El candidato de Unidad Ciudadana cosechó el 26 % de los votos. A pesar de los sondeos que lo daban como ganador, quedó lejos de romper la hegemonía del MPN. En nombre de la “vocación de construir poder”, el kirchnerismo apostó por un candidato moderado y proempresario, pero con un resultado peor al de 2015.
Juan Manuel Astiazarán @juanmastiazaran
Lunes 11 de marzo de 2019 14:34
Omar Gutiérrez fue reelecto con casi el 40 % de los votos. El triunfo fue el onceavo consecutivo del MPN, que gobierna la provincia desde 1962. La famosa hegemonía emepenista sigue en pie, a pesar de los sondeos que ubicaban a Rioseco como posible triunfador.
Pero la foto del día después deja varios datos para analizar. Por un lado, a pesar de su alianza con el Gobierno nacional, Gutiérrez evitó quedar pegado a la Casa Rosada: “Este es un gobierno libre, independiente y autónomo” sostuvo tras obtener el triunfo. Y remarcó: “Estamos contentos de haber fijado el 10 de marzo como fecha de la elección. Esta es una foto de hoy. Este es un proyecto provincial. Queda cada uno el libertad de acción para lo que venga”.
Lo que viene es una forma de referirse a la elección presidencial, en la cual Gutiérrez adelanta que no piensa meterse. Y suena lógico. La profunda crisis económica y la mala imagen del Gobierno nacional lo obligan a desmarcarse, a pesar de los acuerdos que puedan existir. La floja cosecha del candidato de Cambiemos en la provincia, Horacio “Pechi” Quiroga, es una muestra de la desdibujada imagen del Gobierno.
Pero por otro lado, mientras el macrismo respira aliviado por la derrota de Rioseco, en el kirchnerismo los resultados dejan más dudas que certezas. La apuesta del espacio que conduce la expresidenta fue jugar con un candidato moderado que, mientras se entusiasmaba con las encuestas, se corría progresivamente hacia la derecha con un discurso proempresarial que buscaba dar tranquilidad a las petroleras.
Durante una entrevista con Ámbito, el candidato de Cristina aseguró: “Las petroleras con nosotros van a ganar más plata que nunca. Macri y Gutiérrez no les dan garantías”. Y en su afán de seducir a los grandes capitales, en el acto de cierre volvió a insistir con el mensaje: “Quieren generar desconfianza, como que nosotros no somos capaces de administrar, como que no somos capaces de garantizar la inversión, como que somos los que vamos a correr a las empresas que vienen a invertir a Neuquén. Yo les digo que este proyecto político es la garantía de la seguridad jurídica en la República Argentina. Tenemos como ejemplo el yacimiento El Mangrullo que hace 10 años creció 1000 % en la producción y es el yacimiento estrella en la República Argentina. Ese es el modelo de Vaca Muerta que vamos a ofrecerle a la Argentina”.
El Mangrullo, el yacimiento estrella al que tanta publicidad le hace Rioseco, es operado por Pampa Energía S.A, la empresa que es propiedad nada más ni nada menos que de… ¡Marcelo Mindlin! Sí, la esperanza del frente antimacrista en la provincia de Vaca Muerta llegaba agarrado de una mano con Cristina y de la otra con el amigo del presidente y el dueño de Edenor, beneficiario de los enormes tarifazos que hambrean a millones.
Pero el discurso de Rioseco, mostrándose amigable con los grandes capitales y "los inversores", no es más que el correlato de la estrategia más general que el kirchnerismo viene emprendiendo en los últimos meses. La reunión de Kicillof con los enviados del Fondo y la promesa de continuar pagando la deuda (a pesar de su gesto de pocos amigos acompañado de mate y bizcochitos Don Satur), o el encuentro con los sojeros de la Sociedad Rural en Bragado, son apenas algunas muestras de eso.
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La expectativa que había generado en la previa un posible triunfo de Rioseco contrasta con lo que dejó la diferencia de más de 13 puntos que lo separaron del ganador. Pero incluso si se miran las elecciones anteriores es posible reconocer que los resultados están lejos de aquella idea que hace bandera de la moderación y el discurso proempresarial para poder ganar la elección. En las últimas elecciones ejecutivas de 2015, cuando el kirchnerismo aún era gobierno, la fórmula encabezada por Rioseco había quedado también segunda pero alcanzando 31,2 %, a 9 puntos de diferencia de Gutiérrez que obtuvo el 40,5 %.
La apuesta a la “unidad opositora” en el primer test electoral no tuvo el efecto que esperaba de contagiar un clima de triunfo para lo que sigue en el calendario electoral. Pero incluso la estrategia de moderación, buscando tranquilizar a los inversores y las petroleras, prometiendo seguridad jurídica y garantizando “ganar más plata que nunca”, mostró un retroceso electoral.
En medio de la crítica situación que ata el destino de la economía nacional a los planes del FMI y los grandes capitales, los grandes partidos tradicionales de Neuquén se esforzaron por garantizar el esquema de negocios multimillonarios y entrega de los recursos naturales a las grandes petroleras, con el mismo resultado de hace 57 años: el MPN seguirá al frente de la provincia.
En este difícil contexto, las dos bancas obreras y socialistas conquistadas por el Frente de Izquierda muestran la consolidación de un espacio que cuestiona al régimen y a los candidatos de las petroleras. Y más aún, marcan que el FIT no sólo fue capaz de defender sus posiciones conquistadas, sino de aumentar su caudal de votos con respecto a las elecciones provinciales de 2015, con una campaña militante y anticapitalista que plantea la única perspectiva posible para que los costos de la crisis no los paguen las grandes mayorías.
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