Ya son más de 500 los despidos en Yacimientos Carboníferos Río Turbio y ha golpeado muy duro en la comunidad de la cuenca carbonífera y el establecimiento Ferroportuario Punta Loyola en Río Gallegos. Pero a pesar de la angustia, la rabia y la distancia se organizan para vencer el despiadado ataque patronal.
Ernesto Zippo Trabajador de Correo Argentino | MAC Rio Gallegos - Sta Cruz
Lunes 29 de enero de 2018 08:57

Para difundir la situación se realizó un gran festival el 27 de enero pasado.
En uno de los edificios de YCRT comienzan los preparativos del almuerzo anunciado ya hay varias mujeres y hombres organizandolo. Llega la colaboración de los comercios que aportan, verduras, fruta, carne, harina y otros alimentos no perecederos.
La hermana de dos mineros me dice mientras prepara la comida “Los mineros y el pueblo ya pasamos por esto en los 90 y es desesperante saber que otra vez tengan que tomar la mina de carbón. Y yo estoy muy angustiada por ellos” Se refiere a la histórica toma de mina del año 94, 98 y 2001 cuando luchaban contra Sergio Taselli y la privatización de la empresa minera. Otra menciona que fue despedida en el 2015 cuando hubo más de 1200 despidos en la Mega Usina de la muy cuestionada empresa española de ISOLUX y aún no está terminada. Las inversiones se detuvieron hace más de dos años paralizando todas las obras.
El festival va a empezar a las 16 horas de un día sábado soleado que ayuda a soportar las inclemencias de la Patagonia extrema. De a ratos pareciera que va a llover y podría complicar la realización del evento donde tocaran grupos musicales de variados estilos. También se sumará una murga de muy jóvenes bailarines, junto a otro grupo de danzas folclóricas. Pero hasta el clima terminará contribuyendo con un día lindo.
Subo el cerro que está sobre la playa que da a la entrada de mina 5 y se ve casi repetidas veces los colores anaranjados, blanco y gris que son los colores de la ropa de trabajo de los mineros, como si fuera el uniforme de la batalla que comienza. A veces se ve alguno de los viejos uniformes azul y blanco. A ellos se suman los jóvenes, las familias, los comerciantes y la comunidad toda que participará en el festival.
En uno de los edificios están las siempre presentes mujeres autoconvocados decididas a ayudar con la comida, el mate cocido y las tortas fritas para todos los que sostienen la lucha. Entre ellas hay trabajadoras municipales, enfermeras, trabajadoras de la salud y docentes. Lo mismo ocurrió en las toma de mina pasadas, ellas no dejaban que el hambre incline la balanza para el lado de los patrones.
Hay un viejo colecto que sirve de centro de atención médica y ante mi interrogante, un viejo minero me responde que a partir de los primeros 215 telegramas de despido que fueron llegando, hubo una ola de casos de taquicardia, subida de presión, insomnio y picos de diabetes en los trabajadores y sus familias. Entonces los médicos y las enfermeras aportan su atención para que todos estén estables con sus guardias.
El locro casi con la puntualidad anunciada, saldrá a repartirse en los cientos de trabajadores que esperan en una fila ordenada para degustar el sabroso manjar.
Mientras los mineros improvisan la comodidad necesaria para todos. Con sus soldadoras fabrican sólidas casillas donde estar bajo techo, o bancos donde sentarse y hasta una larga mesa de hierro para dejar la enorme olla de locro. Son las herramientas de la clase obrera e manos de ellos mismos puestas a su servicio y del pueblo. Y podrían hacer mucho más con ellas.
Luego de almorzar el rico locro empiezan los grupos musicales a presentar un amplio repertorio que abarca desde el folclore, el rock, el jazz, la cumbia, afro percusión, hip hop y caporales.
Lo llamativo es que son muchos los músicos que tocan y cantan (muchos de ellos jóvenes) surjan de repente sin saber de su existencia. La mayoría de ellos y ellas trabajan en YCRT. Es que en Río Turbio no hay mucho espacio donde expresar su impronta y sólo en plazas pueden hacerlo cuando el clima se lo permite. Es el arte en acción y al servicio de la lucha y lo tienen muy en claro.
Entre grupo y grupo un joven locutor recita poemas hermosos de Neruda y Gramsci referido al momento que están atravesando, mientras los mineros prestan atención a lo que lee. Nada es al azar.
Una de las bandas que sube anuncia su joven cantante “yo soy trabajador de YCRT y Zeidán me despidió, pero quiero que sepa que a pesar de que me quitó el trabajo, lo que no me quitó son los sueños” y estalla una ovación con aplausos.
Sube otra banda y toca cover de Los Redondos. Todo el público agita con los brazos y no es cualquier público porque los que alientan a éstos músicos son sus compañeros del sector de producción de mina entre el montón de compañeros de la empresa.
Otro de los grupos invita al baile frenético del chamamé y la cumbia, para que espontáneamente surjan las parejas que bailan.
Mientras suena la música hay un grupo de muralistas realizando un bello mural en uno de los edificios de la empresa con una clara alusión a los 14 mineros fallecidos por la desidia estatal en el año 2004 para hacer presente la memoria de aquellos mineros que dejaron sus vidas en el socavón.
Es abrumadora la gran cantidad de jóvenes entre los concurrentes y es señal de una vitalidad necesaria.
En el cielo rondan los cóndores de a grupos y en vuelo de círculos mostrando su imponente porte y su tradicional presencia. Se transforman en parte del espectáculo para ser señalados por varios niños.
Hay un raro clima de fraternidad plena, una especie de hermandad que contagia entre abrazos, que exige no rendirse. También es un momento de distraerse con la familia y los amigos para que no borren la alegría de estar todos juntos hasta en los difíciles momentos que les toca vivir.
El resultado del festival es plenamente positivo ya que a pesar de que el lugar está situado a 6 kilómetros de Río Turbio y a 12 kilómetros de 28 de Noviembre, no impide que la concurrencia sea masiva. Hay colectivos de YCRT conducido por los propios trabajadores ofreciendo traer y llevar a los participantes que no tengan vehículos.
La jornada concluye ya de noche (aquí en la Patagonia, la noche llega ya pasada las 22 horas) y todos quedan satisfechos de la gran actividad realizada y ya pronto saldrá la cena cocinada por las imprescindibles mujeres autoconvocados. El menú es un suculento guiso de cordero.
El festival distiende por un día la lucha, sin distraerlos los ayuda a disfrutar de un evento que unifica a los mineros con toda la cuenca carbonífera. Pero a la vez saben que no va a ser fácil derrotar el ajuste del interventor Omar Zeidán y la política del gobierno nacional y provincial.
Zeidán afirma que no va a retroceder en los despidos y los mineros responden que van a profundizar las medidas de fuerza para ganar.
Ésta intenta ser una crónica de un día particular, de los días que vendrán para el conflicto minero. Ellos saben mucho de momentos difíciles como en los años noventa contra la privatización.
Saben además que es una lucha urgente que debe ser conocida para que la enorme extensión geográfica no los aleje de otras luchas como en el Hospital Posadas, en la ciudad de Azul, en las ciudades petroleras de Caleta Olivia y Las Heras o en el otro extremo del país donde está el Ingenio Ledesma de Jujuy. Para que sepan que en Río Turbio la clase obrera está dando otra gesta heroica de lucha que debe ganar junta a todas las demás.