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Red Internacional
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Aborto. Rosca de Pascua: el mensaje del Episcopado contra los derechos de las mujeres

En pocos días inicia en el Congreso el debate por la interrupción voluntaria del embarazo. Sólo la movilización puede combatir el oscurantismo y conquistar este derecho.

Domingo 1ro de abril de 2018 00:01

Todas las encuestas -Tendencias, Clarín, Perfil, Gustavo Córdoba & Asociados- confirman que la mayor parte de la población está a favor de la interrupción voluntaria del embarazo. El mismo Eduardo Feinmann lanzó un sondeo, seguro de que los resultados respaldarían su retórica antiabortista… y perdió por goleada. EL 80% (alrededor de 160 mil usuarios) votó a favor de la legalización.

A ello se suma que el 63% de la población cree que la Iglesia no debería opinar sobre el tema. Este sentimiento se expresó con fuerza el 8M, cuando una marea de mujeres inundó las calles del país: “legalización del aborto” y “separación de la Iglesia y el Estado” fueron dos de los reclamos reclamos más escuchados en la jornada.

La reacción de la Iglesia no se hizo esperar. Monseñor Aguer y los miembros más tradicionales de la Curia, junto a los curas villeros, se embarcaron en una campaña contra este derecho elemental. Ejemplo de ello fue la llamada “marcha pro-vida” impulsada por las jerarquías católica y evangélica.

Con motivo de las Pascuas, el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), monseñor Oscar Ojea, aprovechó para continuar la “cruzada”. A través de un video difundido por Twitter, subrayó que “no tenemos derecho a eliminar ninguna vida” y pidió que “todos los argentinos que están llamados a la vida puedan encontrar su lugar”. “En la secuencia de Pascua rezamos que la muerte y la vida se enfrentaron en un duelo admirable. El rey de la vida estuvo muerto y ahora vive”, agregó el obispo de San Isidro. Su militancia contra las mujeres tiene larga data y es muy activa en las redes sociales.

Anualmente se realizan aproximadamente 450 mil abortos y son las más pobres quienes mueren debido a las consecuencias de la clandestinidad. Estas vidas no les interesan a los clérigos. Una institución envuelta en escándalos de pedofilia y corrupción, continúa imponiendo su moral oscurantista sobre nuestros cuerpos y ejerce presión sobre un tema de salud pública.

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La lucha de las mujeres en las calles mostró que existe la fuerza para combatir la injerencia del Vaticano y conquistar finalmente el aborto legal. Ningún gobierno nos regaló nunca nada. Sólo con la movilización podemos avanzar hacia éste y todos los derechos que nos faltan.