Este miércoles, el presidente de la Generalitat de Cataluña ha anunciado lo que venía siendo un secreto a voces durante los últimos días, el adelanto de las elecciones al Parlamento catalán para el 27 de setiembre.
Jueves 15 de enero de 2015
Las formaciones políticas Convergència i Unió -CiU- y Esquerra Republicana de Catalunya -ERC-, las que sobre el papel están a favor del derecho a decidir del pueblo catalán, han confirmado tras cinco horas de reunión con las entidades civiles independentistas en el Palau de la Generalitat, que finalmente no acudirán a las elecciones al Parlamento catalán en una lista única, tal y como pretendía el presidente Artur Mas tras el 9N.
CiU y ERC han llegado a un acuerdo tras más de dos meses de negociaciones y discrepancias, que incluye listas separadas, pero con una hoja de ruta en común entre ambos partidos.
Artur Mas ha indicado por su parte que esta hoja de ruta en común de los partidos soberanistas se está acabando de pactar y se encuentra en estado muy avanzado.
El presidente Mas también ha calificado de plebiscitarias las próximas elecciones, algo que antes de la consulta del 9N ya se veía en el horizonte, y ha declarado tras concluir la reunión: “habrá elecciones para que la gente se pueda pronunciar y para seguir avanzando en este proyecto soberanista. El objetivo es ganar para culminar con éxito el proceso político del país”.
Desde que en 2012 se pusieran al frente de las aspiraciones por el derecho a decidir, Artur Mas y CiU han batallado para encauzar y sacar de la calle el movimiento independentista, e impedir así que se produzca un choque frontal entre las aspiraciones de miles de catalanes y el Gobierno central; opuesto en todo momento a cualquier proceso de independencia.
El hecho de dirigir el movimiento por el derecho a decidir dentro del marco que señala la Constitución española, además de llevarlo a un callejón sin salida para los miles de catalanes que aspiran a un Estado independiente, generó un fuerte desgaste para CiU y para el mismo presidente Mas.
Sin embargo, tras el resultado de la consulta del 9N por el derecho de autodeterminación, consiguieron frenar el desgaste que estaban sufriendo, por lo que su intención es seguir capitalizando el movimiento a decidir para salvar a CiU de sufrir una posible debacle.
La actual hoja de ruta de CiU pasaba por conformar una lista única y superar como bloque soberanista a las fuerzas políticas que apuestan a pies juntillas por el acatamiento a la Constitución española -Partido Popular y Ciutadans- o por las propuestas ambiguas de federalismo -Partido de los Socialistas de Catalunya, Iniciativa per Catalunya- en las próximas elecciones plebiscitarias.
En cambio, las intenciones de CiU y Mas no pasaban por un adelanto electoral, consiguiendo así alargar los tiempos y culminar con una posible negociación durante el próximo año con el Gobierno central que salga de las elecciones de noviembre de 2015.
Sin embargo, el reposicionamiento de Artur Mas como figura clave en todo este proceso y el crédito ganado por CiU tras el 9N, abrieron una brecha sobre cómo seguir adelante con el proceso soberanista entre el partido del Gobierno y ERC, hoy por hoy el principal socio de la hoja de ruta de Mas.
El máximo dirigente de ERC Oriol Junqueres, se ha venido resistiendo a pactar con las imposiciones de Artur Mas, no por grandes diferencias estratégicas, sino por cálculo electoral. En ERC no quieren perder la oportunidad de lograr el “sorpaso” electoral a CiU que hasta antes del 9N le auguraban todas las encuestas como primera fuerza parlamentaria.
No obstante, ERC ha ido cediendo a las demandas del presidente Mas, y su líder Oriol Junqueras ha tenido que admitir: “si no había acuerdo con CiU, no había elecciones. Para llegar a un buen entendimiento todas las partes hemos tenido que hacer concesiones”.
Junqueras ha confirmado también que volverán a retomar las negociaciones para buscar un acuerdo en la aprobación de los presupuestos. ERC ya aprobó los mayores recortes presupuestarios del Gobierno catalán, dejando al conjunto de los sectores populares en un estado alarmante de pobreza. Además, en referencia a la entrada de ERC en el Gobierno de Mas, el líder de la formación republicana ha manifestado: “si ERC es útil, queremos colaborar”.
Por otra parte, la Candidatura d’Unitat Popular -CUP-, la fuerza parlamentaria que podría haber planteado una alternativa de izquierda a la dirección de CiU por el movimiento por el derecho a decidir, tuvo en todo momento una política de mano tendida hacia los ejes fundamentales de la hoja de ruta de Mas.
Tras el 9N, la CUP parece haberse distanciado en clave electoral, creando una candidatura independentista y anticapitalista de cara a las posibles elecciones, aunque lo hace sin concretar cuál es la estrategia, los sujetos de cambio y el sistema de alianzas con el que conseguir romper con el Régimen del ‘78 e imponer una alternativa anticapitalista.
A todo esto, Carme Forcadell, presidenta de la Asamblea Nacional Catalana, entidad que agrupa a amplios sectores de la sociedad catalana y que se define abiertamente independentista, ha asegurado al concluir la reunión: “no es nuestra fecha, pero estamos satisfechos porque se ha recompuesto la unidad entre los partidos soberanistas”.
La ANC inició este lunes una campaña para exigirle al presidente Mas el adelanto de las elecciones al mes de marzo y que se convirtieran en unas plebiscitarias para decidir el futuro de Cataluña como Estado propio. Presionando también a los partidos soberanistas de CiU y ERC para que alcanzaran el acuerdo para formar una lista única con la que concurrir a las elecciones en un mismo bloque soberanista.
Entre las acciones que se han llevado a cabo durante la campaña, se encuentra el “hagstag” #AcordiEleccionsJA -Acuerdo y Elecciones YA-, que en tan solo media hora consiguió ser “trendig topic” mundial.
Sin duda, este hecho por sí solo, nos da una imagen aproximada de lo enraizado y profundo que es el sentimiento por el derecho a decidir de los miles de catalanes.