Rodrigo González nació a mitad del siglo XX, fue uno de los íconos del rock nacional con letras originales, más conocido después de su muerte pero una pieza clave de la música en México.
Lunes 19 de septiembre de 2016
Nació y creció en Tamaulipas en 1950 influenciado por el blues, el rock y el huapango decidió abandonar la carrera de psicología y dedicarse por completo a la música, a mitad de la década de los 70 Rodrigo decide mudarse a la Ciudad de México para continuar con su carrera.
Ya en la ciudad es donde daría rienda suelta a toda la creatividad que tenía el joven tamaulipeco y que lo proyectaría como un ícono del rock nacional que quería alejarse de los parámetros establecidos por los medios masivos de comunicación que difundían la primera oleada rocanrolera dependiente de las creaciones realizadas en EE UU principalmente, eran gente como Enrique Guzmán, César Costa, Alberto Vázquez y Angélica María, (y grupos como los Teen Tops, los Hooligans,Los Rebdeldes del Rock, los Apson, etc.)
Al lado de Rafael Catana,Fausto Arreguín, Nina Galindo, Emilia Almazán, Armado Rosas, Roberto González, Gerardo Enciso, Eblen Macari, Roberto Ponce, y posteriormente La Camerata Rupestre y el Grupo Qual, Rockdrigo destaca en un movimiento musical, originado en el inicial Colectivo Rupestre de los Cantantes Errantes, el cual se identifica por integrar a canta autores que no tienen una gran producción (por la carencia de dinero y equipo) pero que aportan musicalmente una enormidad en cuanto a creación e innovación. Compartieron ideas, penurias y escenarios al lado de otras figuras importantes del rock “underground” mexicano como Jaime López, Real de Catorce, León Chávez Texeiro y Botellita de Jerez, entre otros.
Este es el Manifiesto Rupestre que publicaron, redactado precisamente por Rockdrigo González:
“No es que los rupestres se hayan escapado del antiguo Museo de Ciencias Naturales ni, mucho menos, del de Antropología; o que hayan llegado de los cerros escondidos en un camión lleno de gallinas y frijoles.
Se trata solamente de un membrete que se cuelgan todos aquellos que no están muy guapos, ni tienen voz de tenor, ni componen como las grandes cimas de la sabiduría estética o (lo peor) no tienen un equipo electrónico sofisticado lleno de sinters y efectos muy locos que apantallen al primer despistado que se les ponga enfrente.
Han tenido que encuevarse en sus propias alcantarillas de concreto y, en muchas ocasiones, quedarse como el chinito ante la cultura: nomás milando.
Los rupestres por lo general son sencillos, no la hacen mucho de tos con tanto chango y faramalla como acostumbran los no rupestres, pero tienen tanto que proponer con sus guitarras de palo y sus voces acabadas de salir del ron; son poetas y locochones; rocanroleros y trovadores. Simples y elaborados; gustan de la fantasía, le mientan la madre a lo cotidiano; tocan como carpinteros venusinos y cantan como becerros en un examen final del conservatorio.”
Grandes anécdotas acompañan a la leyenda de Rockdrigo, una de las más peculiares es cuando los rockeros deciden dar un concierto para los presos del penal Barrientos, se organiza un gran festival en donde tocó Javier Batíz y el entonces Three Soulds in my Mind, pero Rockdrigo tan “frito” como era llegó tarde al acceso de las bandas, así que pidió prestada una escalera y subió por los muros del penal Barrientos y cuenta la leyenda que salió del mismo modo.
La vida de este genio de la música acabó junto a la de miles de personas el 19 de septiembre de 1985 en su departamento de la calle Bruselas en la colonia Juaréz. Sus amigos y familia se dedicaron a rescatar su obra y salieron a la luz distintos discos con temas que tenía grabados en estudios y una presentación en vivo en el café del artesano en Aguascalientes.
Las “hurbanistorias” del Rockdrigo son pieza clave en la trayectoria del rock nacional y sus canciones siguen siendo interpretadas por distintas bandas en la actualidad.
Este es el video de la tocada en el penal de Barrientos:
