El voto expresa un desplazamiento a derecha de la situación y la agenda política. Este resultado no cayó del cielo, ¿Cómo pasamos de una rebelión en 2019 a un triunfo abrumador del rechazo? Es una consecuencia del camino abierto por el Acuerdo por la Paz y la Nueva Constitución, donde el gobierno de Gabriel Boric es una continuidad. La derecha celebra y busca enterrar las demandas de octubre y todo lo que representó la rebelión. Lo mismo busca hacer Kast. Boric citó a todos los partidos para este lunes para preparar un nuevo fraude constituyente, pero la derecha envalentonada decidió esperar para exigir más condiciones. Hay que combatir consecuentemente la ofensiva de la derecha y la nueva cocina que no entregará nada favorable al pueblo trabajador.
Domingo 4 de septiembre de 2022
El resultado sorprendió a todas y todos. Ni las encuestas más pro rechazo daban un resultado tan contundente. Con más del 98% de las mesas escrutadas, el rechazo alcanzó un 61,9% de los votos versus un 38,1% del apruebo. En la mayoría de las comunas de Chile ganó el rechazo. En varias de la Región Metropolitana que en la segunda vuelta presidencial le habían dado una paliza a Kast, hoy votaron por el rechazo.
El voto expresa un desplazamiento a derecha de la situación y la agenda política. La derecha celebra y busca enterrar las demandas de octubre y todo lo que representó la rebelión. Lo mismo busca hacer Kast. Boric citó a todos los partidos para este lunes para preparar un nuevo fraude constituyente, pero la derecha envalentonada decidió esperar para exigir más condiciones. Hay que combatir consecuentemente la ofensiva de la derecha y la nueva cocina que no entregará nada favorable al pueblo trabajador.
Pero el resultado expresó también un amplio voto en rechazo a la situación económica y social que representa el gobierno de Gabriel Boric. Pese a la sorpresa, este resultado no cayó del cielo. No es casualidad que la derecha haya desplegado una campaña totalmente demagógica hablando de pensiones, salud, vivienda para defender toda la herencia de la dictadura. El gobierno de Boric, el Partido Comunista, el Frente Amplio codo a codo con la ex Concertación, hicieron una campaña cediéndole sus principales argumentos. Han gobernado implementando recetas celebradas por la derecha y la ex Concertación para que la crisis la pague el pueblo trabajador: ajuste fiscal, un mísero bono invierno, enterrar definitivamente los retiros de fondos previsionales. Las reformas de Boric han sido a la medida de las exigencias del gran empresariado, como un aumento del sueldo mínimo que fue liquidado por la inflación. El rechazo usó la angustia de llegar a fin de mes y la precarización de la vida para hacer demagogia.
El gobierno no ha tomado ninguna medida de fondo para contrarrestar la crisis económica y social. Lamentablemente, en este contexto la campaña demagógica de la derecha hizo eco en sectores amplios de la población. Al mismo tiempo, mientras la Convención hablaba de plurinacionalidad a favor del pueblo mapuche, el gobierno mantuvo la política de militarización del gobierno de Piñera, dándole la razón a la derecha en su discurso anti mapuche. En un marco de baja lucha de clases y desvío constitucional, esta campaña derechista caló profundamente.
No sólo eso. El discurso del gobierno y la campaña del apruebo reeditó la “política de los consensos” de la ex Concertación. Incluso armaron una nueva cocina para reformar la nueva Constitución antes de que el pueblo pudiera votar en el plebiscito. Y durante las últimas semanas prepararon un nuevo “acuerdo de unidad nacional” junto a la derecha y preparar el terreno para un nuevo proceso constituyente aún más tramposo, limitado y antidemocrático. Después del resultado, el gobierno reforzó este llamado.
Pero hay razones de fondo, puesto que el gobierno de Boric es una continuidad del Acuerdo por la Paz y la Nueva Constitución. Ahora muchos de quienes impulsaron el apruebo pretenden echarle la culpa al pueblo del resultado. ¿Pero cómo pasamos de la rebelión popular en donde todo el régimen de la transición tembló, a este triunfo abrumador del rechazo? La Convención no fue el triunfo de la rebelión popular como dice el Frente Amplio, el Partido Comunista, los Movimientos Sociales Constituyentes, la ex Lista del Pueblo, Coordinadora Plurinacional y grupos como el MIT de María Rivera. Al contrario, fue el principal mecanismo que idearon los partidos del régimen y los poderes capitalistas para desviar y neutralizar la rebelión popular. De hecho, fue el propio Boric uno de los protagonistas del Acuerdo por la Paz y la Nueva Constitución que salvó al gobierno de Piñera y mantuvo la impunidad a las violaciones de Derechos Humanos. Todos ellos le prepararon el camino a la derecha, quien fue ganando terreno y fortaleciéndose a medida que desviaban la lucha de clases al terreno institucional.
La Convención Constitucional se mantuvo totalmente ajena a las urgencias populares y se subordinó a todos los poderes constituidos. La revuelta, al no tener a la clase trabajadora al centro, pudo ser desviada instalando ilusiones en la Convención y la Nueva Constitución, y en que podían resolverse los problemas estructurales del Chile heredado de la dictadura con un cambio constitucional controlado y sin tocar los pilares del capitalismo chileno. El Partido Comunista y la CUT fueron actores fundamentales en este camino.
No cabe duda de que quien capitaliza el resultado electoral son los partidos de Chile Vamos y los ex concertacionistas del rechazo como Ximena Rincón, Matías Walker, Ricardo Lagos y compañía. Pero es hipócrita echarle la culpa al pueblo sin explicar cómo pasamos de una rebelión popular contra la herencia de la dictadura a un triunfo tan aplastante del rechazo.
En este momento será fundamental luchar contra la ofensiva de la derecha que buscará enterrar definitivamente todas las demandas de la rebelión y denunciar fuertemente el nuevo pacto de unidad nacional que impulsa el gobierno con todos los partidos oficialistas y de oposición, y su nuevo proceso constituyente fraudulento y antidemocrático. Es indispensable poner en el centro un programa para que la crisis la paguen los grandes empresarios y no el pueblo trabajador. Hay que preparar las condiciones para retomar las calles y las demandas de octubre, luchando por acabar definitivamente con toda la herencia de la dictadura, única forma de avanzar en una perspectiva de huelga general hacia una Asamblea Constituyente Libre y Soberana. Para preparar esa perspectiva es indispensable impulsar la lucha por un programa de emergencia frente a la crisis económica y social en un momento en donde la inflación se come el sueldo, aumentan los arriendos, las cuentas y se precarizan las condiciones de vida. Es fundamental reagrupar a las distintas organizaciones sindicales y sociales para esta perspectiva. Las dirigencias sindicales y sociales deben poner fin a su tregua con el gobierno y dejar de esperar a que se lograrán las demandas con sus maniobras institucionales, para lo cual debemos luchar por la independencia del gobierno y los empresarios.
Se trata de demandas fundamentales, como por un aumento general e inmediato de los salarios acorde a la inflación de los alimentos y un salario y pensión mínimos de $650.000; por la rebaja de la jornada laboral y el reparto de las horas de trabajo entre ocupados y cesantes sin rebaja salarial alguna; por detener el aumento de los servicios básicos de agua, luz, combustibles planteando la expropiación sin indemnización y bajo gestión de sus trabajadores de todas las empresas de servicios básicos que especulen con los precios como ha ocurrido con el caso de Metrogas. Así también, luchar por el juicio y castigo a los represores.