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Red Internacional
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Salud. Sarampión ¿Una enfermedad erradicada?

De acuerdo al informe de la Secretaría de Salud con fecha del 27 de marzo del año en curso, se han reportado 81 casos confirmados de sarampión en el país; 70 en la CDMX y el resto en el Estado de México. La gran mayoría de los casos no tienen un antecedente vacunal.

Sábado 28 de marzo de 2020

México no es el único país con casos confirmados, la OMS en su último reporte (28-02-20) ha notificado 6 países con casos confirmados, dentro de los cuales se encuentra Argentina (45 casos, incluida una defunción), Brasil (338 casos, incluida una defunción), Canadá (1 caso), Chile (2 casos), Estados Unidos de América (5 casos) y Uruguay (2 casos).

El sarampión es una enfermedad vírica muy contagiosa que afecta a personas vulnerables de todas las edades y sigue siendo una de las principales causas de mortalidad en los niños pequeños de todo el mundo, a pesar de que se dispone de vacunas antisarampionosas seguras y eficaces.

Una serie de propuestas reaccionarias han ayudado a la propagación, al alentar el no uso de vacunas y que tienen por referente al médico británico Andrew Wakelfield, quien 1998 publicó en la revista The Lancet un estudio en el cual aseguraba que la triple vírica (contra el sarampión, paperas y rubéola) causaba autismo.

Posteriormente este artículo fue desacreditado y eliminado de la revista. Igualmente se demostró después los claros intereses capitalistas de Wakelfield, ya que él pretendía que se cambiara la triple vírica por una única vacuna de sarampión siendo que este “médico” había solicitado una patente para ésta misma.

Desgraciadamente debido a la falta de información disponible ha permitido que este movimiento se siga generando, principalmente en los países más desarrollados. En los países dependientes la realidad es aún más brutal, el sistema de salud es tan deficiente que es imposible que toda la población tenga acceso al mismo, vacunar o no a los y las niñas no es tan siquiera una posibilidad producto de años de desmantelamiento de la salubridad pública.

A pesar de que en el pasado fue una enfermedad que cobró miles de vidas, en la actualidad, los avances y la implementación de la vacuna en todos los sistemas de salud, habían creado el mito de que era una enfermedad prácticamente erradicada.

Con los nuevos brotes el riesgo latente para los sistemas de salud persistirá hasta que los brotes en curso se controlen, la cobertura de la inmunización sistemática se mantenga de forma continuada en niveles altos -del 95% o más- y se cierren las brechas inmunitarias en las poblaciones. En tanto el virus del sarampión siga circulando por el mundo, ningún país tiene garantías de poder evitar la importación del virus.

Debido a que la propagación de este virus continúa por todo el mundo, la OMS presenta como principales recomendaciones: mantener en todos los países una cobertura vacunal alta -del 95% o más-, fortalecer la vigilancia epidemiológica a fin de detectar oportunamente todos los casos sospechosos de sarampión en los establecimientos sanitarios públicos y privados, hacer un esfuerzo para que en el plazo de cinco días los laboratorios analicen adecuadamente las muestras de sangre que se tomen a los casos sospechosos de sarampión, una rápida atención a los casos de sarampión para evitar la propagación masiva del virus, atender de la mejor manera los casos para evitar en gran medida muertes y finalmente vacunar a todos los profesionistas de salud.

No debe pasar desapercibido estos nuevos casos de sarampión y el impacto que este virus está teniendo a nivel mundial, pese a que actualmente el mundo se enfrenta a una nueva pandemia por el COVID-9, lo que ha llevado a la saturación de hospitales y disminución de equipo médico, no debemos olvidar que a consecuencia del desmantelamiento del sistema de salud a nivel internacional, particularmente en México, habrá una sobresaturación de los servicios de salud y muertes por enfermedades que hace algunos años estaban casi erradicadas y que se podrían tratar adecuadamente si nuestro sistema de salud tuviera la capacidad.

Por esto es necesario aumentar radicalmente el presupuesto destinado al sector salud, las instituciones privadas deben poner todos sus recursos para atender a todo tipo de pacientes y no sólo a aquellos que tengan las posibilidades económicas. Es necesario también que el Estado centralice todo el sector salud, tanto el público como el privado y que éste funcione bajo el control de los trabajadores que son quienes conocen las necesidades de las grandes mayorías, para así poder enfrentar realmente la crisis sanitaria.