La izquierda diario comparte una reflexión sobre el testimonio de una trabajadora de la salud en tiempos de coronavirus.
Viernes 27 de marzo de 2020 15:26
Cuando una trabajadora de la salud ve que sus condiciones de seguridad se encuentran vulneradas, quizás recurre a amigas para que la calmen, para que le digan que todo estará bien. Era tarde cuando me llegó ese mensaje, lo escuché varias veces.
"Ella" (para preservar su identidad por cuestiones laborales) es una trabajadora del Hospital Italiano, y hace ya varios días que me cuenta cómo la situación allí dentro va tornándose más y más turbia. En ese mensaje lo que contó me dejó con la sangre hirviendo de bronca: habían tenido un paciente pediátrico aislado y les habían negado las mascarillas de protección correspondiente a la situación, el barbijo N95, que debe ser utilizado como protocolo cuando no se sabe aún qué es lo que tiene la persona afectada. Sí, algo tan simple como protección es lo que les negaron.
El lunes 23 dió positivo el primer caso de COVD-19 en una empleada de la institución, que no había sido aislada pese a haber presentado algunos síntomas previos a la detección. Si además agregamos a la ecuación el hecho de que hace ya semanas que vienen atendiendo -en estas pésimas condiciones- pacientes sospechosos de coronavirus, el resultado es crítico.
Te puede interesar:
Hospital Italiano: corte de calle exigiendo medidas efectivas frente a la pandemia
Hospital Italiano: corte de calle exigiendo medidas efectivas frente a la pandemia
En el Hospital Italiano trabajan en sus varias sedes 9.337 personas entre médicos, personal de salud y administrativos. Varias enfermeras denuncian que ya hubo casos de positivos en personas asintomáticas. Imaginemos por un segundo el foco de infección al que están expuestos los y las trabajadores de estos espacios.
El domingo pasado les trabajadores realizaron un corte de calle exigiendo medidas sanitarias mínimas, a las que ahora se le suma el pedido de tests para todo el personal.
La organización de quienes día a día sostienen el sistema de salud en sus distintas fases puede ser la base para pensar colectivamente cómo enfrentamos la pandemia, cuidando nuestras vidas y poniéndolas por delante.
Anda dando vueltas un video, de alguna asamblea en algún hospital público, de escenas que se repiten. Enfermeros y enfermeras pidiendo elementos de protección personal completos. “Tenemos derecho a no morirnos, no quiero que se hagan cargo de mi si me muero, quiero que me cuiden antes de morirme”. Esa frase final sintetiza un pedido desesperado que no distingue entre hospital privado o público, sino que unifica el estado de quienes trabajan en el sistema de salud.
¿Quién cuida a quienes nos cuidan?
La exigencia de medidas de protección y de tests para los y las trabajadoras también debe ir acompañada de un proceso de centralización de las unidades hospitalarias. Si se unifica el sistema privado y el público durante el período que dure la pandemia, aumentan la cantidad de camas disponibles, a las que podemos sumar si se habilitan las camas de hoteles. Necesitamos contratar a todos los despedidos para sumar personal capacitado, son les laburantes quienes deben tomar el control de sus propios cuidados. Teniendo el ejemplo de las trabajadoras textiles que se pusieron a producir barbijos, o a Madygraf que orientó su producción a alchool en gel, se vuelve aún más real imaginar esta salida. Frente al lucro y la ganancia de los empresarios que caracterizan este sistema está planteada la pelea por la organización y la solidaridad entre trabajadores y trabajadoras, estudiantes y jóvenes.
Te puede interesar:
Medidas de emergencia de la izquierda frente a la crisis del coronavirus
Medidas de emergencia de la izquierda frente a la crisis del coronavirus