Este lunes 11 de febrero, autoridades de la UACJ en el Instituto de Ciencias Sociales y Administración empezaron a hostigar y amenazar con decomisos a los estudiantes que venden alimentos dentro de la universidad, una práctica que permite solventar sus gastos por estudiar en una universidad pública que debería ser gratuita.
Miércoles 12 de febrero de 2020
Mientras el salario del rector de la UACJ se caracteriza por ser de los más altos de las universidades del país, siendo tres veces superior al que percibe el actual presidente de la república; las y los estudiantes de la UACJ se ven en la necesidad de vender productos alimenticios en su centros de estudio con la finalidad de solventar gastos estudiantiles y personales que se desprenden de llevar una carrera universitaria en nuestra ciudad.
La UACJ se caracteriza por ser de las más caras del país pues sus colegiaturas rondan, en promedio, los 3,000 pesos por semestre. El debate en torno a este agravio a los bolsillos de los estudiantes regresa con cada periodo de inscripción, enfrentándose al discurso reaccionario de las autoridades universitarias que pretenden justificar las excluyentes e, incluso, ilegales cuotas, con la cantaleta de "hay becas" sin tomar en cuenta que dichas becas no pasan de ser una mera exención del pago de colegiatura y que las mismas no están pensadas para estudiantes que trabajan, ni menos para que puedan dedicarse a estudiar sin la necesidad de trabajar.
Así pues, muchos estudiantes han encontrado una manera de solventarse sus estudios mediante la venta de alimentos a sus propios compañeros que han visto en esta oferta una salida económica, sana y hasta nutritiva que no obtienen de un servicio de cafetería que ve la necesidad de alimentos de los estudiantes como un vil negocio y no como un derecho de la comunidad universitaria.
Así pues, muchos estudiantes han encontrado una manera de solventarse sus estudios mediante la venta de alimentos a sus propios compañeros que han visto en esta oferta una salida económica, sana y hasta nutritiva que no obtienen de un servicio de cafetería que ve la necesidad de alimentos de los estudiantes como un vil negocio y no como un derecho de la comunidad universitaria.
Es un hecho que los estudiantes que trabajan en la industria maquiladora, tiendas de autoservicios, etc., se enfrentan a una limitante objetiva para poder obtener el “promedio ideal” para alcanzar una beca de excelencia (no pagar inscripción y créditos), ante esto es entendible el malestar que se deja sentir entre los estudiantes que ven como la burocracia universitaria hace un negocio con la educación y con lo que la rodea y que no conformes con esto, su avaricia los lleva a querer excluir a los estudiantes de participar de una actividad económica que les de viabilidad a sus estudios.
Ya se escuchan las voces de los reaccionarios en la UACJ que nos espetan "Hay Becas Trabajo", un medio de obtener un ingreso en la UACJ, pero bajo el modelo de la subcontratación (Outsourcing), las autoridades universitarias aglutinan a estudiantes para cumplir funciones en la biblioteca, centro de cómputo o donde se requiera, con salarios bajos, sin prestaciones de ningún tipo y sin basificación. La vendimia se convierte en una mejor alternativa, ante este escenario que solo ve a los universitarios y su educación como un negocio.
Ya se escuchan las voces de los reaccionarios en la UACJ que nos espetan "Hay Becas Trabajo", un medio de obtener un ingreso en la UACJ, pero bajo el modelo de la subcontratación (Outsourcing), las autoridades universitarias aglutinan a estudiantes para cumplir funciones en la biblioteca, centro de cómputo o donde se requiera, con salarios bajos, sin prestaciones de ningún tipo y sin basificación. La vendimia se convierte en una mejor alternativa, ante este escenario que solo ve a los universitarios y su educación como un negocio.
Una de las quejas más sentidas del estudiantado es que siempre las concesiones de las cafeterías y kioskos son dadas a privados, cercanos a los funcionarios de la universidad, y donde el servicio y calidad de la alimentación siempre han sido malos y no mejora, aparte que los precios son muy elevados para un estudiante promedio. Es simple, el concesionario vende al precio que quiere a consumidores cautivos, de ahí que busquen eliminar la competencia de los estudiantes.
Desde semestres pasados en los distintos institutos y CU, las y los estudiantes comenzaron a vender comida por los pasillos de la universidad para ayudarse con sus gastos. Esto favoreció a toda la comunidad universitaria, en el sentido de que los precios son más accesibles y los productos de mejor calidad.
No es la primera vez que las autoridades universitarias pretenden garantizar el monopolio de las concesiones en materia de alimentación. No es la primera vez que los directivos mandan a los guardias a querer retirar estudiantes que venden o a recogerles sus productos. Pero tampoco es la primera vez que los estudiantes le ponen un alto a la soberbia de quienes desde una oficina toman decisiones que benefician a unos cuantos privados en menoscabo de la mayoría de la comunidad estudiantil.
Por un comedor estudiantil puesto bajo control de los trabajadores
Es importante retomar los ejemplos de comedores estudiantiles en otras universidades, son servicios económicos, con una alimentación de calidad y nutritiva, Estos comedores son administrados y trabajados por estudiantes y trabajadores de la alimentación, con derechos laborales plenos en la universidad y que orientan sus trabajo a cumplir con el derecho a la alimentación.
Los estudiantes tenemos derecho a participar en la construcción de esta alternativa, donde los que vendemos y los trabajadores de la UACJ podamos construir una nueva forma de alimentarnos en beneficio de todos y con un trabajo digno.
Desde La Izquierda Diario llamamos a respaldar la movilización del día de mañana Miércoles 12 de febrero frente a la dirección del ICSA en la UACJ, bajo la consigna "La alimentación y acceso digno a esta, es un derecho, no un privilegio institucional."
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