Tras el paquete de estímulo acordado en el Congreso que incluye una "ayuda" miserable para los trabajadores, Trump ensayó un discurso demagógico exigiendo más dinero y amenazando con vetar la ley.
Miércoles 23 de diciembre de 2020 16:12
En la noche del martes Trump lanzó una bomba. Tras el anuncio del acuerdo en el Parlamento para un segundo paquete de estímulo, el presidente publicó un video de Twitter de cuatro minutos en el que calificó el proyecto de ley de 900.000 millones de dólares como una "vergüenza". El acuerdo alcanzado entre demócratas y republicanos incluía una "ayuda" miserable de 600 dólares para los trabajadores lo que había generado malestar y había sido muy cuestionado. Sobre esto se montó Trump para exigir que en su lugar se apruebe un cheque de 2.000 dólares para cada trabajador registrado (o 4.000 para las parejas que presenten impuestos de manera conjunta).
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En su mensaje, Trump agitó el fantasma de un veto al nuevo paquete de estímulo si no se cumple con esta demanda. Lógicamente, esto es completamente demagógico viniendo de Trump que durante meses mandó a los trabajadores a arriezgarse a morir por Covid, sin ningún tipo de elemento de protección personal, para beneficiar a los empresarios y cuando aprobó una ley de ayuda solo incluía un cheque por única vez de 1.200 dólares para los trabajadores y miles de millones en rescate a las grandes corporaciones.
Trump se permite esta demagogia ya que el actual paquete de estímulo fue apoyado en forma abrumadora, tanto por republicanos como por demócratas, incluso por Bernie Sanders, que en marzo había exigido una ayuda como la que ahora pide Trump pero que en los últimos días dijo que esta ley "es un buen comienzo", o de Alexandria Ocasio-Cortez, quien se unió a casi todo el Partido Demócrata para votarlo.
Trump dijo algunas cosas que eran ciertas, como lo miserable de un cheque de 600 dólares, o lo fraudulento de un proyecto de ley que de casi 6.000 páginas, que nadie en el Congreso, y mucho menos el público, ha leído realmente, donde muchos de los artículos no tienen nada que ver con el alivio de Covid, como una partida de 566 millones para proyectos de construcción en el FBI. .
Pero lo que a simple vista podría pasar por un discurso progresista, estuvo en realidad teñido por sus apelaciones al "America First", con menciones xenófobas y contra los inmigrantes.
Así, Trump atacó que el proyecto incluya ayuda a otros países o que una parte insignificante esté destinada a migrantes indocumentados.
Finalmente terminó su discurso con el fantasma de permanecer en el Gobierno: “También le pido al Congreso que se deshaga de inmediato de los elementos innecesarios y derrochadores de esta legislación y que me envíe un proyecto de ley adecuado o, de lo contrario, la próxima administración tendrá que entregar un paquete de ayuda de Covid, y tal vez esa administración sea yo".
Tras las declaraciones de Trump, la representante demócrata en la Cámara Baja Nancy Pelosi tuiteó: "¡Hagámoslo!", en el sentido de aprobar una ayuda como la que exige Trump. Por supuesto, Pelosi no dijo esto cuando Bernie Sanders propuso esos mismos 2.000 dólares, porque cuando algo viene del ala más progresista de su partido, Pelosi está en contra. Pero ahora que Trump lo ha dicho, ella está de acuerdo. Las legisladoras de la izquierda demócrata como Alexandria Ocasio-Cortez, que votó por el mismo proyecto de ley que Trump denunció, y Rashida Tlaib, que había votado en contra de la legislación, presentaron una enmienda para aumentar los pagos después del discurso de Trump.
Pero no hubo unidad en el Partido Demócrata. Amy Kloubachar, por ejemplo, calificó la declaración de Trump como "un ataque a todos los estadounidenses" y pidió al Congreso que anule su veto.
Entre los republicanos, trumpistas como Lindsay Graham apoyaron públicamente a Trump. Pero detrás de escena, esto es un gran golpe para el Partido Republicano, e incluso para el propio equipo de Trump. El secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, quien ayudó a negociar el acuerdo con el Congreso, aplaudió la aprobación del proyecto de ley y agradeció específicamente a Trump por su liderazgo al respecto , solo para verse socavado menos de 24 horas después. Mitch McConell, lider de la mayoría republicana en el Senado, quien ganó votos para el proyecto de ley y logró construir solo un frágil consenso republicano para aprobarlo, probablemente esté furioso.
The Washington Post afirma: “El video cayó como una bomba en Washington. Los propios colaboradores [de Trump] estaban atónitos. Los futuros del mercado de valores se desplomaron rápidamente ante la perspectiva de que la ayuda económica pudiera estar en duda".
Si Trump se niega a firmar el proyecto de ley, el Gobierno cerrará el 29 de diciembre. Los $ 900 mil millones serán congelados. Y no es el único proyecto de ley que amenaza Trump. También se ha pronunciado en contra del presupuesto del Pentágono de $ 740 mil millones, lo que llevó a McConnell a llamar al Senado del receso para 29 de diciembre en caso de que sea necesario anular un posible veto de Trump.
Una trampa populista
Con el ala progresista del Partido Demócrata dando la bienvenida al tweet de Trump y muchos trabajadores en todo el país aplaudiendo su demanda de que se les dé más ayuda financiera, parece difícil ver el trasfondo de su política populista de derecha antiestáblishment y de "America-First".
En sus breves observaciones, Trump se quejó de la "ayuda extranjera" y del dinero destinado a los inmigrantes. El mensaje de Trump es claro: los “extranjeros” están robando “nuestro” dinero, sean inmigrantes aquí o en otros países, para enfrentarlos explícitamente a los trabajadores estadounidenses. Y lo que es peor es que el ala “progresista” del Partido Demócrata lo está animando a él y a este discurso. Y muchos progresistas en todo el país están siguiendo su ejemplo, aplaudiendo esto como si fuera una victoria para la clase trabajadora. No lo es. Esto es populismo de derecha y es peligroso.
Algunos izquierdistas pueden pasar por alto las denuncias nacionalistas de Trump sobre la “ayuda exterior” sabiendo que es solo una estratagema imperialista. Pero la denuncia de Trump de los fondos extranjeros no tiene nada en común con el antiimperialismo. Por el contrario están preparando el camino para un nacionalismo peligroso y más volátil, con brutales intervenciones imperialistas como las que vimos en toda la administración Trump. Pero la respuesta más común de la izquierda es ignorar por completo la xenofobia de Trump.
Es el caso de la revista Jacobin, que no perdió el tiempo y publicó “Necesitamos $ 2.000 y alivio real para el Covid-19” la mañana después de las declaraciones de Trump. El artículo aconseja al Partido Demócrata sobre cómo lograr que se apruebe, explicando lo que podrían hacer Pelosi y Schumer. Pero la razón por la que el Partido Demócrata ya había aprobado un proyecto de ley con una ayuda miserable no es porque sean políticos ineptos, sino porque están de acuerdo con el principio general de dar migajas a la clase trabajadora mientras hiper-financian al Ejército y destinan rescates millonarios a las grandes corporaciones.
El Partido Demócrata es un partido de capital . Es el partido que rescató a los bancos en lugar de a la clase trabajadora en 2008. Es obvio que los demócratas eligieron la austeridad.
Esto es muy peligroso
El presidente Trump viene insinuando que podría postularse nuevamente para presidente dentro de cuatro años. Pero más allá de esta decisión, Trump ya se está posicionando claramente para ser un actor político central una vez que abandone la Casa Blanca, y uno cada vez más peligroso.
Trump siempre ha utilizado la retórica populista de derecha. Siempre ha fingido estar del lado de los trabajadores estadounidenses, atacando a los inmigrantes o con un discurso nacionalista contra otros países. Fue su promesa de luchar por la clase trabajadora estadounidense (blanca) lo que le dio los votos suficientes en 2016 para lograr una victoria en el Colegio Electoral. Como presidente, sin embargo, Trump ha gobernado a veces como un neoliberal con algunas excentricidades populistas. Hasta cierto punto, fue capaz de ejercer la hegemonía sobre su partido e incluso alinear a los "Never Trump" (republicanos que habían llamado a votar en su contra), al menos aquellos que tienen bancas en el Congreso. Ese liderazgo se vio golpeado por la desastrosa gestión del coronavirus y su reacción ante el movimiento Black Lives Matter. Ahora que perdió las elecciones, aunque sigue manteniendo sus denuncias de fraude, esa relación con el establishment republicano se ha vuelto aún más precaria.
Trump se vuelve a postular como un "antisistema" y a actuar como un defensor de la clase trabajadora. Ya antes de dejar la Casa Blanca está volviendo a actuar como un outsider, posicionándose por fuera de un bipartidismo cada vez más desprestigiado.
Se trata de una política que podría, de hecho, expandir la base de Trump, especialmente bajo una administración de Biden donde "nada cambiará fundamentalmente", como el propio Biden ya lo ha prometido.
Esta vez, a diferencia de 2016, Donald Trump tiene una base mucho más grande y radicalizada; después de todo recibió 10 millones de votos más que en 2016. Esta base incluye a la mitad de los republicanos que creen que las elecciones fueron manipuladas. También incluye a grupos pequeños pero violentos que atropellaron y golpearon a manifestantes de Black Lives Matter, e incluso los mataron, como hizo Kyle Rittenhouse con dos manifestantes en Wisconsin. Incluye a los derechistas armados que ayer irrumpieron en el edificio del capitolio de Oregon, rompieron ventanas y agredieron a periodistas en una protesta contra las muy leves restricciones de Covid actualmente vigentes.
La retórica radical de derecha de Trump y su falsa afirmación de luchar por los trabajadores estadounidenses pueden resultar atractivas para millones de personas que están legítimamente disgustadas por el hecho de que la clase trabajadora haya recibido tan poco apoyo durante la pandemia. Sectores enteros de la clase trabajadora están descontentos con el desacreditado sistema bipartidista y pueden sentirse atraídos por un Trump que aparece cada vez más distanciado del Partido Republicano.
Está sumamente claro que necesitamos una alternativa de izquierda, una que luche por la clase trabajadora y deje claro que no son los indocumentados y la clase trabajadora internacional los enemigos de los trabajadores estadounidenses, sino el presupuesto masivo al Pentágono y toda la clase capitalista.
Aunque a veces pueda parecer que sectores de izquierda del partido demócrata como Alexandria Ocasio-Cortez (AOC) desempeñan este papel, luego ella se da la vuelta como lo hizo votando por el presupuesto, y alineándose con el Partido Demócrata casi siempre, incluida la campaña a favor de Joe Biden. También puede parecer que el Democratic Socialist of America (DSA) podría desempeñar este papel, pero al igual que AOC, muchos en el DSA terminaron apoyando a Biden y al Partido Demócrata. También lo hizo la revista Jacobin, que ha venido siendo durante años una referencia ideológica de izquierda, y en lugar de desempeñar este papel se ha estado posicionando como un asesor de izquierda de un Partido Demócrata que claramente quiere volver a los ataques neoliberales “normales” contra la clase trabajadora. Lo que necesitamos es una clara ruptura de clase y anticapitalista que señale que ni los demócratas ni los republicanos representan los intereses de la clase trabajadora.
Donald Trump está construyendo un populismo antisistema de derecha, cada vez más peligroso. Los demócratas no solo no pueden combatirlo, sino que lo alimentarán. La izquierda que está alineada con el Partido Demócrata tampoco puede combatirlo; está demasiado ocupado fomentando ilusiones en los demócratas. La necesidad de un partido obrero independiente es urgente. Necesitamos nuestro propio partido para luchar contra la derecha, para mostrar cómo una izquierda genuina responde a las necesidades urgentes de la clase trabajadora. Solo una organización socialista de clase trabajadora independiente puede destronar al trumpismo y desenmascarar el falso apoyo de Trump a los trabajadores.
La presente es una versión editada del artículo original en inglés publicado en el sitio Left Voice.
Tatiana Cozzarelli
Docente, actualmente estudia Educación Urbana en la CUNY.