Autoconvocadas realizaron ayer una acción a la vera de la ruta con el objetivo de difundir la situación sanitaria y extender su lucha.
Viernes 30 de marzo de 2018
Desde hace una década aproximadamente que no hay nacimientos en el tafinisto Hospital Dr. Elías Medici. Los partos dejaron de atenderse y se derivan a los centros de salud de Concepción y San Miguel de Tucumán.
Ayer se llevó adelante la acción decidida en asamblea realizada en El Mollar, convocada por un grupo de mujeres y hombres autoconvocados, que vienen visibilizando la precaria situación sanitaria en el valle, bajo la exigencia de que se acondicione una maternidad de baja complejidad y sala de neonatología, con sus guardias reglamentarias y lo necesario para garantizar el derecho a la salud, la integridad física y la identidad.
Conversamos con Daniela, quien pertenece a la Comunidad diaguita de las casas viejas, y es parte de quienes vienen organizándose alrededor de este reclamo. Ella nos decía que “no nacen niños en todo el valle, cada vez que una mujer entra en trabajo de parto o si necesita cesárea, tiene que bajar a Tafí, de ahí la derivan a Concepción o a San Miguel. ¿Cómo es posible que si Tafí del Valle es el punto turístico por excelencia de Tucumán, no tiene un hospital de primer nivel? Nosotros pedimos la maternidad porque es un derecho básico. Se hacen los controles durante el embarazo, pero al hospital no estar equipado de manera correcta, no se pueden hacer partos.”
“Ellos dicen ’¿qué hablan de que las mujeres se mueren?’ Sí, se mueren”
El 10 de diciembre de 2013 Enriqueta del Valle Chaile, de 43 años, ingresó al hospital con un embarazo a término. Horas después falleció sin haber parido. Esperaba una niña. La familia nunca recibió más explicación que un pico de presión como la causa de la muerte. Enriqueta debía ser trasladada a la Maternidad de San Miguel de Tucumán, había un corte en la ruta por reparación y la ambulancia nunca salió del Centro de Salud.
Daniela nos cuenta que “hay una mujer que rompió fuente a los tres meses (de embarazo), está internada en Concepción, Tiene una hijita de 4 años que está sola con el padre en el valle. Ella va a estar 6 meses internada, 6 meses que implican todo el gastadero de plata, el marido que va y viene, más la nena, el lugar dónde se quedan. ¿Porque me tengo que ir, porque no puedo parir en mi tierra? Es muy violento”.
Es inevitable el pensar acerca de lo que significa para las familias trabajadoras del valle tener que trasladarse a cientos de kilómetros de sus casas, trabajos y vida cotidiana para poder acceder a la asistencia médica.
“Tal vez tengas lugar dónde quedarte y la plata para pagarte los gastos, pero que pasa con el que no. La gente termina durmiendo afuera del hospital, tirados como perros. Y eso al poderoso, el que tiene que darnos nuestros derechos, ni se inmute, no le importa, total ellos duermen tranquilos en sus casas", dice Daniela.
Pero las carencias en el sistema público de salud no aparecen sólo al momento de parir, “no es sólo que no hay maternidad, no hay neonatología, no hay quirófano.” “El quirófano opera de vez en cuando es algo programado. El quirófano está medianamente equipado pero no funciona. Nosotros hicimos una asamblea, a la que fueron los representantes del hospital, el director, a chicanearnos. Cómo si tuviéramos que darle gracias porque vayan y se preocupen por algo que es su trabajo, cuando vienen a intentar apaciguar a la gente, no querían que hagamos la asamblea”, agrega.
Daniela denuncia que desde que comenzaron a movilizarse y hacer públicas sus exigencias, ha habido amenazas contra trabajadores del hospital: “Desde el hospital lo amenazaron a mi primo con dejarlo sin trabajo si iba a la asamblea, que cualquiera del personal que participara quedaba automáticamente sin trabajo. Estoy harta de que nos traten de coyas boludos, de que no nos sabemos defender, de que viene cualquiera, nos quita la tierra, nos hacen parir donde ellos quieren. Somos el primer punto de venta pero no tenemos derecho a nada. “
Territorio e Identidad. El saqueo de los terratenientes
“Hay un trasfondo que yo creo es el más oscuro, y es que si en tu pueblo no nacen niños no hace falta que sigas repartiendo las tierras. La eterna lucha ha sido contra los terratenientes, que van y cierran los lugares por dónde se les canta. Ellos son dueños. Se nos cuestionó mucho porqué utilizamos la palabra genocidio. En realidad es un genocidio pasivo porque te obligan a que te vayas de tus tierras“, comenta Daniela
“Todo el mundo sufre el desarraigo. Yo vivo acá desde los 12 años, pero no por elección. Yo vivo acá porque allá no había secundario, entonces me tuve que venir a estudiar acá. Yo nací allá, y decimos que es un genocidio pasivo lo que estamos sufriendo porque por ejemplo mis sobrinos ya no son de los valles, ya son de Concepción, de San Miguel. Nos quieren sacar de las tierras, porque son tierras vírgenes y tiene que ver también con la comunidad de Colalao, porque todo lo que es detrás de San Javier comunica con el valle, y por ahí es el camino que están abriendo”, afirma.
Resoluciones
La asamblea abierta que decidió la acción realizada en el día de ayer, exigió también que el gobierno provincial dé respuestas, además de proponerse impulsar más instancias de organización en todo el valle.
“La dirección del hospital quedó en comunicarse con la Ministra (de Salud Pública) y pedirle que vaya a una asamblea. Nuestro pedido es ese. Que la ministra vaya y hable en asamblea abierta, porque lo que pasa entre cuatro paredes queda entre cuatro paredes. Quedamos en hacer estas asambleas en todo el valle. Necesitamos reclamar juntos porque es un derecho básico, y por nuestra identidad“, finaliza.