La provincia más austral podría ser una de las primeras en sentir el efecto “motosierra” de Milei. Además de la preocupación entre estatales y docentes, ya se habla de miles de contratados metalúrgicos y textiles que quedarán en la calle. ¿Qué dicen los gremios?
Miércoles 6 de diciembre de 2023 10:31
Foto: Gremiales del Sur
Hace pocos días informamos sobre las medidas que anunció el Grupo Mirgor, de la familia Caputo. Entre suspensiones, fin de contratos (precarios) y adelanto de vacaciones, hay miles de obreros y obreras afectados.
Esta semana volvió a haber asambleas en sus plantas de Río Grande donde delegados confirmaron el ajuste y preocupación por el escenario que se encontrarán cuando terminen las vacaciones adelantadas.
Según Crónicas Fueguinas, “unos 1200 operarios de las diferentes plantas de Grupo Mirgor que se encuentran como personal de planta discontinuo y con contratos a plazo fijo; no continuarían en sus puestos y perderían el empleo en las próximas horas. La situación podría extenderse a otras plantas y cerca de 3.200 trabajadores se podrían quedar sin empleo a fin de año”. Las plantas afectadas serían Iatec, Brightstart, Famar y Mirgor (autopartes).
En el frío fueguino, el clima se empieza a calentar. Al aumento del costo de vida se suma la tensión entre el gobierno y algunas empresas por los dólares para importar insumos. Las patronales usan esa falta de divisas como chantaje para suspender y despedir.
Pero en estas semanas se sumó otro factor: la política económica que anunció Milei. Un “plan de guerra” que irá sobre derechos y condiciones obreras. Pero también amenaza hacer tambalear algunos sectores económicos en particular. Mientras la Unión Industrial negocia, la tensa calma anticipa tiempos más duros.
La Unión Obrera Metalúrgica sacó este martes un comunicado que plantea que están analizando con preocupación “la situación que transita la industria y los anuncios de campaña del presidente electo, así como los índices inflacionarios elevados que continúan saqueando nuestro poder adquisitivo”. Resumieron sus reclamos en los siguientes: “Nos pronunciamos por la defensa de la industria nacional y los puestos de trabajo, la continuidad laboral, la recuperación salarial, el derecho a la salud pública, gratuita y de calidad, el derecho a la educación pública, gratuita, inclusiva y de calidad, el derecho al acceso a la vivienda, a través de programas instrumentados por el Estado nacional y destinados a las y los metalúrgicos”.
Recordemos que Tierra del Fuego cuenta con “leyes de promoción industrial” (19.640) que benefician con subsidios y aranceles a las empresas. Esos beneficios, para algunos analistas, podrían verse amenazados por las políticas “liberales” y “aperturistas” de La Libertad Avanza. Por eso, como en otros momentos de crisis, las conducciones gremiales atan la suerte de los trabajadores a la de las empresas de la región.
Sin dudas, los planes de Milei pueden significar un golpe para algunos sectores industriales “nacionales”, apostando a la concentración y otros sectores como las finanzas o el extractivismo. Pero la defensa de los puestos de trabajo, el bolsillo e incluso la salud y educación pública, como plantea la UOM, no pueden depender de los pactos entre la derecha y esos grupos empresarios. Mucho menos si están dirigidos por la familia Caputo, uno de cuyos integrantes es flamante ministro de Economía. Como ha pasado en otros momentos del país, los empresarios no dudarán si tienen que elegir mantener prebendas y beneficios atacando a sus trabajadores y trabajadoras.
Por eso es importante que metalúrgicos, textiles, mercantiles, docentes, puedan organizar la resistencia desde abajo, independientemente de los empresarios y los partidos tradicionales.
Oscar Martínez, conocido dirigente de la UOM fueguina, aseguró a medios regionales que “estamos atentos y dispuestos a actuar en la medida que cualquier tipo de acción o decisión del nuevo gobierno nacional, tenga consecuencias sobre nuestros derechos o venga a afectar las condiciones que actualmente tenemos”. Incluso habló de reabrir la paritaria el 1° de enero. Pero el panorama parece más complicado. Si los gremios no actúan a la altura del ataque en marcha, con asambleas y medidas que pongan en movimiento a miles de trabajadores, el plan motosierra avanzará lugar por lugar. No hay que permitirlo.