Samuel García, el gobernador electo de Nuevo León, sostuvo una serie de reuniones con Enrique Alfaro y AMLO con el fin de presentarse como una persona dispuesta a colaborar con diferentes actores políticos, pero que en el fondo, busca posicionarse para las elección presidencial del 2024.
Jueves 8 de julio de 2021
Samuel García –SG— gobernador electo de Nuevo León se reunió con el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador—AMLO—. Según ambos, el encuentro fue “amistoso”. Recordemos que, durante la campaña electoral, existió una gran tensión política entre ambos personajes, pues el ahora gobernador, asumió una postura retadora respecto al gobierno federal con el objetivo de colocarse como la cabeza de la oposición de derecha en relación al gobierno de la 4T.
Samuel García salto a la fama por diversos escándalos mediáticos. La marca característica de esos acontecimientos eran los comentarios clasistas que reflejaban un total desconocimiento del México profundo, del país con más de 60 millones de pobres. No obstante, su victoria fue impulsada, por una parte, por su esposa e influencer Marian Rodríguez que con una poderosa campaña en redes sociales, logró colocarlo como una potente figura pública. Por otro lado, SG recurrió a un discurso conservador y a la demagogia típica de las clases dominantes que empalmó con un sentimiento de descontento entre sectores de la población de Nuevo León con el gobierno de AMLO, aunado a los escándalos que derrumbaron el ascenso de la candidata morenista.
Sobre el encuentro, SG dijo que “Le voy a plantear al Presidente los grandes proyectos, los grandes planes que tiene nuestro estado y que ocuparemos de su ayuda para juntos construir un nuevo Nuevo León”. En su mensaje también agradeció al gobernador Enrique Alfaro, a alcaldes y autoridades de Jalisco por su hospitalidad durante su gira de trabajo en el estado. Por su parte, la misma realización de la reunión y el tono conciliador del presidente y del gobernador opositor, muestra la intención de aquel de acercarse a sus opositores, en un gesto de mayor moderación política.
Estamos ante un movimiento político del regiomontano que busca lucir como un hombre abierto al diálogo con todas las fuerzas políticas, y al mismo tiempo, mantener una senda abierta para aliarse con otro importante opositor como lo es Enrique Alfaro (también gobernador por Movimiento Ciudadano) con el fin de posicionarse para las elecciones presidenciales del 2024. El ex senador tiene la pretensión de ser el candidato que a futuro pueda recomponer a la oposición de derecha en torno a un solo aspirante que pueda disputar la presidencia de la república a Morena, presentándose como un outsider de la política, una cara juvenil e “inocente” que no representa a la “vieja política”. Sin embargo, el advenedizo García tiene por delante a los partidos de oposición (en particular al PAN y al PRI) que apuestan a ocupar un lugar predominante en la competencia contra el ahora partido hegemónico del presidente.
La realidad es muy diferente a la que intenta presentar García. El gobernador de Nuevo León es la cara visible de un sector de la gran burguesía nucleada en la ciudad de Monterrey, que sí bien se ha visto beneficiada por el gobierno de la 4T, prefería la continuidad de los partidos neoliberales que gobernaron el país en los sexenios previos, y una aplicación más ortodoxa de las medidas dictadas desde los grandes organismos financieros internacionales. Cuando se revisa sus propuestas de gobierno, es inevitable percatarse del tono marcadamente neoliberal, pues se resalta nociones como “competitividad”, “apoyo a la inversión privada”, etc., que en el fondo aseguran las ganancias de los grandes capitalistas.
Asimismo, el gobernador electo de Nuevo León es un declarado enemigo del derecho de las mujeres de decidir sobre su cuerpo, pues en más de una ocasión, se ha pronunciado contra el derecho al aborto. En resumen, nos hayamos frente a un “nuevo” exponente de la misma vieja clase política pro empresarial y derechista, que busca hacerse con el gobierno en función de un “nuevo” discurso, pero que pretende continuar profundizando el ataque contra las y no cambia el fondo de los problemas de los trabajadores, con mayor precariedad laboral, la militarización del país, la subordinación al imperialismo estadounidense, entre otros.
Las y los trabajadores requerimos una herramienta política propia, una organización que exprese nuestras demandas económicas, políticas y sociales con independencia de los partidos pro patronales del actual régimen mexicano, tanto de la derecha que expresa García, como del gobierno. Un partido que lleve hasta el final la lucha por mejores condiciones de vida y ponga un alto a políticos como SG, y que, fundamentalmente, levante una perspectiva antiimperialista, socialista y revolucionaria.