Los RHCP volvieron para hacernos pasar un buen rato, con melodías atrapantes y letras sin pena ni gloria.
Martes 9 de agosto de 2016
El maestro de la guitarra le pasa la antorcha a su discípulo
El día 17 de junio salió “ The getaway”, el nuevo disco de los Red Hot Chilli Peppers. Este disco ya no cuenta con John Frusciante, su emblemático guitarrista, quien pisa fuerte en la historia del rock presente, con riffs inconfundibles, y discos que llevan a otro punto de percepción de lo estrictamente estructural del rock actual.
El que lo suplanta en las giras desde hace 10 años, es su discípulo Josh Klinghoffer, quien está tomando notoriedad en este trabajo, mostrándonos que puede dar paisajes agradables, apelando a riffs sostenidos y glisados que nos pueden llevar a abstraernos del mundo, volviendo de una larga jornada.
Un recorrido, por un viaje en espiral.
El disco muestra un comienzo melódico en “The Longest Wave", pasando por notas mas livianas y con destellos de britpop en “Sick love”. Su single "Dark necessitiess” muestra una gran melancolía, que trasciende y llevando hacia el final, a un toque adrenalítico, característica que seguirá durante todo el disco, siento la línea melódica argumental.
De aquí en adelante, el disco se torna mas oscuro, llevándonos a un torbellino, en "Goodbye angels", nos da el pico de deleite con su bajo, el tema mejor logrado y que encierra la esencia de los Peppers, es Detroit, estribillos resolutivos, una gran batería, y una armónica explosión. Para terminar, "This Ticonderoga" nos da las herramientas para un buen flasheo, tal vez un momento para pintar, inspirarse para un poema, o llegar con una sonrisa a casa.
Lo que no vamos a encontrar en The get away
En este trabajo, los Peppers no nos dan muchos mensajes, es básicamente un disfrute melódico, en lo lírico. El mensaje es pasala bien con tus amigos, la vida no es eterna.
Tampoco hay un Mother’s Milk, es el RHCP al que debemos acostumbrarnos después de I’m with you.