El gobierno de Milei se propone terminar la tarea inconclusa de Macri y dar por tierra con los fondos de fomento que sostienen desde hace décadas la producción nacional de cine, teatro, música, bibliotecas populares, la televisión y radios comunitarias.
Cecilia Rodríguez @cecilia.laura.r
Domingo 24 de diciembre de 2023 12:12
Federico Sturzenegger, asesor económico y autor del decretazo de Javier Milei, se refirió en una nota periodística a los ajustes que van a lanzar en el área de Cultura. Si bien aún no hay precisiones, adelantó que plan del gobierno es derogar los Fondos de Fomento que hace décadas sostienen los organismos de cultura y promueven la producción nacional de cine, teatro, música, bibliotecas populares, la televisión y radios comunitarias.
El intento no es nuevo. El 2017, bajo gobierno de Macri, se aprobó una reforma que indicaba que esos fondos caducarían el 31 de diciembre de 2022. Numerosos colectivos de artistas nucleados en la coordinadora Unidxs por la cultura lanzaron un plan de lucha bajo la idea de "Evitar el apagón cultural", y aunque el Congreso (ya con mayoría peronista) les hizo esperar hasta último minuto, finalmente la presión de la movilización dio resultado: se votó la continuidad de los fondos a fines de 2022.
Ahora, en el marco de un paquetazo de beneficios para las multinacionales y ajuste para los trabajadores y el pueblo, el gobierno de Milei se propone hacer el trabajo que Macri dejó inconcluso. Sturzenegger se refirió despectivamente a esas asignaciones esenciales para la actividad cultural como “guita que venía por un caño oculto” y afirmó que los organismos de cultura deberán presentarse cada año en el Congreso para solicitar (o mendigar) un presupuesto:
“En vez de recibir el dinero de forma directa, el INCAA, el Instituto del Teatro, etc., van a tener que ir al Congreso y decir: esto es lo que yo quiero hacer. Y el Congreso, los diputados, cuando aprueban el presupuesto, van a decir: bueno, esta bien, perfecto, esto es lo que quiero gastar en cine, que puede ser menos o puede ser más que lo que se gasta hoy”.
Spoiler alert: va a ser menos y puede que, en una primera instancia, sea nada. El gobierno tomó como primera definición iniciar su mandato sin aprobar un presupuesto para 2024, congelándolo a los valores que proyectó el gobierno anterior a fines de 2022 y que ya incluían ajustes. El presupuesto 2023 no contenía los fondos de fomento a la cultura, que se asignan aparte, por lo que si se derogan dichos fondos sin votar un nuevo presupuesto, estaríamos hablando de un recorte del 100% de las asignaciones específicas a la producción cultural.
Si bien Sturzenegger acompañó sus definiciones con una perorata sobre la libertad del arte, que debe ser independiente y contestatario con respecto al Estado, la única libertad concreta que mencionó es la de la casta de diputados y senadores: “queremos que el congreso pueda decir con total libertad: gasto esto en cultura y estoy dejando de gastar en salud y yo decido cuanto gasto en cada una de estas cosas”.
Tomando su argumentación, podemos decir que un cambio así no disminuría la injerencia del Estado en la cultura (según Sturzenegger) sino al contrario, la agravaría, ya que toda la producción cultural quedaría atada de pies y manos a lo que vote el Congreso de turno sobre contenidos a producir. El mismo Senado que votó contra el derecho al aborto en 2018 a pesar de que éramos millones exigiéndolo en las calles de todo el país; el mismo Congreso que votó a favor del ajuste a las jubilaciones de Macri y que con Massa y Alberto refrendó el acuerdo con el FMI sin investigar la deuda ni la estafa de Caputo. Solo imaginemos que saldría de ahí.
Además, en el caso de las obras que llevan años de producción, como suele ocurrir en el cine, la obligación de ir a discutir los fondos cada año hace imposible programar proyectos a largo plazo, entregando la industria a las grandes plataformas privadas como Netflix y otras, que lejos de garantizar pluralidad de voces y libertad del arte, tienden a homogeneizar los contenidos, la estética y la ideas mientras cobran tarifas imposibles para las mayorías trabajadoras del país.
Varias asociaciones y espacios del teatro publicaron de inmediato un comunicado "Nada está oculto en el Instituto Nacional de Teatro" para responder la campaña de desprestigio. Artistas de todo el país publican sus repudios en redes sociales y las listas de debate del sector, arden de debate. Es de esperarse declaraciones públicas de diferentes sectores. Habrá que ver qué dice Leonardo Cifelli, el flamante Secretario de Cultura de la Nación.
La coordinadora de Unidxs por la Cultura, afortunadamente, no esperó a los anuncios: convocaron una asamblea a pocos días del ballotage y movilizaron el 20 de diciembre en el primer desafío público al gobierno, que, por la noche, se convirtió en un reguero de cacerolazos. Ante este nuevo ataque a la producción cultural, es de esperar que la coordinadora discuta medidas para enfrentarlo. La pulseada está abierta.
Cecilia Rodríguez
Militante del PTS-Frente de Izquierda. Escritora y parte del staff de La Izquierda Diario desde su fundación. Es autora de la novela "El triángulo" (El salmón, 2018) y de Los cuentos de la abuela loba (Hexágono, 2020)