Un joven fue secuestrado en la madrugada del sábado, tras la salida de un boliche LGTB. Similitudes con un secuestro y abuso sexual sucedido una semana atrás.
Sábado 9 de abril de 2016
El relato de una madre desesperada comenzó a circular el sábado a través de un audio por WhatsApp y las advertencias se expandieron por las redes sociales. Un joven, de 28 años, salía de bailar de “Diva”, un conocido boliche LGTB, esa madrugada cuando subió a un taxi.
El joven fue secuestrado del móvil y horas después apareció tirado en la zona de Los Aguirre, sobre la ruta 157. De acuerdo a lo que trascendió de la denuncia del joven, el taxista sufrió un desperfecto mecánico y detuvo la marcha. Abruptamente, un joven abre la puerta del vehículo y secuestra al muchacho. El joven, quien sufrió politraumatismos, no recuerda nada a partir de ese hecho y se desconoce si el taxista está involucrado o no en el hecho.
Similitudes con otro caso
La noticia remitió automáticamente a un caso sucedido la semana pasada, sobre todo por algunas similitudes.
Una joven, de 32 años, subió el pasado viernes a un taxi en la avenida Roca, cerca de un supermercado. La mujer denunció que el chofer del vehículo abusó sexualmente de ella y la abandonó en Los Aguirre.
En ambos casos, también, se señalan que los taxis pertenecerían a la empresa “Centro Taxi”.
¿Inseguridad?
Muchos medios reflejan (o lo harán) estos casos como un “nuevo caso de inseguridad”, equiparando el arrebato de una cartera con una violación o con un secuestro, donde potencialmente podes ser víctima de trata. Hace unas semanas se cumplieron diez años del crimen impune de Paulina Lebbos (vista también por última vez en un taxi de la empresa “Cinco Estrellas” de la Chancha Ale) y 14 años de la desaparición, a manos de las redes de trata, de Marita Verón.
Miles de mujeres conviven con el temor de ser la “próxima”, miedo que se sustenta en el manto de impunidad en los casos más emblemáticos. Y en ambos casos se ha visto la complicidad de sectores de gubernamentales, judiciales y policiales; los mismos que después se sacan una foto con el cartelito de #NiUnaMenos. Frente a esto se ha aún más apremiante la organización de las mujeres y LGTB.