Este sábado miles de mujeres nos movilizaremos por Ni Una Menos. Comparto con ustedes algunas palabras sobre mi vida y porque marcharé con Pan y Rosas y el Frente de Izquierda.
Viernes 2 de junio de 2017 19:05
Infancia en El Santa
Nací en un barrio de esos que llaman “urbano marginales”, más conocido como la villa Santa Teresita o “El Santa”, ubicado en el departamento de Las Heras, Mendoza. Soy la mayor de 5 hermanos. Mi viejo era un trabajador en negro, albañil. Mi vieja laburaba en servicio doméstico. Recuerdo que cuando ellos se iban a trabajar nos quedábamos con mi abuela o mis hermanos se quedaban conmigo (ya era más grande), a veces es muy difícil cuando tus viejos no tienen un trabajo estable. Recuerdo que muchas veces los veía preocupados porque a mi papá le decían “ya no vengas más”. Lo peor era cuando lo echaban sin pagarle siquiera los días trabajados. La situación de mi mamá no era muy distinta, a veces pasaba más de 8hs limpiando casas para que solo le pagaran $5 pesos la hora, obviamente eran en negro.
En el barrio no éramos los únicos que vivíamos esa realidad, muchos de nuestros amigos pasaban por la misma situación, y eso en el mejor de los casos. Había pibes que eran de la calle, sin padre o madre, pibes que vivían en un mundo paralelo al nuestro, todo el día estaban bajo el efecto del poxirrán, que les ayudaba a no pensar, a no sentir frío y el hambre que nos visitaba muy a menudo. Es muy triste ver como esos niños de tu edad terminaban mal, el hambre muchas veces te hace hacer cosas, cosas que no podes manejar.
Caer en la escuela pública
Con mucho sacrificio de mis viejos pudimos acceder a la educación, íbamos a un colegio público, donde funcionaba también una escuela artística, era emocionante ver a grandes y futuros artistas, algunos tocaban el violín, la guitarra, el piano, otros formábamos un coro, todo esto era gracias a los docentes que nos prestaban sus instrumentos y nos ensañaban a ver la vida de otra manera, aunque fuese por un par de horas.
La secundaria fue distinta, fui a una escuela técnica. A veces se nos hacía complicado a muchos de los que íbamos porque la mayoría de los chicos al cumplir la edad de 14 o 15 salían a buscar alguna changa para ayudar en la casa, muchos teníamos varios hermanos y sabíamos que los sueldos no alcanzaban para poder mandar a todos a la escuela y esta era una manera de poder aportar en algo. La realidad era que de 30 chicos que ingresábamos, solo nos recibíamos 15, muchos terminaban abandonando para trabajar más horas. Yo pude terminar la secundaria.
Trabajar, estudiar y criar un hijo
A los 19 me case y tuve mi 1er hijo, sin embargo sentía que tenía que seguir estudiando aunque creía que ese no era el momento, cuando mi hijo cumplió 2 años me decidí y me inscribí en la Universidad de Cuyo para estudiar enfermería. Rendí el ingreso y entré, nunca me iba a imaginar lo difícil que iba ser trabajar, estudiar y criar un hijo.
El primer año de cursado fue el más complicado, a la mitad me separé del padre de mi hijo y fue todo un tema, porque sabía que iba a tener que trabajar el doble para poder mantener al niño. Ante esta crisis pensé en abandonar y fue gracias a una profesora que me motivó y me ayudó para que siguiera estudiando. El resto del cursado no fue muy distinto, varias veces pensé en abandonar, tenía dos laburos.
Trabajaba en servicio doméstico y de moza en un restorán, era muy poco el tiempo que podía compartir con mi hijo a veces solo lo veía dormir, pero por suerte mis hermanos, una amiga y su familia me daban una mano para cuidar o para llevar al nene al jardín. Es indescriptible la bronca y la amargura que te da cuando te das cuenta que este sistema capitalista hace de todo para que estudiar o trabajar sean metas inalcanzables.
Mi vida, la de las obreras
A principio del 2013 me recibí de enfermera lo cual para mí fue todo un logro, comencé a trabajar, y es ahí cuando me acerco al PTS, partido en el que milito, también ese año conocí a quien hoy es mi compañero de vida y con quien tuve otra hija.
Cuando te das cuenta de que lo que te pasa a vos, también lo viven otras mujeres, obreras, entendés que es imprescindible que la clase trabajadora junto a los estudiantes levantemos nuestras voces frente a los nos oprimen diariamente.
Siempre amé y amo mi profesión pero existe una realidad, la que vive la mayoría de la clase trabajadora, jornadas interminables, malas condiciones de trabajo, salarios que no cubren la canasta básica, lo que te lleva a tener más de un trabajo a la vez.
Yo no quiero que esto me siga pasando quiero poder llegar y estar más tiempo en mi casa con mis hijos, poder alzar a mi nena, todavía no cumplo 30 años y no pasa un día sin que me duela la espalda, las rodillas, el cuerpo. Estoy cansada de que ellos sean siempre los que se llevan sus ganancias a costa de nuestras vidas.
Por eso, quiero invitar a a todas las mujeres trabajadoras a marchar este 3 de junio con Pan y Rosas y el Frente de Izquierda, junto a mi compañera Noelia Barbeito. Porque nuestras vidas valen más que sus ganancias.