Con la sombra de las elecciones de 2022 y aún con rumores de un posible adelanto electoral, los bloques electorales ya se preparan para los próximos comicios andaluces.
Roberto Bordón @RobertoBordon13
Lunes 14 de junio de 2021
Susana Díaz, antigua presidenta de la Junta de Andalucía y aún secretaria general del PSOE-A, perdió ayer las primarias andaluzas del PSOE para decidir el candidato a las próximas elecciones autonómicas. Su derrota consolida la posición de Pedro Sánchez en el interior del PSOE en un momento delicado de la legislatura ante las negociaciones de los indultos.
Por otro lado, en la reedición de la foto de Colón, en la que el PP ha salido golpeado entre otras por las polémicas palabras de Isabel Díaz Ayuso, también se vieron las claves del PP andaluz, ante las ausencias de los líderes andaluces de la formación en un acto en el que Génova pretendía que acudieran todos sus pesos pesados.
Juanma Moreno, presidente de la Junta de Andalucía y líder del PP andaluz, aludió a un problema de agenda para evitar aparecer en la 2º foto de Colón, la misma excusa que usaron dirigentes gallegos y murcianos para descolgarse de lo que intuían un posible conflicto en sus proyectos autonómicos.
El PP andaluz busca hegemonizarse en Andalucía
El llamado sector “moderado” del PP se desligaba de su dirección nacional tras la fiebre que la victoria de Ayuso en Madrid hace un mes levantó en el bloque de derechas. Y es que Moreno, si bien sabe que tendrá que pactar con Vox en 2022 si desea mantenerse en el palacio de San Telmo (sede del ejecutivo andaluz), también es visible en encuestas que sus posibilidades de seguir ganando pasan por seguir arrebatando votos a un PSOE-A que aún está recomponiéndose.
Una lectura que ya se intuía del último barómetro andaluz en el que Moreno aparecía como el líder mejor valorado, ante un PSOE que todavía colocaba a Susana Díaz como candidata, un Unidas Podemos que no tiene aún candidato (Teresa Rodríguez seguía apareciendo como lideresa), un Ciudadanos en caída libre y Vox como el nuevo socio de gobierno.
El PP andaluz parece enmarcado en imitar a sus compañeros gallegos como forma de asegurarse la permanencia en el poder. Por eso, frente a los gestos trumpistas de Ayuso, Juanma Moreno ha tratado de mantener un perfil de moderación (que no en sus políticas donde ha apostado claramente por volver a la burbuja del ladrillo y a regalar dinero a las grandes empresas) con el que seguir atrayendo sectores del PSOE-A que han descubierto que efectivamente, como decía el propio Moreno al inicio de la legislatura, nada ha cambiado demasiado con el nuevo gobierno.
La estrategia continuista de Moreno, aplicando medidas neoliberales como las que ya llevaba aplicando durante décadas a la vez que trataba de aplacar o “disimular” la guerra cultural promovida por uno de sus socios, Vox, ha permitido al líder del PP andaluz crecer en las encuestas.
Si el efecto de “unidad nacional” que se dio en muchos países al inicio de la pandemia no ocurrió con el gobierno de coalición PSOE-UP, si podemos afirmar que se estaría dando algo similar en Andalucía, donde incluso Teresa Rodríguez, dirigente de Anticapitalistas y parlamentaria andaluza, tuvo gestos de unidad al inicio de la pandemia.
Aunque esto no ha impedido que la oposición lograse con el apoyo de Vox (que lleva una particular guerra de faroles con el PP) bloquear iniciativas legislativas clave para el gobierno de Moreno, como la ley de suelos con la que pretendía eliminar toda protección medioambiental y relanzar el pelotazo del ladrillo, no deja de ser cierto que el presidente del PP parece ser el más favorecido por la crisis del Covid-19.
Quizás por esto ha sido por lo que la dirección nacional ha querido atar en corto a Moreno, tratando de influir en los congresos provinciales del PP en Andalucía para colocar a sus afines, lo que acabó en los tribunales en Sevilla hasta que se pactó una tregua. La guerra interna en aquel momento se leía como una discusión entre Sevilla y Madrid por ver qué camino a nivel nacional debía seguir el partido en aquellos días en los que Pablo Casado se debatía entre cerrar el paso o no a Vox, con la amenaza interna de que la victoria de Ayuso le pusiera fuera de juego.
Ahora que tras las elecciones madrileñas, Casado parece apostar por el trumpismo de Ayuso, Moreno parece posicionarse en contra, postura que se confirmaría con su ausencia premeditada de la 2º foto de Colón.
La no-renovación del PSOE-A
Por otro lado, la victoria de Juan Espadas, alcalde de Sevilla, en las primarias del PSOE-A frente a Susana Díaz, representa la victoria de la dirección estatal del PSOE en la guerra que mantenía con la por ahora máxima dirigente andaluza. Una pelea entre Pedro Sánchez y Susana Díaz que se remonta hasta 2017 cuando parecía que esta podía imponerse en las primarias estatales del PSOE y mandar a Sánchez a la irrelevancia.
Poco más puede interpretarse de esta victoria de Espadas, que asegura la posición de Sánchez a la interna del PSOE, ya que el candidato apoyado por Ferraz no representa grandes cambios en términos políticos a la opción que representaba Díaz. Espadas ha sido incluso descrito durante la campaña como una versión “socialdemócrata” de Juanma Moreno, actual presidente de la Junta de Andalucía.
Una persona conciliadora, capaz de gobernar el ayuntamiento de Sevilla con apoyo de Ciudadanos y Podemos, demostrando dotes diplomáticas que han sido presentadas como garantías de éxito en la gestión. Desde luego un perfil gris, del que difícilmente se puede esperar que gane cuando su oponente, Moreno, parte con mucha ventaja a la hora de vender una gestión de la pandemia, que a ojos de la población según el último barómetro andaluz, ha sido mejor que la del gobierno central. Espadas debe darle la vuelta al relato del PP de que es la Junta quien da las vacunas y el gobierno PSOE-UP quien pone pegas a la economía si pretende ganar las próximas elecciones.
Aunque su victoria podría dar aliento a un Unidas Podemos que estaba obligado a tragarse el sapo del candidato socialista en las próximas elecciones autonómicas, donde Izquierda Unida ya avisaba de que buscaban ser socio de gobierno del PSOE-A, en realidad no cambia mucho las cosas.
Juan Espadas ha sido alto cargo de la Junta de Andalucía llegando a ser Consejero de Vivienda y Ordenación del Territorio en 2008 y hasta 2010 donde se retiró para presentarse a la alcaldía de Sevilla, perdiendo las elecciones en 2011 y ganando en 2015. Por lo que realmente ni siquiera es un candidato alejado de los gobiernos con imputados en los ERES, sino que es otra pieza burocrática más en el entramado que el PSOE-A ha estado gestionando durante décadas al frente de la Junta de Andalucía.
Unidas Podemos por Andalucía a la deriva
El espacio de Unidas Podemos por Andalucía, el nuevo nombre de este espacio tras la expulsión de los diputados anticapis del grupo parlamentario de Adelante Andalucía, se mantiene a la deriva en un lento retorno a las posiciones de Izquierda Unida. La coalición en Andalucía depende fundamentalmente de la estructura del Partido Comunista, debido a la inexistencia de una estructura orgánica de Podemos, que lo que tenía era lo construido por Anticapitalistas.
Una Izquierda Unida que, si bien fue hábil en quedarse con el dinero del grupo parlamentario tras pactar una medida antidemocrática con la derecha, no tiene muy claro qué hacer para frenar el previsible golpe en las elecciones de 2022. Sin candidato, con una espina por izquierda que crece y sin un proyecto ilusionante que vender, ni siquiera tienen a un PSOE -A fuerte al que agarrarse como pata izquierda subordinada, la posición favorita históricamente para Izquierda Unida.
Unidas Podemos tiene que encontrar a lo largo del verano un candidato u candidata capaz de competir con el prestigio de Teresa Rodríguez (que todavía está en muchas encuestas como líder de UP) y la apatía de un electorado que con cada elección se abstiene más de votar.
Ya que en el improbable caso de que Moreno decida adelantar las elecciones, el pistoletazo de salida se daría en otoño.
Aunque se rumoreaba que Alberto Garzón bajaría de Madrid para tratar de salvar a su partido de la misma forma que Pablo Iglesias lo hizo en las pasadas elecciones madrileñas, el líder de IU, quizás viendo lo ocurrido con Iglesias, ha afirmado públicamente que no será el candidato andaluz de Unidas Podemos en las próximas elecciones. Garzón parece contento con su rol actual de ministro de Consumo y dirigente de la coalición y ha anunciado en una entrevista su intención de mantenerse donde está.
Roberto Bordón
Andalucía