Durante la primera quincena de julio se estará iniciando la primera explotación de gas costa afuera en Venezuela, específicamente en el megacampo Perla 4. Las expectativas que se hace la Multinacional Repsol rondan la producción de 150 millones de pies cúbicos de gas al día, para alcanzar los 1.200 millones de pies cúbicos de gas al día en 2020.
Humberto Zavala Venezuela | @1987_zavala
Miércoles 8 de julio de 2015
Fotografía:Flickrr
Fotografía:Flicker
La información dada a conocer por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) y confirmada por el ministro de Petróleo y Minería, Asdrúbal Chávez, a finales del mes de junio, detalla que: “En las siguientes fases del proyecto, la producción irá en aumento hasta alcanzar los 1.200 millones de pies cúbicos de gas al día en 2020, volumen que, si se cumplen las previsiones, se mantendrá hasta el final del contrato en 2036”.
Las multinacionales Repsol y Ente Nazionale Idrocarburi (ENI) instalaron en PERLA el primer pozo productor en la Plataforma Cardón IV, en aguas del Golfo de Venezuela, a solo 50 km de la costa del estado Falcón. Al día de hoy, 7 de los 26 pozos previstos en el Plan de Desarrollo ya están perforados y se pondrán en producción mediante cuatro plataformas y conexiones submarinas que llevarán el gas a la costa para su procesamiento. La licencia del bloque está operada por la empresa Cardón IV S.A., sociedad creada por Repsol (50%) y ENI (50%). Cardón IV forma parte del Proyecto de Gas Rafael Urdaneta, conformado por otros 28 bloques de explotación que se extienden por el noroccidente del país. Según datos divulgados por la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA), entre todos suman una extensión aproximada de 30.000 kilómetros cuadrados, con nueve billones de pies cúbicos de gas original en sitio (GOES).
Una PERLA gasífera a la medida del apetito de Repsol
La entrada de Repsol al país en 1993, a cinco años de su fundación, coincide con el año en que se ejecutaba el Proyecto Cristóbal Colón, en cuyo marco de condiciones (condición vigésima) el estado venezolano pierde la exclusiva jurisdicción nacional sobre sus recursos y quedando sometida a cada reclamo o controversia entre PDVSA y las multinacionales petroleras, ante el arbitraje internacional. Actualmente Repsol cuenta con derechos mineros sobre ocho bloques en producción, y con una superficie neta de 853 km2: Cardón IV, Carabobo, Quiriquire, Quiriquire (gas), Yucal Placer Norte, Yucal Placer Sur, Mene Grande y Barúa Motatán.
Es importante resaltar que la vigente Ley Orgánica de Hidrocarburos Gaseosos (1999) catalogada por empresarios tanto locales como trasnacionales como “un excelente marco legal para atraer inversiones internacionales” es la que permite que compañías como Repsol y ENI puedan tener licitaciones de hasta un 100% de la torta accionaria en el país.
En el año 2010, cuando culminaron las pruebas para confirmar reservas en el campo Perla 3X, con inversiones de 7.000 millones de dólares emprendidas por Repsol en convenio con ENI y PDVSA, el fallecido mandatario Hugo Chávez durante su visita a Madrid anunciaba “vamos a estar entre los primeros del mundo de gas”, mientras que Repsol celebraba “el mayor descubrimiento de gas en la historia de la compañía”.
Según datos suministrados por PDVSA, Venezuela se ubica como el octavo país del mundo con mayores reservas probadas de gas natural y el primero en América Latina. Sus reservas probadas alcanzan los 151 billones de pies cúbicos de gas (BPC) y cuenta con un volumen de 40 billones de reservas posibles y una base de recursos aproximada de 196 billones de BPC, para totalizar un volumen de reservas de 427 billones de pies cúbicos. Al cierre de mayo de 2015, los precios del gas natural en Venezuela ascienden a 17,85 bolívares por cada millón de BTU, en una tasa de cambio de 10,08%.
Es en el marco de una pronunciada recesión económica, agravada por fuertes endeudamientos contraídos en los últimos meses, que el gobierno busca atraer la inversión extranjera de multinacionales como Repsol, experta en asegurarse las mejores condiciones para sustraer los recursos naturales de países latinoamericanos y embolsarse ganancias extraordinarias, como la que emprendiera Repsol-YPF en Argentina hace poco más de 3 años.
De este modo, mientras el pueblo trabajador enfrenta una difícil situación salarial y en detrimento general de sus condiciones de vida, el gobierno nacional compromete los recursos naturales de nuestro suelo para continuar generando dividendos exorbitantes para los mismos inversionistas que contribuyen al endeudamiento progresivo de la nación y su dependencia. Es precisamente por esto que los trabajadores debemos ligar las luchas contra el deterioro de nuestras condiciones de vida con las luchas por una genuina nacionalización de los hidrocarburos y de toda la industria energética bajo control de sus trabajadores y del pueblo pobre, y poner todo ese potencial en función del desarrollo tecnológico y científico de la nación, y las necesidades de las grandes mayorías.