El diputado radical se reunió con dirigentes de la CGT y se refirió a la reforma laboral que impulsa Cambiemos.
Jueves 16 de noviembre de 2017
El diputado nacional y dirigente del radicalismo, Ricardo Alfonsín, se reunió este miércoles con los referentes de la CGT, Pablo Moyano y Juan Carlos Schmid.
“Conversamos sobre los proyectos de reforma laboral, tributaria y previsional que el gobierno nacional ha puesto a consideración de fuerzas políticas, económicas y sociales. Compartimos la preocupación respecto de algunas iniciativas que perjudicarían no solo a los trabajadores y a los jubilados, sino al conjunto de los argentinos”, señaló Alfonsín en su cuenta de twitter.
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En diálogo con FM La Patriada, el diputado radical expresó su desacuerdo con el proyecto de reforma laboral del oficialismo. Aseguró que “a priori” el radicalismo no debería acompañar dicha reforma, dado que “representa un retroceso de 100 años”. Sin embargo, aclaró que habla "a priori, porque las cosas están tan patas arriba en el partido que no se sabe qué puede pasar”.
Los líderes sindicales por su parte, le solicitaron que se incorporara a la mesa de diálogo con el Gobierno sobre las reformas que planea impulsar en el Congreso. Alfonsín sostuvo que “sería poco inteligente” y “suicida” que los dirigentes de la central obrera no negocien con el Gobierno. “En los 90 consensuaron mal y no defendieron a los trabajadores”, afirmó. Lejos está el diputado de opinar que a la reforma laboral hay que rechazarla de plano. No se comprende cómo es posible negociar un retroceso de 100 años. Para Alfonsín, quizás haya que retroceder 99 u 80 años en lugar de un siglo entero.
Alfonsín separó a la UCR del proyecto de reforma, al remarcar que el partido no es coautor del mismo. “Va en contra del ideario radical en las relaciones de trabajo”. Las declaraciones del diputado dan cuenta de la interna que atraviesa al partido centenario. Desde aquella convención partidaria celebrada en Gualeguaychú en 2015, en la que la UCR definió unirse al PRO en la alianza Cambiemos, Alfonsín se encuentra en una disputa por cargos hacia adentro de Cambiemos y de su propio partido.
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En declaraciones recientes a los medios, el dirigente denunció que según él, en el Gobierno de Cambiemos "no se escucha a la UCR". Muy distinta parece la opinión de José Corral, presidente de La Unión Cívica Radical, quien hizo público un documento titulado, "Los radicales somos Cambiemos". La UCR, asegura el texto "ha sido protagonista de la consolidación del cambio que tuvo lugar en las elecciones del 22 de octubre. Cambiemos se afirmó como fuerza nacional y le da al Gobierno de Mauricio Macri el respaldo político que otorga tiempo a las reformas que el país necesita para dejar atrás el populismo. Creemos que Cambiemos representa para los argentinos los valores históricos del radicalismo actualizados a los desafíos del siglo XXI".
"Nunca ví al radicalismo con un presidente tan divorciado del ideario y de los afiliados radicales”, se indignó este miércoles Alfonsín. Habría que preguntarle al diputado a qué ideario se refiere, ya que históricamente la UCR ha jugado un rol a favor de las grandes patronales. Actualmente, en Jujuy, provincia gobernada por el radical Gerardo Morales, el ataque a las libertades democráticas de los trabajadores y sectores populares, le ha valido a la provincia el título de "capital nacional de la represión y la impunidad".
La ubicación de la UCR junto a Cambiemos no contrasta con el papel jugado por el radicalismo en otros momentos de la historia. La imagen todavía vívida de De la Rua huyendo en medio de la represión al pueblo hambreado en un helicóptero, sirve para recordar este rol. Ni hablar de la defensa irrestricta del radicalismo a los intereses de las patronales agrarias, que se expresó en la disputa por la 125 y por la que el radical Julio Cobos emitió su histórico voto "no positivo". Qué decir de las leyes de obediencia debida y punto final. Más lejos aun en el tiempo, se puede mencionar el aporte de decenas de intendentes radicales a la última y sangrienta dictadura militar.
El enfado de Alfonsín no tiene ningún trasfondo ideológico, aunque él intente disfrazarlo de esa manera. Su ofuscamiento es la expresión impotente de la rosca y las disputas por cargos en el marco de la alianza que compone su partido, tan cómplice del ajuste que impulsa el gobierno, como Alfonsín mismo.
Redacción
Redacción central La Izquierda Diario