Ocurrió en el pabellón 22 cuando internas intentaban pasarle comida a una compañera que se estaba muriendo de hambre.
Alan Gerónimo @Gero_chamorro
Martes 14 de marzo de 2017 17:32
Una vez más la cárcel de Ezeiza volvió a ser noticia por una brutal represión a las internas allí alojadas. Todo ocurrió cuando en el Complejo Penitenciario Federal IV, en su pabellón 22, internas intentaron pasarle alimentos a una compañera que estaba sufriendo hambre. Ante esto, el Servicio Penitenciario negó sistemáticamente que la comida le llegue y además reprimió brutalmente.
Alfredo Cuéllar, quien desde el 2012 pide justicia por su hija asesinada por el SPF, denunció en el diario Contexto que “primero las golpearon duramente y luego les dispararon agua con una manguera para incendios, ya que las mujeres privadas de su libertad, intentaron defenderse prendiendo fuego un colchón”.
Además agregó que “hasta ahora tenemos conocimiento de tres heridas y dos intoxicadas, que fueron puestas en los ‘tubos’, celdas de castigo que no deben existir bajo ningún punto de vista”.
Cuéllar denunció la represión y la tortura ante la Procuración Penitenciaria de la Nación, de la cual, aclaró, no tiene “muchas expectativas ya que nunca atiende a las víctimas”.
De este modo pidió la intervención de la Procuraduría Contra la Violencia Institucional (Procuvin) y de los organismos de derechos humanos.
“Estamos bajo un sistema muy perverso. La situación en los lugares de encierro es cada vez peor con superpoblación, tortura y muerte”, agregó y además advirtió que esto se podía agravar si se baja la edad de imputabilidad.
Cárceles de la muerte
Hoy se cumplen 39 años de la masacre del pabellón séptimo donde se intento disfrazar de motín un asesinato en masa por parte del Estado.
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Las cárceles nada han cambiado, las condiciones son cada vez más inhumanas, cada quince horas muere una persona en un penal.
Las cárceles alojan a 75 mil internos y están superpobladas, se alojan a los internos en las comisarías, cuando esto está prohibido por ley y ocurren las masacres como lo que ocurrió semanas atrás en la comisaría de Pergamino.
El Gobierno de María Eugenia Vidal intentó varias veces hacerle “chapa y pintura” al SPB y a las cúpulas de mando de la maldita Policía Bonaerense, pero nada cambió. Cada 25 horas muere un pibe por gatillo fácil y en las cárceles se mueren hacinadas, asesinadas y muertas de hambre los internos allí alojadas.
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