Esta mañana, quienes se referencian en la consigna "Salvemos las 2 vidas", movilizaron a las puertas del Congreso para reclamar en contra del proyecto de la legalización del aborto que se tratará en el Senado el 8 de agosto.
Miércoles 27 de junio de 2018 12:45
Los autodenominados "provida" se movilizaron esta mañana a las puertas del Congreso para pronunciarse en contra de la ampliación de los derechos de las mujeres y los cuerpos gestantes.
Quienes se oponen a la legalización del aborto convocaron un "chupetazo" y un "escarpinazo", tras conocerse la fecha en que el Senado tratará el proyecto que obtuvo la media sanción el pasado 14 de junio.
Con estatuillas de santos católicos en las manos, acompañados de banderas argentinas, pañuelos celestes en sus cuellos y escoltados por el mítico "feto gigante"; realizaron esta acción en un intento de contrarrestar el poderoso movimiento a favor de la legalización del aborto que ayer encabezó un pañuelazo federal.
Quienes hipócritamente hablan del "derecho a la vida" militan fervientemente, con el aval de la Iglesia católica (incluyendo al Papa Francisco), contra la decisión de las mujeres y los cuerpos gestantes de decidir sobre su propio cuerpo; postura que hace eco en la posición personal de la vicepresidenta Gabriela Michetti, presidenta de la Cámara Alta.
Frente al Congreso
los anti- derechos se vinieron con "el Ingeniero". pic.twitter.com/LpUqOqs2RC— Nicolas del Caño (@NicolasdelCano) 27 de junio de 2018
En el Senado, continúa la rosca parlamentaria en las comisiones que definirán el proyecto de ley que deberá tratarse en el recinto. El movimiento de mujeres tiene un gran desafío de cara al próximo 8 de agosto, fecha en que el Senado sesionará para discutir sobre el tema, para lograr su sanción definitiva.
Sin embargo, las maniobras de los legisladores oficialistas pone en riesgo la votación del proyecto de ley que obtuvo la aprobación de la Cámara de Diputados a raíz de la presión de la histórica movilización.
Las calles ya hablaron. El amplio apoyo a la legalización quedó reflejado en las miles y miles de personas que el 13 de junio colmaron las calles de todo el país, transformando la marea verde en un auténtico tsunami, aunque les duela a las cúpulas clericales, los sectores políticos reaccionarios y los militantes de la opresión de las mujeres y la diversidad sexual.