Este sábado 8 de agosto a las 17 hs nos sumamos a los plenarios abiertos convocados por el Movimiento de Agrupaciones Clasistas para charlar y discutir cómo hacer frente a la crisis sanitaria y económica en medio de la pandemia. En esta nota te contamos por qué es importante que participemos.
Jueves 6 de agosto de 2020 10:45
Los y las trabajadoras de la salud somos casi un millón en todo el país. Clínicas, hospitales, salitas de salud, grandes centros médicos. Desde controles anuales, emergencias, urgencias, tratamientos crónicos, sea cual fuere el motivo que nos empuja allí, somos esos esenciales quienes estamos en la primera línea. Formamos un sistema fragmentado en tres partes: el público, el de las obras sociales, y el privado. Este último, formado por prepagas, laboratorios y clínicas, tiene el 69% de las instituciones para internación.
Recepcionistas, administrativos, médicos y médicas, enfermería, camilleros, técnicos de imágenes, de laboratorio, extraccionistas, atención a los pacientes, agentes de call center, conductores de ambulancias, acompañantes terapeútico, etc. Podríamos seguir con la larga lista de quienes día a día sostenemos, llevamos adelante, y hacemos que funcione este engranaje,
Cuando comenzó el aislamiento obligatorio dispuesto por el gobierno nacional para enfrentar a la pandemia del Covid 19, lo que se esperaba era que se amplíe el sistema de salud, que se reorganice para poner nuestras vidas y las de los pacientes por delante. Pero nos encontramos hace meses intentando garantizar atención en una estructura que se resquebraja, mientras los bolsillos de unos pocos engordan cada día más.
Nos hartamos de escuchar, desde el gobierno, la oposición y los medios de comunicación, de que los responsables de los contagios son los individuos. Pero bien sabemos que la responsabilidad la tienen los que nos someten a ritmos extenuantes sin contratar más personal, a cubrir horas de compañeros y compañeras que se contagian, los que nos niegan licencias materno parentales o por enfermedad suspendidas, los que nos hacen pagar la luz, internet o computadoras en el teletrabajo, la falta de insumos como alcohol en gel, termómetros que no andan, pocos barbijos y podríamos seguir la lista.
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Pero, donde hay una crisis, ellos ven una oportunidad, y para acumular ganancias son muy rápidos. Podemos decirles los miserables. Reciben parte del presupuesto público representando el 4.92% del PBI, y un 3,09 % las Obras Sociales (contando al PAMI), año a año aumentan sus cuotas cada vez más inaccesibles y empresas como Osde, Omint, Galeno, Swiss Medical, Emergencias, hospitales como el Italiano, el Alemán, entre otros, están inscriptas en el programa ATP.
Mediante este programa, el Estado por medio del Anses abona gran parte del salario de los empleados, y además lo cobran hasta los directivos. Claudio Belocopitt, uno de los más ricos del país y mayores accionistas de Swiss Medical Group tiene un patrimonio valuado en 1000 millones de dólares según la revista Forbes, y acaba de cobrar su parte por ATP. Lo que se dice, un Estado bien presente.
Los empresarios de esta área se llevan el récord de aumentos. El año pasado el rubro Salud registró un alza en sus cuotas de 72,1%, por encima de la inflación general del período que se ubicó en el 53,8 por ciento. Pero a esos miserables parece no alcanzarles. Nuestras vidas se encuentran desplazadas, y es esa ganancia la que guía el camino.
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La Argentina de conjunto dispone de 4,5 camas cada 1000 habitantes, mientras lo recomendado por la OMS es 8 camas cada 1000 habitantes, como es el caso de Alemania entre otros países. Es decir, estamos entrando en el pico de la pandemia, el sistema de salud está llegando a su límite ocupación, les laburantes en condiciones paupérrimas dejando la vida en el trabajo y aun así se premia a quienes están aprovechando para llevarse más ganancias.
Mientras el gobierno cierra el acuerdo con los bonistas para pagar la deuda externa, hace meses que viene rechazando junto con la oposición el tratamiento del proyecto de Ley de impuesto a las grandes fortunas presentado por el Frente de Izquierda Unidad. Por ejemplo, solo si la familia Blaquier del ingenio Ledesma lo pagara se podrían adquirir 4900 respiradores. Además, el gobierno nacional, lleva pagados 7 mil millones de dólares en deuda pública este año, una cifra que hoy equivale a 700 mil respiradores o a dos meses de un salario de cuarentena de 30 mil pesos para las 9 millones de personas que hoy perciben el IFE. Es urgente invertir estas prioridades.
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Porque hay que decirlo bien clarito: necesitamos la unificación del sistema de salud, del sector privado con el público, bajo control y gestión de sus trabajadores. ¿De qué otra mejor forma podríamos administrar y orientar los recursos con los que contamos? Sabemos que esos empresarios no van a querer largar nada, y los sindicatos brillan por su ausencia, tenemos que exigirles que se pongan al frente de nuestra lucha. Queremos tests masivos, esos con los que lucran los privados, al servicio de todos los y las trabajadoras esenciales de todos los rubros que estamos expuestas desde el primer día.
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Sólo nuestra fuerza, la de quienes día a día movemos este engranaje, puede torcer la balanza. Por eso, quienes trabajamos en salud, sea privado o público, en un gran hospital o en una salita, monotributistas, en negro o contratados estamos organizándonos desde abajo. Este sábado 8 a las 17hs nos conectamos en una gran asamblea, sin patrones o buchones, para discutir, debatir, contar nuestras experiencias, y comenzar a diagramar un plan de lucha para hacer frente a esta crisis. Porque siempre se la llevan de arriba, pero queremos dejar en claro que nuestras vidas, valen.