Las obras sociales también son insuficientes a la hora de responder en esta pandemia. Se reubican guardias de manera improvisada que no responden a urgencias y son los trabajadores de salud los que están en la primera fila.
Miércoles 1ro de abril de 2020 10:55
Así como día a día se diagnostican nuevos casos de COVID-19 en nuestro país y en el mundo, también afloran los problemas estructurales que atraviesa la salud pública, como las obras sociales y la medicina prepaga.
En esta oportunidad, La Izquierda Diario dialogó con una enfermera del Sanatorio Sagrado Corazón, la cual pertenece a la obra social de empleados de comercio OSECAC.
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En su relato, nos cuenta que el sanatorio ubicado en el barrio de Congreso, decidió trasladar a hoteles cercanos a pacientes que se encontraban internados en salas de terapia, con el fin de descomprimir las camas de internación y prepararse ante un eventual aumento de pacientes para el COVID-19.
Se puso en funcionamiento una guardia en un hotel, la cual no cuenta con la maquinaria hospitalaria que precisan los pacientes. Entre ellos se evidencia la falta de sistema de oxígeno central, la falta de carros ante paros cardíacos, la falta de personal médico para que atienda a los pacientes que están internados, los cuales fueron recién trasplantados y precisan de cuidados acordes a las patologías en el ambiente en el que se encuentren.
Entre ellas se mencionan post-operatorio de carótida, ACV isquémico y trasplante hepático, todas patologías de complejidad.
¿Cómo se abordaría un paro cardíaco de cualquiera de estos pacientes? Sin los insumos, como el carro de paro para responder de manera rápida y segura.
¿Cuánto tiempo puede pasar hasta que se llame a un profesional médico y asista al paciente? En esta guardia improvisada, los trabajadores de salud atraviesan este constante estado de tensión, además de quedar expuestos y sin recursos ante una urgencia o emergencia.
Las respuestas de la directiva de ATSA (Asociación de Trabajadores de Sanidad Argentina) brillaron por su ausencia, mientras que los jefes de las áreas tampoco ofrecen claridad sobre cómo proceder ante posibles imprevistos.
Los trabajadores de la salud son los que ponen el cuerpo frente a la crisis sanitaria, quienes atienden sin los recursos aptos y quienes dan la cara frente los familiares de los pacientes. Todo esto en un contexto donde la sobrecarga laboral se hace explícita y tienen que ingeniárselas para poder atender de la mejor manera posible.
Es por eso que se hace necesario un sistema único de salud que nuclee al sector público, al sector privado y a las obras sociales para que no haya diferencia de acceso a un derecho tan elemental como lo es la salud.
Como así también de la creación de comisiones de seguridad e higiene conformada por sus propios trabajadores, que son los que saben lo que se necesita en cada lugar. No sólo para no exponerse a situaciones de contagio, sino para otorgar la mejor atención en salud a todos los pacientes.
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