Una mirada a la situación de precarización que han sido arrojadas las mujeres trabajadoras, que deben conciliar teletrabajo y quehacer doméstico. Siendo muchas el principal sustento de las familias, expuestas a los despidos y bajos sueldos.
Viernes 25 de septiembre de 2020
“Son mujeres trabajadoras que todos los días salen a trabajar, que todos los días se levantan a las 5, 6 de la mañana, dejan a sus hijos con comida hecha y salen a buscar el pan de cada día, ¡el pan de cada día! Si ellas no trabajan, no tienen el pan en su casa. Esa es la realidad en la que nos encontramos en la pandemia”, dijo Luz Vidal, dirigente sindical del SINTRACAP (sindicato de trabajadoras de casa particular).
Siendo este uno de los sectores de trabajadoras más abandonado, con más de 180 mil mujeres sin un contrato de trabajo, siendo las primeras desvinculadas durante la pandemia. No estando en mejor situación, las trabajadoras con contrato, tuvieron que acogerse a la ley de protección del empleo, conformándose con un fondo de cesantía menor que el de un trabajador normal y solo si su empleador cotizaba un año completo.
Esta es la realidad en la cual viven gran parte de trabajadoras durante este tiempo de crisis, donde la desigualdad de género es más evidente que nunca, con miles arrojadas al desempleo o a sueldos miserables. Mientras el gobierno juega a pasar etapas entre las regiones, las mujeres están en la primera línea de la pandemia exponiéndose a toda clase de contagios, abuso y explotación laboral.
Por su parte, el 52% de las mujeres con teletrabajo dice que su principal traba es compatibilizarlo con las labores del hogar (Encuesta Cadem septiembre de 2020), ya que la inmensa mayoría de las mujeres son responsables de los quehaceres domésticos y el cuidado de los hijos, padeciendo de doble explotación.
Las han obligado a ser una dulce amante, una madre perfecta, una dueña de casa abnegada y una trabajadora ejemplar, donde sus necesidades básicas han quedado en el olvido, creando leyes que solo favorecen al empleador, tachándolas de "sexo débil" cuando en la realidad muchas de ellas son jefas de hogar y el único sustento para sus familias. Son éstas mujeres las que están siendo explotadas por los empresarios y este gobierno patriarcal y capitalista.