Organicemos asambleas en unidad, enfrentemos la deserción que deja a miles de compañeros afuera por la falta de acceso a la conectividad y que ven vulnerados sus derechos estudiantiles, que sufren precarización laboral y despidos. Organicemos la pelea junto a los trabajadores de la educación y a las organizaciones políticas de izquierda con las que compartimos distintas luchas, para poner de pie al movimiento estudiantil.
Miércoles 15 de julio de 2020 15:32
El Covid-19 tuvo un impacto enorme en nuestro país y el mundo. No solo sacó a la luz las condiciones en las que se encuentra la salud pública y la precariedad de la vida de millones, sino que profundizó las desigualdades sociales que ya existían, la violencia y el abuso policial, la impunidad de los empresarios que despiden, el desprecio por la vida de quienes viven en villas, asentamientos y barrios populares. Ya son más de 5 millones los trabajadores afectados por despidos, suspensiones y rebajas salariales, mostrando que el DNU de Alberto Fernández contra los despidos no es más que papel mojado.
El camino es claro: nos tenemos que organizar. Exigimos a las autoridades de la universidad que garanticen la permanencia de los estudiantes sobre los cuales está golpeando la crisis. Empezando por garantizar las condiciones de acceso a la virtualidad, y un Régimen de Enseñanza y Promoción acorde a estas nuevas condiciones, que contemple la situación tanto de los estudiantes como los derechos laborales de los docentes y trabajadores de la educación.
Sabemos que los docentes tienen que realizar jornadas extenuantes de trabajo, y que muchos estudiantes dejan materias por la superposición de parciales, por las dificultades de acceso a los materiales y a internet. Tenemos que elaborar un nuevo protocolo para esta situación excepcional, en asambleas interclaustro para discutir junto a los docentes, no docentes y estudiantes en qué condiciones queremos estudiar para que la Universidad no nos expulse.
Mientras la UNLP hace demagogia con que el 97% de las cursadas funcionan, no dicen la cantidad de estudiantes que tuvieron que abandonar los estudios. En este comunicado, el rector Tauber expresa que participaron de cursadas virtuales 94 mil estudiantes, cuando sabemos que los estudiantes de la UNLP somos al menos 139 mil según datos de la propia UNLP (106 mil a finales de 2019 y 33 mil inscriptos para 2020). Reconocen implícitamente que son al menos 45 mil los expulsados de la Universidad. Sabemos que estos datos pueden ser mayores, ya que según la UNESCO, en Argentina aproximadamente el 50% de los estudiantes quedaron por fuera de la virtualidad.
Frente a esta situación, la Universidad tiene que tomar las medidas necesarias. Tienen que abrirse nuevamente las inscripciones a las becas, y aumentarse sus montos ya que continúan congeladas. El comedor universitario ni siquiera está funcionando, luego de haber dado una ración de comida escandalosa y mínima a los estudiantes al comienzo de la cuarentena. La beca “tu PC” fue un anuncio que dio el rector Tauber a cuatro vientos, pero aún no vimos llegar a las manos de ningún estudiante una sola computadora. Algo básico para poder afrontar la situación de virtualidad. Mientras tanto, los requisitos para las becas continúan dejando por fuera a miles de estudiantes. Continúan exigiendonos rendir finales en el medio de la pandemia para poder tener un ingreso, que de por sí es mínimo.
¡No vamos a aceptar que estudiar se vuelva un privilegio! Es un escándalo que en este contexto el presupuesto universitario siga siendo el mismo que dejó el gobierno de Mauricio Macri. Tenemos que exigirle a la UNLP que otorgue las becas necesarias, y pelear por un IFE de $30.000 para todxs lxs que no llegan a fin de mes! Esto se podría financiar si el actual gobierno de Alberto Fernández no destinase millones para subsidiar a empresas como Clarín o Mc Donald´s, y si la plata que se va en deuda estuviese dirigida a presupuestos fundamentales como los de salud y educación.
Tampoco vamos a aceptar que descarguen sobre nuestros docentes los costos de esta crisis. Exigimos junto a ellos la reapertura paritaria 2020, el pago en tiempo y forma de los aguinaldos y el pase a planta inmediato de los docentes ad honorem. Basta de precarización en la educación.
Las autoridades de la Universidad, que son las mismas que aprobaron el recorte presupuestario del macrismo, están lejos de oponerse a que la educación no sea una prioridad. Mientras en las facultades aumenta la deserción, ni siquiera sesionan los Consejos Directivos (donde, de por sí, como claustro estudiantil estamos totalmente subrepresentados) porque las autoridades de la universidad, por el contrario, cierran hasta estos mínimos canales democráticos que tenemos los estudiantes desde 1918. Esos espacios deberían hacer URGENTE un relevamiento de las condiciones en las que se encuentra cada estudiante, y tomar las medidas necesarias para que no haya una sola persona que abandone sus estudios por la crisis profundizada por la pandemia.
Por su parte, lejos de hacer que el movimiento estudiantil seamos un actor en este momento de crisis sanitaria, económica, y política, los Centros de Estudiantes y la FULP están ausentes, dejando a todos los estudiantes a la deriva y sin organización para enfrentar esta situación. Ya ni pronunciamientos sacan. Los miles de estudiantes que están abandonando las aulas no son dejados de lado solo por las autoridades elitistas, son en primer lugar dejados a su suerte por sus propias organizaciones. Desde las agrupaciones como la Franja Morada hasta las distintas variantes del PJ y el Kirchnerismo, se acoplan al accionar de las autoridades dejando a la deriva a miles de estudiantes. Nuestros Centros y federaciones deberían ponerse en pie de lucha por nuestros derechos!
Necesitamos contraponer a todos los que pretenden decidir entre cuatro paredes por nuestras vidas, condiciones de estudio y de trabajo, una organización asamblearia y democrática desde abajo, que nos permita votar y darle fuerza a todos nuestros reclamos. Queremos unir lo que se quiere acallar, no vamos a aceptar dentro de las condiciones de la “normalidad académica” que se naturalice la deserción; el bajo presupuesto; que a nuestros compañeros de cursada no les alcance para llegar a fin de mes; que no seamos parte de las decisiones sobre nuestra educación; ni tampoco vamos a normalizar que los Centros de Estudiantes y Federaciones se vuelvan apéndices de las autoridades.
En la región se empiezan a expresar procesos de organización en distintas facultades, como en Psicología, Trabajo Social, Artes y Arquitectura. Nos organizamos porque la virtualidad vulnera los derechos estudiantiles y porque no queremos que estudiar se vuelva un privilegio. En Psicología, la comisión de estudiantes autoconvocados se está organizando para reunirse una vez por semana junto con los docentes, mostrando que es con esta unidad que podemos defender nuestros derechos. En Trabajo Social los estudiantes realizaron asambleas para que la facultad organice la solidaridad. En la facultad de Arquitectura y Urbanismo, se realizará una asamblea interclaustros para organizar la fuerza de todos los sectores en defensa de la educación.
Queremos organizarnos para defender la educación pública junto a nuestros docentes, que hoy se ven sobre explotados con las clases virtuales, los becarios, no docentes y quienes trabajan ad honorem. No vamos a permitir que las autoridades de la UNLP nos enfrenten con ellos en vez de garantizar las condiciones necesarias de estudio para todxs en la pandemia.
¡Asambleas en unidad para fortalecer estas peleas!
Retomemos las mejores experiencias y una tradición enorme del movimiento estudiantil en todo el país y en la región en defensa de la educación pública, peleando por poner a la universidad al servicio de la clase trabajadora y los sectores populares. Así lo hicimos los jóvenes en el 2018 junto a los trabajadores del Astillero Río Santiago. Esa alianza obrero-estudiantil nos permitió defender la educación pública contra el desfinanciamiento, y fuimos protagonistas de las tomas de las distintas facultades de la UNLP.
Nos tenemos que unir junto a ellos, y también con los becarios, los artistas y los sectores populares, para pelear por nuestro futuro! Tenemos la tarea histórica de unir todas nuestras fuerzas: la de todos los que peleamos para que el pueblo trabajador no pague con lágrimas, sangre y sudor esta crisis. Sabemos que se vienen momentos difíciles y por eso tenemos que golpear con un mismo puño, coordinarnos y ser cada vez más. Por eso, hacemos un llamado a todas las corrientes políticas, agrupaciones estudiantiles, partidos, activistas y jóvenes que se consideran de izquierda. Llamamos al Partido Obrero, el MST, Izquierda Socialista, el PSTU, el Nuevo Más, la tendencia del Partido Obrero, Poder Popular, el INTI, Aquelarre, Marabunta, Lupas, Agite y tantos otros.
Proponemos realizar en común asambleas virtuales en cada lugar de estudio apuntando a la mayor coordinación posible para discutir democráticamente entre todos cuáles van a ser nuestras banderas de lucha para intervenir junto a los trabajadores en esta crisis.
Los jóvenes no somos material descartable
Las consecuencias sociales de la crisis tienen un efecto particular entre nosotros, los jóvenes. Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT) el 77% de la fuerza de trabajo juvenil del mundo se encuentra en condiciones de informalidad. Esta situación hace que los jóvenes que estudiamos y trabajamos, durante la cuarentena no hayamos cobrado un solo peso, en esta condición se nos vuelve muy difícil seguir cursando.
Muchos estudiantes somos también trabajadores de Rappi, Glovo, de comidas rápidas, gastronómicos, niñeras. Muchos de nosotros conformamos la Red de Trabajadores Precarizados, y gritamos que si tocan a uno nos tocan a todos ¡No vamos a permitir que nos traten como material descartable!
También nos indignados porque vemos que la crisis en curso no es igual para todos. Se agrava con la desigualdad social, el racismo y la violencia policial que se viven sobre todo en los barrios populares. El asesinato de George Floyd en manos de la policía estadounidense desató una furia internacional encabezada por los jóvenes bajo el grito de #BlackLivesMatter. Aca en Argentina vemos el aumento en los casos de gatillo fácil, con asesinatos como el de Alan Maidana, que tenía 24 años; el de Walter Nadal en Tucumán, el de Lucas Verón; y ahora la desaparición de Facundo Castro, joven de 22 años visto por última vez siendo subido a un patrullero de la maldita policía bonaerense. Nuestros centros de estudiantes tienen que ponerse a la cabeza de lanzar campañas por la aparición de Facundo en todas las facultades. ¡Tenemos que organizar la bronca!
Sabemos que también que las mujeres y disidencias son afectadas especialmente. Son las primeras en ser despedidas y precarizadas. Además que en este contexto de aislamiento social, las tareas del hogar recaen con mayor peso en las mujeres, teniendo que realizar jornadas extenuantes de doble trabajo. Ya nos hemos expresado con twittazos y acciones callejeras contra la violencia machista que no para de aumentar en momentos de aislamiento, le exigimos al Estado que tome medidas de manera urgente.
¿Por qué luchamos?
Tenemos que exigirle a nuestros centros de estudiantes y federaciones que hoy están paralizadas que tomen medidas urgentes frente a la deserción estudiantil y los agravios a miles de jóvenes trabajadores en el país. Tanto los centros de la Franja Morada, del peronismo y el kirchnerismo están alineadas y siguiendo ciegamente lo propuesto por las autoridades. Queremos recuperar esos centros y federaciones para ponerlas al servicio de los estudiantes, docentes, los jóvenes precarios y el conjunto de los trabajadores.
Somos los estudiantes junto con los trabajadores los únicos que podemos hacer que esta crisis no la paguemos nosotros, y así defender nuestras vidas y nuestros derechos. Tenemos que ser muchos ¡Que se escuche nuestra voz!