Los siete integrantes de Córdoba Podemos se disgregarán en tres o cuatro bloques, uno de los cuales formará interbloque con el oficialismo peronista.
Martes 22 de noviembre de 2016
Otros tiempos: Franco Saillen, Eduardo Accastello, Martín Fresneda y Liliana Montero en la campaña provincial del 2015.
Con el objetivo de consolidar aún más al Partido Justicialista cordobés hacia las elecciones del 2017 y 2019, los operadores del gobernador Schiaretti están a la caza de referentes de otros espacios. Y muchos no parecen oponer demasiada “resistencia”.
En el día de ayer se fortaleció el rumor de que algunos integrantes del bloque kirchnerista Córdoba Podemos se pasarían a Unión por Córdoba. En horas de la tarde la crisis se agudizó y hoy se anunciaría la ruptura total del espacio.
Nora Bedano y Fernando Salvi, en lugar de cambiar de bloque, formarían uno nuevo, que a su vez se integraría a Unión por Córdoba en un interbloque. Bedano era la jefa de Córdoba Podemos y fue intendenta de Villa María, además de diputada nacional por el Frente para la Victoria. Actualmente preside el PJ de Villa María. Salvi es hasta ahora vicepresidente primero de la Unicameral, cargo que ahora reclamaría el juecismo.
Carmen Nebreda, Martín Fresneda y Vilma Chiapello formarían otro bloque kirchnerista “puro”. Liliana Montero, que comenzó su carrera política en la UCR, pasó luego por el juecismo y recaló en el kirchnerismo recién el año pasado, tendría un monobloque. Aún no hay mayores datos sobre el camino que tomará Franco Saillen, hijo del dirigente del gremio de recolectores de residuos, Mauricio Saillen.
Hay que destacar que el número mínimo de legisladores para que un bloque tenga estructura parlamentaria (secretario, prosecretario y director) es de siete integrantes. Las líneas de falla en el bloque kirchneristas ya se habían plasmado en varias votaciones.
Por otro lado, la legisladora juecista Adriana Oviedo también está en tratativas para volver al peronismo de Unión por Córdoba.
El que votó peronistas recibirá peronistas
Bien se podría decir que Ricardo Vissani fue un visionario: el legislador del Movimiento Evita de Córdoba abandonó el bloque kirchnerista en febrero, antes que los diputados nacionales del mismo espacio y cuando José López era sólo el ex secretario de Obras Públicas. Vissani y su agrupación se pasaron directamente a Unión por Córdoba y le dieron al oficialismo la mayoría absoluta en la Legislatura.
Un mes más tarde, en la votación del acuerdo con los fondos buitre, el diputado Ernesto “Tatú” Bernabey, que había asumido en reemplazo de Carolina Scotto cuando la ex rectora de la Universidad Nacional de Córdoba renunció a su banca en agosto del 2014, anunció su alejamiento del Frente para la Victoria. Formó un monobloque y votó a favor de los buitres.
Ese mismo mes se conformó la lista de unidad del PJ cordobés para renovar autoridades. Para el kirchnerismo fue un nuevo paso en el camino de regreso al “primer amor”. Martín Gill, quien ocupara distintos cargos en el gobierno de Cristina Fernández y actualmente es intendente de Villa María, preside el PJ en el departamento San Martín. Bedano fue elegida para presidir el partido en Villa María. A finales de octubre, ambos encabezaron un acto por el día de la madre en dicha localidad junto a Alejandra Vigo, secretaria de Equidad y Promoción de Empleo de la Provincia, y Carlos Gutiérrez, presidente del bloque de Unión por Córdoba. Allí se habló una vez más de la unidad del peronismo para ser opción en el 2017.
¿Opositores a qué?
En una entrevista que dio en julio de este año, Vissani argumentó, al igual que otros referentes del kirchnerismo, que perdieron las elecciones del 2015 por no haber sido lo suficientemente amplios. Sin embargo, hay que reconocer que el kirchnerismo en Córdoba fue uno de los más “amplios” del país: por sus filas pasaron figuras tan bochornosas como Ricardo Jaime (hoy preso), Eduardo Accastello (hoy denunciado por su desempeño en el Eninder) y hasta el humorista Cacho Buenaventura. Hasta intentaron jugar la carta de Luis Juez, hoy embajador de Cambiemos en Ecuador. Para Vissani, ese fue el último intento de “construir simultáneamente un espacio que pueda disputar el poder en serio”. A confesión de partes, relevo de pruebas.
Seguramente, como dijo Vissani en esa entrevista, los nuevos “traidores” del kirchnerismo mediterráneo intentarán explicar que sólo con la unidad del peronismo se podrá enfrentar al gobierno ajustador de Macri, o que Schiaretti “no es lo mismo” que De la Sota.
La realidad es que el gobernador peronista de la segunda provincia del país no tiene ningún apuro en enfrentar los planes ajustadores de la “nueva derecha” y aplica las mismas recetas a nivel provincial. Los dirigentes kirchneristas jamás cuestionaron los míseros $3.000 mensuales que destina Vigo a las mujeres en situación de violencia machista, ni la super explotación a la que se somete a los y las jóvenes que acceden al Plan Primer Paso. Tampoco enfrentan el fortalecimiento del aparato represivo, ni la impunidad del mismo. Tampoco se opusieron al último gran acuerdo entre la Provincia y la Nación sobre la Caja de Jubilaciones, que consolidó la rebaja en los haberes de los pasivos votada a fines del año pasado.
Sólo el Frente de Izquierda ha denunciado consecuentemente, no sólo en la Legislatura sino también en las calles, que entre el oficialismo de Unión por Córdoba y la oposición de radicales y kirchneristas no hay ninguna diferencia real, son dos caras de una misma política que favorece los negociados de los grandes empresarios en detrimento de las condiciones de vida de trabajadores, mujeres y jóvenes de la provincia.