La situación de despidos en el IEMS no es un hecho aislado, son bastante recurrentes, en 2016 durante el gobierno de Miguel Ángel Mancera trabajadoras de de este mismo sector, enfrentaron también despidos injustificados, desde entonces mantienen una pelea por su reinstalación con basificación.
Sábado 20 de febrero de 2021
El gobierno de López Obrador, lejos de eliminar el outsourcing pretende regularlo diferenciando entre legal e ilegal, siendo que la figura en sí misma es violatoria de DDHH laborales. De esta forma el Estado desconoce sus obligaciones patronales y no les asegura sus derechos laborales a las y los trabajadores, por el contrario lo sigue reproduciendo en dependencias gubernamentales, haciendo posible el despido de al menos 100 trabajadoras de intendencia del Instituto de Educación Media Superior (IEMS) que depende directamente del gobierno de Claudia Sheiunbam.
La intendencia es uno de los trabajos más pesados y peor pagados. Es realizado en su mayoría por mujeres, madres solteras, de la tercera edad y con discapacidad física. Trabajan largas y pesadas jornadas sin derecho a seguridad social, fondos para la vivienda o pensión y los salarios son bajísimos. Laboran bajo el régimen de outsourcing, lo cual implica contratos temporales y el peligro de ser despedidas en cualquier momento sin responsabilidad para el Instituto.
Bajo un gobierno que se proclama de “izquierda”, se podría pensar que el IEMS contrate y basifique a todos sus trabajadores, incluyendo el área de intendencia, sin embargo la realidad es otra. Pues perpetúan la precarización y explotación laboral. No es casual que la mayoría de la plantilla de intendencia sea altamente femenina con una composición destacada de trabajadoras de la tercera edad, quienes quedan más expuestas a padecer los atropellos a su derecho al trabajo.
La situación de despidos en el IEMS no es un hecho aislado, son bastante recurrentes, en 2016 durante el gobierno de Miguel Ángel Mancera trabajadoras de de este mismo sector, enfrentaron también despidos injustificados, desde entonces mantienen una pelea por su reinstalación con basificación.
Por eso las trabajadoras de diferentes sectores, privados y públicos, así como las estudiantes que integramos Pan y Rosas, repudiamos los despidos durante esta crisis sanitaria y económica, porque es un crimen que echen a la calle a 100 familias. Por ello, exigimos su reinstalación inmediata y con plenos derechos laborales para las compañeras del IEMS, y coincidimos en la necesidad de unirnos las mujeres para hacerle frente a la violencia laboral que vivimos en terribles condiciones bajo el silencio cómplice de las burocracias sindicales.
Más allá de los discursos de la 4T no puede garantizarse la educación pública y gratuita con trabajadores que laboran sin plenos derechos, no puede garantizarse con docentes con contratos temporales sin estabilidad laboral, cuyos salarios no son acordes al costo de la canasta básica, ni con cientos de estudiantes que tienen que abandonar sus estudios por no contar con los medios digitales necesarios para garantizar las clases en línea.
Consideramos muy importante que este 8M como trabajadoras nos pongamos al frente de inundar las calles contra la violencia laboral, codo a codo con nuestros compañeros con quienes peleamos diariamente para llevar el pan a nuestros hogares.
No podemos confiar en que la salida vendrá únicamente de la justicia, que ha demostrado no estar al servicio de quienes la necesitamos y padecemos injustos ataques a nuestros derechos, sino al servicio de los patrones que los ocasionan, puesto que son los mismos que nos niegan el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos, los mismos que nos privan del derecho a la maternidad a través de la explotación de nuestro trabajo, evitando que veamos crecer a las y los hijos y son quienes con su actuar omiso y negligente perpetúan la impunidad ante la violencia feminicida que no cesa.
Así que hay que pelear unitariamente porque se prohíba el outsourcing, porque es un tipo de esclavitud moderna que deja en completa indefensión a las y los trabajadores.
Para esto, es necesario que todas las direcciones sindicales que se reivindican democráticas, de los distintos gremios, se opongan a que siga existiendo este esquema de subcontratación, y acompañen las luchas de las más precarias, peleando también porque sectores amplios de nuestra clase abracen la lucha contra la precarización que se profundizó con el teletrabajo y la última reforma laboral.
¡Unidad entre trabajadoras sindicalizadas y no sindicalizadas! ¡Prohibición de los despido!
¡Nosotras no pagaremos sus crisis, nuestras vidas valen más que sus ganancias, coordinemos nuestras luchas para ganar!