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Básquet. Regeneración soñada: otra vez Argentina entre los mejores del básquet

De aquella eliminación de los Juegos Olímpicos de Río 2016, última función del Chapu Nocioni y Manu Ginóbili, a este nuevo equipo. Analizamos la renovación de la Selección Argentina de Básquet.

Agustín Palmisciano @AgusPalmisciano - Periodista del sitio Globalonet

Jueves 19 de septiembre de 2019 00:16

Foto: AFP.

Manu mira el tanteador, no queda nada. El partido se termina y el resultado marca que no avanzarán a la próxima ronda, que no habrá posibilidad de medalla. En las tribunas, el show de los argentinos cantando asombra a los brasileros que se acercaron al Arena Carioca 1. También los estadounidenses miran con sorpresa, la reacción del público no se condice con el 105 – 78 que marca la eliminación del Alma en Río 2016. El espíritu de competencia no abandona a sus figuras que se brindan en su último partido, en la última función de “Chapu” y “Manu”. El mundo le decía adiós a una generación de basquetbolistas que vivió a puro éxito y brilló sobre el parquet. Es allí donde nace un nuevo equipo.

Tres años más tarde de los Juegos Olímpicos de Río, el seleccionado argentino de básquet fue construyéndose nuevamente bajo la conducción de Sergio Hernández, quien está al mando de la dirección técnica desde 2015 en su segundo período, tras 2005 a 2010. Hernández comenzó a forjar los cimientos de una nueva generación de jugadores donde Scola es el último eslabón de aquel equipo que ganó todo.

Campazzo, Laprovittola, Garino, Deck, Delía, entre otros, fueron los elegidos para disputar el mundial de China donde, contra todos los pronósticos obtuvieron el segundo lugar tras caer frente al número 2 del ránking mundial: España.

En el periodo que va desde Brasil 2016 hasta China 2019, El Alma supo obtener un segundo puesto en el Campeonato FIBA de las Américas, la medalla dorada en los Panamericanos de Lima y la clasificación a Tokio 2020 durante el mundial que finalizó el domingo 15. El gran torneo disputado por el equipo argentino despertó una vez más el interés y la emoción de los espectadores.

“No tengo dudas que Campazzo será el mejor base argentino”, afirmó años atrás el ex jugador y miembro de la Generación Dorada “Pepe” Sánchez. El jugador del Real Madrid de 28 años fue una de las claves del gran torneo que disputó Argentina. Brilló contra los mejores, donde su altura (1.81) no pesó ante los gigantes Serbios o Franceses cuando guió los triunfos más importantes en el campeonato. La frescura de Campazzo y la experiencia de Scola propiciaron el buen funcionamiento de otros jugadores que demostraron tener calidad mundial. Nicolás Laprovittola: elegido como el mejor jugador en la Liga de España, relevó durante el mundial a Campazzo con una tarea brillante a lo largo del certamen, y Gabriel Deck, fundamental en el Pick and Roll durante el partido contra Francia.

El equipo fue creciendo a lo largo del torneo, mientras que los objetivos se iban cumpliendo. Como enumeró Luis Scola en su cuenta oficial de Twitter: “Primero pasar de grupo, llegar a cuartos, clasificar a los JJ.OO, llegar a Semis y por último ganar medalla: Objetivo cumplido”, junto al guiño de entrenador argentino, Sergio Hernández informó: “Si yo soy el técnico para los Juegos Olímpicos, voy a obligarlo para que esté en el equipo”.

El mundial avanzaba, también lo hacían Estados Unidos (Número 1 del mundo), España (Número 2), Serbia (Número 3), Francia (Número 4), y Argentina, quien se encuentra en el puesto 5 del Ranking. Tras las victorias ante Serbia y Francia llegó la final frente a España. En el clásico Iberoamericano, el seleccionado argentino perdió por 95 a 75, tras una gran tarea del conjunto español. Marc Gasol, quien viene de ganar el título de la NBA con Toronto Raptors, Rudy Fernández, Ricky Rubio, elegido MVP del partido y uno de los mejores jugadores del Planeta, lograron anular la gran tarea argentina en defensa y en ataque.

El último miembro de la Generación Dorada: Luis Scola, de 39 años y peinando canas, fue elegido en el quinteto de los mejores del torneo (junto al serbio Bogdanovic, Evan Fournier de Francia, y los españoles Marc Gasol y Ricky Rubio) y el mejor en su posición, ala-pivot. Con un promedio de 16,9 puntos por partido, 7,1 rebotes, 1,5 en asistencias y un promedio de 29, 5 minutos de tiempo jugado por partido. Las claves de “Luifa”, durante el torneo fue el Pick and Pop, cuando salía de la zona pintada y se acercaba para recibir el balón y marcar tiros de 3, un estilo que fue adquiriendo con el tiempo.

Luifa decidió no renovar contrato en Shangai donde jugó el último año, quiere pensar, ver que hacer. Todavía no sabe si jugará en Tokio 2020, pero quien fue abanderado de la delegación argentina en los últimos Olímpicos de Brasil, demostró que su espíritu de competencia sigue intacto y sus números lo demuestran: 41 partidos jugados en los mundiales, es el máximo jugador en llegar a esa cifra junto a Pereira de Brasil, 716 puntos en 5 mundiales disputados lo colocan como el segundo máximo anotador de puntos de la historia de los mundiales y es el más ganador de partidos en la historia, habiendo disputado 41 partidos y ganado 32.

El mundial terminó, el segundo puesto merece el valor de un equipo que dejó todo, no solo con su actitud sino desde el juego. Aquel partido del 2016 frente a Estados Unidos fue el fin de una etapa, pero también representó el espacio necesario para la aparición de una nueva camada. No será una nueva Generación Dorada, será otro equipo, con otros nombres, pero a través de Caffaro, Vildoza, Brussino, Fjellerup, Redivo, Gallizi, Laprovittola, Campazzo, Deck, Delía, el futuro es auspicioso.

Nota publicada originalmente en el sitio Globalonet.