La Izquierda Diario recibió la opinión de una profesional de la salud sobre el impacto que tuvo el paro de Residentes, Concurrentes y Profesionales en Año Previo.
Martes 2 de agosto de 2016
El Colectivo de Residentes de Córdoba salió ayer a las calles a exigir el cumplimiento del pliego de reivindicaciones que han elaborado. Es importante contar cómo se vivió la medida de fuerza por dentro para reflejar la magnitud de las tareas que realizan diariamente.
Para dar una idea de las condiciones de precariedad de la salud pública, basta con ver la cantidad de residentes que hay en los principales hospitales provinciales: en el Córdoba son 139, en el Misericordia 123, en el San Roque 99, en el de Niños 109, en el Pediátrico 49, en el de Río Cuarto 41.
Por tal motivo, sin los y las residentes, la cantidad de personal en los hospitales se vio reducida al mínimo, como si fuera un fin de semana. Los turnos de algunas especialidades que se dan en el día directamente se suspendieron en algunas instituciones. Los pedidos de estudios como rayos X se empezaron a amontonar, ya que la falta de personal en el área es suplida por los residentes a diario. Muchas cirugías se suspendieron y se reprogramaron.
Los médicos de planta tuvieron que realizar las curaciones, informar sobre el tratamiento a los pacientes y tratar angustias referidas con la enfermedad. Estas “pequeñas” tareas, muchas veces invisibilizadas, también son cumplidas por residentes a diario.
Toda persona que concurra a un hospital público puede dar cuenta de que son los trabajadores y las trabajadoras de la salud quienes sostienen el sistema de salud pública. La falta de insumos y de infraestructura suficiente para atender a una cantidad cada vez mayor de pacientes son moneda corriente en todas las instituciones.
Dentro de este esquema, los y las residentes suplen en gran parte la falta de personal de los hospitales, aunque eso les implique pasar hasta 32 horas sin dormir. A pesar de la cantidad de tareas que desarrollan, no son considerados trabajadores y cobran un salario ínfimo. Es por eso que acompañar su lucha es parte de la defensa de una salud pública, gratuita y de calidad.