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Red Internacional
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POLITICA. Ultima semana de campaña, ¿a quiénes les hablan Piñera y Guillier?

La campaña culmina con una amplia ventaja de Piñera sobre Guillier y una fuerte división en la centroizquierda. Piñera habla para ganar. Guillier sigue dando explicaciones.

Lunes 13 de noviembre de 2017

En las últimas entrevistas y declaraciones de los dos candidatos que llevan la delantera, cada uno se muestra un poco más.

Piñera, confirma que retrotraerá tres reformas emblemáticas de Bachelet: la tributaria, laboral y educacional. No deja dudas. Pero lo hace conciente de la relación de fuerzas, establecida el 2011. Por ejemplo, no eliminará la llamada gratuidad, sino que la dejará en el actual 50% y buscará cambiar el eje a la educación parvularia. Si retrotraerá la reforma tributaria completamente. Y respecto a la laboral, dará un rodeo: en vez de eliminar los cambios al Código Laboral, buscará erosionarlos, por ejemplo, reponiendo los grupos negociadores.

Pero, dando cuenta de la relación de fuerzas del 2011, reafirma que buscar reponer la democracia de los acuerdos. Y, con el fantasma corporizado, la pregunta por un nuevo 2011, dice que espera que la oposición actúe con responsabilidad. En la derecha son concientes de esta posibilidad, y es tal vez la principal lección que sacaron de su primer gobierno.

Pero no es esa la clave. Sino que a quién le habla. Piñera le habla a los votantes: se presenta como el hombre salvador ante un supuesto desastre que se refleja en el estancamiento económico.

A diferencia de Guillier. La preocupación del candidato de un sector de la Nueva Mayoría, es advertir que tengan atención, porque con Piñera se pondrá en riesgo la gobernabilidad.

¿Es esto lo que el pueblo quiere escuchar? Más allá del aprovechamiento que hizo con los trabajadores del sector público (a los que este Gobierno está ofreciendo un 0,1% de reajuste sin que Guillier dijera nada), su centro está en advertir que con Piñera se pone en riesgo la gobernabilidad. ¿A quién le habla?

Le habla a los empresarios para ganarse su favor.

A esto se suma la división de una centroizquierda que parece irreversible, al menos tal como la conocimos hasta ahora, y que desatará un período de fuertes discusiones sobre qué tipo de oposición a Piñera, de partidos y de izquierdas se necesitan.

Se entra en la última semana, culminando una campaña de espaldas al pueblo. Piñera, preocupado de retomar el rumbo después del breve desvío de unas tibias “reformas estructurales” cambiadas por el “realismo sin renuncia”, poniendo en la mira tres reformas emblemáticas. Guillier, preocupado de ganar el favor de los empresarios. Los discursos de los actos de cierre nada cambiarán esto.