esto como consecuencia de este sistema patriarcal y capitalista que nos orilla al trabajo sexual y que el último escalón de esa violencia son los crímenes de odio y que hace que el promedio de vida de las mujeres trans sea de 35 años.
A 31 años de su muerte y a 54 años de la revuelta de Stonewall nuestras demandas siguen vigentes y se hace necesario luchar para acabar con las cadenas que atan nuestra sexualidad, nuestros deseos y nuestros cuerpos, luchar por construir un mundo donde seamos totalmente libres.
Si bien es importante avanzar en la conquista de nuestros derechos, no basta, no hay que conformarnos con las migajas de este sistema, sino acabar con todo tipo de explotación y oprimidos.
Es por eso que es necesario reivindicar la combatividad que tuvo la revuelta de Stonewall y que construyamos un movimiento de las disidencias combativo y en las calles que pelee por nuestras demandas de manera independiente de las empresas, la derecha y el gobierno.
Pero esta lucha no la podemos dar solxs es necesario la unidad con otros sectores de explotados y oprimidos como con el movimiento de mujeres y principalmente con la clase trabajadora, que es quien mueve al mundo y que es quien puede tomar nuestras banderas para luchar juntes por un mundo mejor sin explotación, ni opresión.