La boleta corta de Schiaretti es un apoyo tácito a la reelección de Macri, pero algunos dirigentes ya anunciaron que apoyarán la candidatura de Alberto Fernández.
Viernes 28 de junio de 2019 18:13
Después del naufragio de Alternativa Federal, el gobernador de Córdoba evaluó sus posibilidades y decidió que Hacemos por Córdoba llevaría boleta corta de diputados. Al igual que en el 2015, Schiaretti se declaró prescindente de la elección presidencial, llamando a la población a elegir “el presidente que quiera, pero a diputados que defiendan a Córdoba”.
Aunque la posibilidad de renovar las dos bancas que pone en juego se dificulta con la boleta corta, el gobernador prefirió no pegar sus candidatos a la fórmula Lavagna-Urtubey –lo que hubiera estado a tono con su discurso anti polarización– para no quitarle votos a Mauricio Macri, con quien convivió muy cómodamente durante estos tres años y medio. Es toda una señal que el primer dirigente al que recibió después del cierre de listas fue a su ex socio Miguel Ángel Pichetto, que visitó la provincia el lunes y vaticinó que “alrededor de un 45 %” de los votantes de Schiaretti elegirán a Macri.
Por otro lado, no es un secreto que al interior del PJ cordobés conviven distintas tendencias, que Schiaretti tuvo que realinear después de la muerte de José Manuel De la Sota. El ex gobernador venía impulsando un acercamiento al kirchnerismo en pos de la “unidad del peronismo” basado en la idea del pacto social, concepto rescatado por Cristina Fernández de Kirchner en el último tiempo. Son varios los dirigentes que le reprochan a Schiaretti no haber continuado en esa vía.
La dirigencia kirchnerista, que aportó a que el oficialismo provincial controle más de dos tercios de la Legislatura al bajarse de las elecciones provinciales, ahora le hizo otro favor. El perfil no peronista de la lista de diputados del Frente de Todos facilita la tarea de quienes quieran militar la fórmula Fernández-Fernández y al mismo tiempo la lista corta de Hacemos por Córdoba.
Ahora bien, una cosa es dar libertad de acción y otra muy distinta es que dirigentes reconocidos digan públicamente que apoyarán a Alberto Fernández. En la Casa de Gobierno no cayó precisamente bien el anuncio que hizo el presidente del Partido Justicialista provincial, el senador Carlos Caserio, al ser elegido sucesor de Miguel Ángel Pichetto en la Cámara Alta. “Fue un acto de cangurismo como nunca vi en mi vida, nos abandonó yendo a un espacio que nada tiene que ver con los ideales del peronismo”, dijo el cordobés refiriéndose al rionegrino, como si no hubiera aprobado, al igual que los diputados de Unión por Córdoba, todas las iniciativas del macrismo incluyendo el pago a los fondos buitre y el robo a los jubilados. Acto seguido, Caserio afirmó que “personalmente, voy a trabajar por la fórmula Alberto Fernández-Cristina Kirchner”, aunque aclaró que apoya la lista encabezada por Carlos Gutiérrez para diputados.
El que también se pronunció a favor de la fórmula del Frente de Todos es Martín Gill, que fue reelecto intendente de Villa María el domingo. Gill ocupó la Secretaría de Políticas Universitarias durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, pero se acercó al schiarettismo luego de la derrota de Scioli en el 2015. Este lunes planteó que apoyará la lista de candidatos a diputados nacionales de Hacemos por Córdoba, “pero a nivel nacional voy a trabajar por la fórmula Alberto Fernández-Cristina Fernández. Se trata de dos modelos de país y yo voy a trabajar para que el país no siga en esta decadencia de la economía”.
El panorama demuestra que, con las listas cerradas y todo, los pases de bando y los “actos de cangurismo” seguirán en agenda. Desde la Casa de Gobierno ya han emitido instrucciones para tratar de contener al partido, evitando al menos que los dirigentes hagan declaraciones públicas a favor de la fórmula presidencial del Frente de Todos y se concentren en promocionar el tramo de diputados.
Pese al discurso cordobesista, Schiaretti sabe que la caída en la recaudación (tanto de fondos propios como partidas nacionales) complica cada mes la situación financiera de la provincia y que el momento de ajustar llegará más temprano que tarde. Entre 2020 y 2023, Córdoba tiene que pagar 711 millones de dólares por intereses y 1.530 millones de dólares en capital de deuda; para poder cumplir con esos compromisos será necesario reducir el “gasto”, léase salarios y jubilaciones públicas, salud, educación, boletos gratuitos, derechos de los trabajadores de EPEC, programas destinados a los sectores más vulnerables y todo lo que se considere “superfluo”. Nunca pondrán en peligro las ganancias de los empresarios, que se llevan millones y son beneficiados con subsidios y exenciones impositivas. Los mismos objetivos llevarán sus candidatos a diputados al Congreso.
No hay grandes diferencias entre este planteo y los de Macri o los Fernández, todos priorizan el pago al FMI y mantener intactos los intereses de los empresarios antes que los de la clase trabajadora y el pueblo pobre.
En este marco, la lista del FIT- Unidad es la única que lucha por la independencia política de los trabajadores, para invertir las prioridades y para que la crisis la paguen quienes la generaron: los banqueros, los empresarios y los sojeros.