Un derecho mínimo democrático alcanzado, este miércoles se aprobó en el Senado el aborto por tres causales. Inviabilidad del feto, peligro de muerte de la madre y violación.
Sábado 5 de agosto de 2017
Han pasado veintiocho largos años desde que se derogó la ley que permitía el aborto terapéutico en Chile, y por fin, tras casi tres décadas, se legisló ayer en la Cámara Alta a favor del proyecto de aborto por tres causales, con 22 votos a favor y 13 en contra.
Si bien a nivel mundial el aborto es un derecho humano incuestionable (hasta cierto punto de la gestación del feto), en Chile no se instauró el debate recién nuevamente hasta el año 2015, siendo por fin aprobado el dia de ayer para convertir en ley - con la restricción de las tres causales- tras una encarnizada lucha contra los sectores políticos más misóginos y conservadores.
Luego de circular por la Cámara de Diputados, haberse analizado en la Comisión Mixta y finalmente haber sido aprobado el día de ayer en la Cámara del Senado, se dio un paso escasamente democrático en la lucha en contra de aquellos que llevan años con su puño dentro del útero de tantas chilenas que buscan decidir sobre sus cuerpos, imposibilitadas por la ley, y han tenido que recurrir por décadas a medios precarios e insalubres para poder ejercer el derecho de decidir sobre sus cuerpos y sus propias vidas.
El aborto así como muchos otros derechos, lo arrebató la dictadura militar de Pinochet en su último año, en el que, bajo fuertes preceptos religiosos, la Junta Militar decidió penalizar cualquier acción que conllevara la interrupción de un embarazo. Desde entonces la Iglesia Católica asentó sus uñas en la política chilena, haciendo fracasar cualquier intento de despenalizar el aborto. Hasta ahora, que la presión social se ha hecho patente en demanda de los inalienables derechos humanos y de las mujeres.
Ha sido una encarnizada conflagración para conquistar la ínfima parte de un derecho que corresponde a las mujeres como agentes activas de sus propias vidas, enfrentando a los grupos religiosos más radicales junto con las facciones más conservadoras de la política chilena.
Y pese a esto, las tres causales (inviabilidad del feto, violación y riesgo de vida de la mujer) no cubren más del 3% de la totalidad de los abortos clandestinos que se llevan a cabo. Actualmente la falta de educación sexual, la pobreza y la precariedad de las condiciones de vida, son determinantes factores a la hora de interrumpir un embarazo, sin embargo, las mujeres que abortan por estas causas no están amparadas bajo la ley.
La abismante desigualdad social existente permite a algunas abortar de forma segura sin comprometer su salud ni existencia, sin embargo, castiga si no es con la vida, con pena de cárcel a quienes no tienen los medios económicos para acceder al servicio de salud ofrecido por alguna clínica privada.
Es por esto que es necesaria la legalización del aborto libre, seguro y gratuito, como la garantía del derecho a decidir sobre el propio cuerpo. La batalla no termina en este punto, pero la aprobación de este proyecto es un aliciente para continuar en nuestra lucha por conquistar los derechos que le corresponden a todas las mujeres.