Hablamos con Pablo Artecona, autor del libro “Boedo, la otra obsesión (de vuelta a donde nunca nos fuimos)” y de “Ensayos cuervos (relatos de ficción para ser leídos en cuarentena)”.
Pablo Artecona es licenciado en Comunicación Social (UBA). Es Autor del libro “Boedo, la otra obsesión (de vuelta a donde nunca nos fuimos)” y de “Ensayos cuervos (relatos de ficción para ser leídos en cuarentena)”. Pablo también es parte del staff del programa de radio “Polideportivo de Boedo”, dedicado a todas las actividades del club.
En esta entrevista con #SeTeníaQueDecir habla de todo:
La identidad propia del cuervo, del hincha de San Lorenzo, que es ese exilio de la sede histórica de su club, de su casa, de su barrio de Boedo, impuesto por la dictadura genocida del `76. Pablo lo aborda en su primer libro, “Boedo, la otra obsesión (de vuelta a donde nunca nos fuimos)”, y nos cuenta esa historia y cómo vive todavía hoy el hincha del club ese “despojo”, como lo llama, está de fondo en la charla.
"Dentro de la jerga nuestra está que el gasómetro fue un desaparecido más. Porque San Lorenzo fue ciaxcionado y amedrentado para tener que desprenderse del estadio conel argumento inviable de que por ahi iba a tener que pasar la General Paz, una autopista fantasma que nunca existió", cuenta, y dice "que San Lorenzo no tuvo mas remedio que irse de alllí, y obviamente a las luces de esta gran mentira, porque después fue vendido a una multinacional francesa".
Pablo también recuerda que Osvaldo Bayer, en una entrevista, le contó que ese exilio del vlub tiene que ver con que San Lorenzo era cosa juzgada desde el momento que le abrió las puertas a las Madres de desaparecidos y desaparecidas, para para pedir por sus hijos.
"San Lorenzo fue el primer club, cuando no les abrían ninguna puerta ni ningún diario de los denominados medios grandes de comunicación (...) para reclamar por sus hijos desaparecidos. Entonces San Lorenzo les abrió las puertas para que hagan un acto, en plena dictadura, en los años 1977, 1978 en adelnate, para que puedan hacer manifestaciones. Entonces Bayer recuerda eso como un acto de hidalguía y solidaridad del club, y del gasómetro, porque allí se hizo, y el entiende que eso fue la gota que rebalsó el vaso para que esta gente lo tuviera entre ceja y ceja".
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