CARTAS A KERRY Y A LIBERMAN. Timerman reclama la ayuda imperial

En conferencia de prensa, Héctor Timerman leyó las palabras que fueran dirigidas por escrito al secretario de Estado de los EE. UU., John Kerry: "La Argentina, cabe recordar, lamenta que su Gobierno no haya aceptado nuestro pedido de que la causa del atentado terrorista a la sede la mutual judía (AMIA) sea incluido en las negociaciones con la República Islámica de Irán, tal como se lo solicitáramos por escrito el mismo día que se hicieron públicas las negociaciones que hasta entonces habían sido mantenidas en secreto. Hoy vuelvo a solicitarle que el tema de la AMIA sea incluido en las negociaciones". La carta reclama, en consonancia con el relato kirchnerista, que "el pueblo argentino no tiene que tolerar y mucho menos sufrir que su país sea teatro de operaciones políticas, de inteligencia o, peor aún, de hechos más graves".

Una misiva de tono similar fue enviada al ministro de Asuntos Externos de Israel, Avigdor Lieberman. Timerman anunció que citó a los embajadores de los Estados Unidos, Noah Mamet, y del Estado de Israel, Dorit Shavit, para hacerles entrega personal de las notas.

Es evidente que el objetivo político de la carta es más de consumo local y que busca desacreditar la denuncia de Alberto Nisman por encubrimiento del atentado a la AMIA, que es la base de la imputación a Cristina Fernández de Kirchner por parte del fiscal Gerardo Pollicita. El texto recuerda que el primer pedido fue hecho en el año 2013, poco después de aprobado el Memorándum de Entendimiento con Irán.

De esta forma el kirchnerismo contestaría al argumento de que el acuerdo con Teherán conllevaba un manto de impunidad y la solicitud de poner fin a las red notices de Interpol sobre los imputados iraníes, recordando que solicitó al imperialismo que intercediera ante la diplomacia iraní para hacer posible que se avanzara en la acusación que planteaba Nisman.

Como texto dirigido para el consumo interno, la misiva del Palacio San Martín intenta construir un relato que presenta al Poder Ejecutivo como opuesto a las conspiraciones de potencias externas. Sin embargo, el texto muestra el interés de que el imperialismo actúe como instrumento de la política exterior argentina al reclamarle que sea parte de las negociaciones bilaterales con Teherán en el tema de la AMIA.

Timerman da muestras de un abandono completo de la soberanía en los actos diplomáticos y da por sentado que las mesas de negociaciones imperiales son instrumentos válidos en la búsqueda de defender los supuestos intereses argentinos.

Pero, además, la misiva hace un reconocimiento explícito de que el Gobierno aceptó (en 2013) y acepta sin chistar la supuesta responsabilidad de Irán y Hezbollá en los sucesos de la AMIA.

El texto advierte sobre las operaciones de inteligencia en territorio nacional, pero pasa por alto que la CIA y el Mossad fueron los que dirigieron las investigaciones del caso AMIA, que operaron dentro de la ex-SIDE al punto de que el tercero en la línea de mando, el ahora repudiado Antonio "Jaime" Stiuso, fuera su principal empleado, y, para finalizar, que asumieron como política del Estado argentino las fabulaciones de los agentes norteamericanos e israelíes, que buscaban acusar a Irán en función de sus respectivos intereses geopolíticos en Medio Oriente. Como en todos los puntos sensibles del relato kirchnerista, los hechos sepultan a las palabras.

Podríamos decir que en lo dicho anteriormente radica la verdadera causa del encubrimiento sobre lo sucedido en la mutual judía. Encubrimiento del que son parte justicia, Gobierno y oposición que comparten las acusaciones de Nisman contra Irán.