Trabajadores y trabajadoras responden al llamado de la Asociación de Profesionales de Sudán para salir a la huelga este martes y miércoles contra el Gobierno militar de transición.
Juan Andrés Gallardo @juanagallardo1
Lunes 27 de mayo de 2019 15:31
Los trabajadores y trabajadoras de Sudán se preparan para paralizar el país este martes y miércoles. Lo hacen siguiendo el llamado de la Asociación de Profesionales de Sudán (SPA, por sus siglas en inglés) a una huelga general de 48 horas contra el Consejo Militar de Transición, que viene dilatando las conversaciones para evitar hacer efectivo un traspaso a organizaciones civiles.
El portavoz de la coalición opositora Alianza por la Libertad y el Cambio, Madani Abás Madani, aseguró este lunes que "la huelga va a tener un gran éxito", a juzgar por la información sobre los preparativos que les ha llegado desde distintos sectores profesionales en vísperas de la protesta.
Decenas de asociaciones y agrupaciones de profesionales, trabajadores y estudiantes han ido anunciando en los últimos días su adhesión a la medida de presión, convocada por el SPA.
Propaganda de la Asociación de Profesionales de Sudán (SPA) llamando a la huelga
La convocatoria de la huelga ha sido rechazada por la junta militar, que gobierna en Sudán desde que derrocó al presidente Omar al Bashir el pasado 11 de abril, tras tres décadas en el poder, así como por algunas instituciones gubernamentales.
El vicepresidente de la junta militar, Mohamed Hamdan Daqlo, ha amenazado con despedir a todos aquellos que se unan a la huelga y ha mandado a las instituciones gubernamentales una circular para que se comprometan con que sus empleados asistan a sus puestos de trabajo.
El Banco Central sudanés también ha enviado una carta a sus empleados en la que "transmite las órdenes del vicepresidente del Consejo Militar" y ha exigido a los trabajadores "informar de cualquier fenómeno negativo" que ocurra en los próximos dos días.
Sin embargo en los días previos miles de trabajadores se sacaron fotos en las puertas de sus lugares de trabajos, sean públicos o privados, desde bancos hasta refinerías, demostrando su disposición de ir a la huelga a pesar de las amenazas del Gobierno militar.
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Some of the sit-ins held by employees of private and governmental sectors in different states of Sudan announcing their commitment to the nationwide strike on Tuesday and Wednesday as called for by SPA to press the TMC to transfer power to a civilian-led gov’.#SudanUprising pic.twitter.com/wiA3Yw0UzS— Sudanese Translators for Change STC (@SudaneseTc) 27 de mayo de 2019
El llamado a huelga también fue rechazado por la Unión General de los Sindicatos de Sudán, que anunció su apoyo a la junta militar y criticó "la huelga y la desobediencia política". Este sindicato apoyó durante años a la dictadura de al-Bashir y es considerado por los trabajadores como parte del viejo régimen que hay que tirar abajo, junto con los miembros de la actual Junta de Gobierno.
Su relación con los militares es tal que el propio secretario de relaciones laborales del sindicato, Jairi al Nur Ali, amenazó con que "todo aquel que efectúe la huelga (...) sin contexto legal se expone" a una investigación, según la agencia oficial de prensa, SUNA.
Las negociaciones
El consejo militar admitió ayer que el diálogo entre las partes para llegar al acuerdo final sobre el Gobierno transitorio avanza con lentitud.
Las partes se han puesto de acuerdo en que un Consejo Soberano formado por civiles y militares dirija el país durante los próximos tres años, sin embargo siguen sin consensuar la proporción de miembros cada bando que deben integrar ese órgano.
Mientras la oposición se prepara para la huelga, el presidente del Consejo Militar de Transición sudanés, Abdelfatah al Burhan, continuó hoy en Sudán del Sur una gira por varios países de la región.
Al Burhan ya ha visitado Egipto, un país donde el Ejército tiene experiencia en haber desviado y aplastado el proceso de la primavera árabe para imponer un gobierno militar. También visitó Emiratos Árabes, que junto a Arabia Saudita estuvieron a la cabeza de aplastar el proceso de movilizaciones en Barhein, y hoy bombardean Yemen con la anuencia de EE. UU. y con la ayuda militar de Sudán.
Estos viajes de la cúpula militar muestran que están lejos de querer negociar algún tipo de transición hacia un Gobierno civil, sino que su objetivo es mantener lo esencial del viejo régimen, buscando con las negociaciones desgastar al movimiento.
La dirección de la oposición en manos de la Alianza por la Libertad y el Cambio (ALC), terminan siendo funcionales a estos objetivos al sembrar expectativas en una resolución vía el diálogo con el Ejército. El propio portavoz de la coalición opositora fue muy cauteloso en cuanto al llamado a la huelga general: "Nosotros no queremos hacer caer el Consejo Militar, sino presionarle para que entregue el poder a los civiles".
Mientras que la mayoría de los manifestantes mantienen un campamento frente al cuartel general del Ejército, convertido en un símbolo de la revuelta popular, y han sido reprimidos y asesinados por miembros de las Fuerzas Armadas, la ALC ha venido rebajando sus expectativas para intentar llegar a algún acuerdo de gobierno.
El alto acatamiento que se espera tenga el paro de 48 horas y las demandas de la calle, que siguen gritando "abajo todo el viejo régimen", no están en linea con los deseos de los líderes opositores que buscan llevar estas demandas a una mesa de diálogo que los militares y han descartado varios de sus objetivos programáticos como un gobierno 100% civil, la agenda de género (a pesar de la fuerte presencia de mujeres en las protestas) o la convocatoria a una Asamblea Constituyente, además de no pronunciarse sobre los acuerdos con el FMI que han venido sumiendo al país en la miseria.
Las jornadas de huelga general de este martes y miércoles, y la forma en la que actúen las Fuerzas Armadas ante ella, pueden dar una idea de la situación de la relación de fuerzas entre el gobierno y la oposición, y del ánimo de un movimiento que, a pesar de la política de su dirección, está todavía lejos de haber comenzado a debilitarse.
Juan Andrés Gallardo
Editor de la sección internacional de La Izquierda Diario